Guía académica para avanzar en el territorio de la fiebre del «oro verde»

Un pionero programa del IEB explora las posibilidades que los acuerdos de París abren a las empresas

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Las empresas empiezan a pensar en verde. La histórica cumbre de París celebrada el pasado mes de diciembre marca un antes y un después: la variable «cambio climático» ha dejado de ser vista como una obligación reputacional para convertise en una oportunidad y una prioridad estratégica. «Los acuerdos no serán papel mojado porque haya una batería de medidas políticas o de sanciones, sino por el hecho de que la evolución sostenible se ha convertido en un gran negocio. La prueba es que China y EE.UU, que nunca habían ratificado acuerdos de este tipo, se han subido ahora a este carro», explica Manuel Gómez Gutiérrez-Terranova, director del Programa Finanzas para la Sostenibilidad y el Cambio del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), una iniciativa pionera que pretende guiar a profesionales y directivos en este nuevo universo de oportunidades.

«Vivimos un momento histórico en el que hay un cambio de modelo productivo»

«Estamos ante un cambio de paradigma a la altura de lo que pasó con la era preindustrial. Vivimos un momento histórico en el que hay un cambio de modelo productivo, y aquellos que se adapten correctamente tendrán una oportunidad magnífica de incrementar su competitividad y su valor añadido. Creo que las empresas intentan ahora internalizar este tipo de políticas como una herramienta competitiva, más allá de un trámite o de incluso una restricción a su crecimiento», asegura Manuel Gómez, que también es presidente de Avangreen, multinacional especializada en soluciones energéticas.

La disrupción verde no ocupa tantos titulares como la digital, pero Gómez cree que ambas avanzan en paralelo: «Google y Apple ya se han posicionado claramente en favor de la generación de energías revonables y una huella de carbono neutra en el futuro como modelo estratégico de su negocio, ya no como algo que añadir a él». Y agrega otro dato significativo sobre el cambio de paradigma: menos del 15% de las reservas disponibles de petróleo «se podrán aprovechar en los términos que actualmente conocemos, y no porque sea o no sea sostenible hacerlo, sino porque va a ser menos competitivo. Las energías renovables ya suponen la mayoría de la base instalada año a año, por encima de los combustibles fósiles, y así va a ser en el futuro. Es un modelo de obsolescencia frente a otro de nueva competitividad».

El fin y los medios

Existe una evidente ventana de oportunidad y también los medios para ponerla al alcance de la mano y abrirla de par en par. «Se calcula que el nivel de inversión anual que se necesita para cumplir con los objetivos establecidos en París es superior a los 450.000 millones de dolares», explica Gómez. Y sobre la mesa hay ya vehículos de financiación tan potentes como el Green Climate Found, creado por Naciones Unidas con 100.000 millones de dólares para infraestructuas sostenibles. O la eclosión de los «bonos verdes»: en 2015, este tipo de emisiones alcanzaron los 41.300 millones de dólares, un 15% más que el año anterior. La previsión para este año se sitúa en 70.000 millones. Precisamente, «aportar nuevas ideas a proyectos de inversión» es uno de los objetivos del programa del IEB, que comenzará el próximo mes de noviembre. «Hay muchos fondos e iniciativas ahí fuera que son desconocidas y pueden ser una gran oportunidad para las empresas», explica Gómez.

Sobre el estado de la revolución verde en España, Gómez destaca que «como en todo mercado de inversiones, pero aún más en este, lo que se necesita y precisa es estabilidad. España tiene un rol muy importante que jugar. Con todos los errores cometidos, nuestro país tiene una gran plataforma empresarial y de experiencia en el sector de las renovables, en infraestructuras… Estamos llamados a ser líderes, pero hacen falta medidas incentivadoras. El sector está muy penalizado en España y tiene mala prensa. Eso debe cambiar. Se está dando un cambio en la economia real, en el paradigma de producción. Los gobiernos no deben intentar forzar, favorecer o perjudicar ese cambio, sino acompañarlo desde un punto de vista racional».

«La sostenibilidad en la emprsa antes era algo accesorio, ahora se ha incorporado a la estrategia y ha dado el salto a los centros de decisión»

El director del progama del IEB también destaca que las entidades financieras y las sociedades de gestión de activos ya están descontando los riesgos que suponen las políticas de cambio climático para las empresas. «En los rating se considera la exposición a activos altos en carbono y se evalúa. Pero es más, en la valorización de las propias empresas se factorizan también esos riesgos, como en España hace, por ejemplo, Enagás».

La apuesta del IEB busca «desde un sesgo eminentemente financiero», poner orden en esta nueva realidad, «aportar luz sobre lo que los acuerdos de París suponen para empresas y sector bancario. Hay una burbuja de información que es necesario ordenar», destaca su responsable. Los destinatarios naturales son los profesionales relacionados con estas actividades, pero también altos directivos. «La sostenibilidad en la empresa era algo accesorio, relacionado con el departamento de calidad y después con el de responsabilidad corporativa. Pero ahora se ha incorporado a la estrategia y ha dado el salto a los centros de decisión». El verde cotiza al alza y asalta las aulas.

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