Una buena presencia en las redes sociales cada vez cuenta más para conseguir trabajo

Nuestra marca personal en internet es un valor cada vez más apreciado por los reclutadores, pero exige dedicación, planificación, contenidos relevantes y evitar a toda costa dar una falsa imagen

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Es todo un arte. Construir y gestionar nuestra marca personal en la Red no resulta tarea fácil. Requiere estrategia, constancia, dedicación y buen saber hacer. Hay que cuidarla y mimarla, porque lo que se conoce como «personal branding» puede ser la llave que abra la puerta a un nuevo puesto de trabajo. Y es que LinkedIn, Twitter, Facebook, Youtube, Instagram y los blog ya forman parte de la estrategia de reclutamiento de los «head hunters». De hecho, el informe «Talento conectado», elaborado por Infoempleo en colaboración con la consultora Ernst&Young (EY), reveló en 2019 que el 81% de las compañías consultaban las redes sociales de los candidatos antes de contratarles y el 86% de los aspirantes las utilizaban para buscar trabajo y conocer a las corporaciones. No es decisivo pero ser activo, visible y posicionarse en las redes sociales puede inclinar la balanza a favor de un candidato que ha cuidado su marca personal, en detrimento de otro que no lo ha hecho.

Lo que antes utilizaban los reclutadores para descartar candidatos, ahora se ha convertido en un valor añadido. «No resta si no estás, pero suma puntos si estás, sobre todo para perfiles con experiencia. En los recién graduados se mira más sus comportamientos individuales», sostiene José Luis Risco, director de RR.HH.de EY. En cualquier caso, ya sea para un senior o para un joven que busca su primer empleo, la marca personal influye en los reclutadores. El citado informe apunta que el 53% de los profesionales de RR.HH. ha reconsiderado su decisión de contratación después de consultar los perfiles de algún candidato, dos de cada diez ha seleccionado a una persona por su actividad en redes y un 34% ha desestimado a algún aspirante por la imagen que proyectaba. «Los reclutadores utilizan las redes para entender cuáles son los valores y competencias de una persona», considera Guillem Recolons, consultor, fundador de la consultora especializada Soymimarca y cofundador de The Human Branding. Así comprueban si los aspirantes son afines a los principios de la compañía o con el puesto al que postulan.

Tener una marca personal «no es obligatorio, pero es muy recomendable para buscar trabajo, porque una presencia positiva y dinamizadora demuestra que esa persona tiene iniciativa, inventiva, capacidad de trabajo y originalidad. Valores muy reconocibles por la empresa. Partimos de grandes masas de candidatos que presentan su curriculum de una sola página. Por eso, las personas que tienen un desarrollo en redes, que crean un canal en Youtube, que comparten artículos en su blog u opiniones en Twitter, tienen más valor para un director de RR.HH. que una persona que no lo hace», indica José Lozano, director del Postgrado en Reclutamiento de la escuela de negocios IEBS.

El 81% de las empresas consulta las redes sociales antes de escoger un candidato

La marca personal dice mucho de uno mismo. «Es el reflejo de lo que es una persona», afirma José Lozano. Al igual que en la vida real el ser humano transmite lo que es «a través de su manera de hablar, de vestir, de sus comportamientos y actitudes o por la forma de mirar, en internet hay otras variables para hacer lo mismo: comentarios en Twitter, artículos en un blog, vídeos en Youtube... Solo hay que aprenderlo», continua.

Frutos a largo plazo

Y el caudal de información que todas esas acciones aportan a una empresa es incalculable, como explica con un caso real Guillem Recolons: «Una compañía —dice— vio en Facebook que uno de sus candidatos jugaba en un club de ajedrez los fines de semana. Le contrataron porque el ajedrez transmite valores muy afines para el puesto de Big Data al que aspiraba: paciencia, gestión del tiempo, estrategia...».

Crear, construir, desarrollar y gestionar la marca personal no es baladí, por el contrario se trata de una tarea que requiere dedicación, rutinas, y que da sus frutos a largo plazo. Es todo un arte que cultivar. De hecho, ya comienza a proliferar cursos y postgrados desde universidades y escuelas de negocios para ello. «No vale con estar en las redes, hay que ser —explica Recolons—. Hay que sustituir la presencia por la esencia. Si compartes noticias, contenidos con valor para los demás, informaciones que están cerca de tu competencia profesional, te ayuda a posicionarte no como un experto sino como alguien comprometido y preocupado por una materia», cuenta Recolons. Y eso tiene un horizonte lejano, porque «la marca nos seguirá toda la vida», advierte.

El autonocimiento es el punto desde donde arrancar, como recomienda Rocío Millán, directora de Selección del Grupo Adecco. «Hay que plantarse muchas preguntas: ¿Qué quiero conseguir con las redes sociales en el ámbito laboral? ¿En qué soy experto? ¿En qué puedo aportar valor al mercado? ¿En qué áreas profesionales quiero desarrollarme? Después hay que determinar un objetivo que se quiere conseguir a nivel profesional, y luego tener una estrategia coherente con ese objetivo. En función de todo eso, escoger la red social donde se mueven las personas, los reclutadores y las empresas a las que quiero dirigirme», aconseja.

Destacar fortalezas

Otra clave es diferenciarse de los demás. «Una marca personal es una propuesta de valor, la razón por la que una empresa nos debe elegir a nosotros y no a otro, hay que transmitir lo que eres capaz de hacer mejor que nadie», explica Recolons. Es decir, «conocer los puntos fuertes de cada uno y ponerlos en valor para diferenciarse de los demás», matiza José Luis Risco. «Cada candidato debe demostrar a la empresa lo que le puede aportar, las soluciones que ha aportado a otras compañías, los logros importantes conseguidos...», añade Lozano.

«La marca personal nos seguirá toda la vida»

José Lozano expone otra serie de consejos para construir la marca personal con éxito: «Que la marca personal coincida con la realidad de la persona, con lo que uno es y hace, dentro y fuera de las redes sociales. Que no distorsione la imagen real, no finja, ni aporte una visión deformada, tanto por exceso como por defecto de lo que es realmente y sabe hacer y aportar a una empresa. Que no busque el “like”, el me gusta, por encima del dar, de aportar conocimiento, de expresar su saber hacer, tal como es, sin buscar el aplauso, por encima de la aportación de valor útil y efectivo a sus seguidores. Si su marca personal coincide con lo que es usted, con lo que realmente puede aportar en su nuevo empleo, el reclutador lo sabrá ver y reconocer. No vivimos de la marca personal, ni de “likes”, ni de fotos con muchos me gusta en Instagram. Debe buscar su crecimiento personal constante que comparta con generosidad con las personas que le siguen».

Y cualquier momento es bueno para empezar, con o sin trabajo, porque lo que está ya claro es que construir una marca personal es ya una estrategia de valor que inclinará la balanza a nuestro favor ante un puesto de trabajo.

Los errores más comunes

1. Pensar que su marca personal no debe gestionarse. «Si no dice quién es, los demás dirán lo que no es». Es necesario dedicarse a ella y tener rutinas para compartir contenido, generar artículos, opinión...

2. Distorsionar la proyección de su realidad en las redes sociales: mostrarse como no es. No finja, ni aporte una imagen distorsionada.

3. La mayor parte de la gente se preocupa de la marca personal cuando no tiene trabajo. Sin embargo, construir una marca requiere gestionarla de forma permanente, porque nos acompaña durante toda nuestra carrera y hay que generar y crear valor siempre, con o sin trabajo.

4. Pensar que la marca personal sólo trata de uno mismo. Hay que hablar a los reclutadores, a los clientes, a las empresas... Por ejemplo, «hay que contar a las empresas lo que ganarían si me contratan o lo que yo podría mejorar en la organización».

5. Empezar la casa por el tejado. Antes de abrir un perfil, hay que tener un propósito y una estrategia pensada y diseñada.

6. Abonarse a las malas prácticas digitales: etiquetar a personas de forma masiva, no ser respetuoso con valores y creencias de los demás, no mencionar al autor y la fuente cuando se comparte o copia un contenido.

7. Creer que solo se trata de tener contactos o coleccionar seguidores.

8. El silencio penaliza tanto como la sobreexposición. No es lo mismo un usuario que comenta, hace «Me gusta» o «Retweet», que otro que no genera ningún feedback.

Con información de Guillem Recolons, Rocío Millán y José Lozano.

Claves para hacer un currículum tradicional

Es la carta de presentación para aspirar a un empleo. Sin embargo, el currículum, hasta hace bien poco el documento más importante para acceder a un puesto de trabajo, ya ha quedado obsoleto, caduco para muchos, aunque se siga utilizando. «Solo explica quiénes somos pero no cómo somos», recalca Recolons. En definitiva, no refleja toda la propuesta de valor de un candidato en los tiempos en que vivimos. Incluso, como dice Lozano, «ya hay empresas como Google que ni lo miran». «Se ha quedado en un resumen para exponer los conocimientos, experiencias e idiomas de un aspirante. Tiene que evolucionar. Ahora un perfil en LinkedIn detalla todas las habilidades, capacitaciones y competencias de una persona», explica José Luis Risco.

En cualquier caso sigue siendo un elemento más del proceso de selección, pero no el único. No obstante, diseñar un buen currículum es una tarea pendiente, como indica Rocío Millán. «Lo mejor es tener un currículum estándar a nivel de formación y experiencia profesional. Pero no se puede enviar de manera masiva y siempre el mismo. Hay que personalizarlo y adaptarlo a cada oferta de empleo a la que se aspire. Por ejemplo, no contar la formación que no esté orientada para ese puesto en concreto que se pretende alcanzar. Cuanto más concreto sea más credibilidad tendrá. A veces se pone tanta información que el curriculum no se puede leer. Hay que ser conscientes de que el reclutador es un experto en ello», recomienda Millán.

Detallar competencias y habilidades que se han desarrollado al desempeñar diferentes puestos de trabajo es otro de los consejos de Millán. «Si he ocupado un puesto de adjunto a gerencia —explica—, tengo que detallar que estoy habituada a trabajar con presupuestos; captar, comunicarme y fidelizar clientes... Si soy mozo de almacén, explicar si el proceso estaba automatizado o no, en qué sector trabajé, que sistema informático utilicé...».

También conviene citar la marca personal, y los perfiles en redes sociales. Y antes de enviar el currículum a la empresa, es necesario documentarse. «Leer la oferta de empleo a la que aspiramos, ir a la web de la empresa, ver qué tipo de personas encajan, qué valores tiene... Y en el currículum utilizar palabras claves para conectar con ello».

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