Trabajadores de Adolfo Domínguez piden la retirada del segundo ERE
Trabajadores de Adolfo Domínguez piden la retirada del segundo ERE - efe

Adolfo Domínguez, el ocaso de uno de los grandes referentes de la moda

El grupo encadena cinco ejercicios en números rojos y suma 11 millones en pérdidas

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Desde 2009, año en que Adolfo Domínguez cerró con unas ganancias de 0,87 millones de euros, la firma textil gallega encadena ejercicio tras ejercicio en negativo viendo así interrumpida una trayectoria histórica de beneficios. Los 4,79 millones de pérdidas que anotaba en 2010 se multiplicaban por cinco en tan sólo dos años. Durante este tiempo, los esfuerzos de la compañía, que en 2012, fruto de una profunda reflexión interna, iniciaba un proceso de racionalización de la presencia de la marca en España, han logrado reconducir a medias la situación. Una larga travesía por el desierto que se está haciendo más pesada de lo que se sospechaba en su inicio.

La cuenta de resultados se resiste, y pese a que se han logrado rebajar los números rojos desde los 24,11 millones, registrados hace tres años, a los 11 del último ejercicio fiscal, no parece que el viento sople a favor en el polígono industrial de San Cibrao das Viñas (Orense), donde hasta hace bien poco marcaban la vuelta al verde en 2014.

Conscientes de su excesiva exposición al mercado nacional y detectado un sobredimensionamiento de la empresa que debía ser atajado cuanto antes, en palabras de Estanislao Carpio, director general de Adolfo Domínguez, el plan de reestructuración diseñado por la compañía implicó una importante reducción de plantilla, ajuste de costes y el cierre de puntos de venta no considerados estratégicos. A 28 de febrero -cierre del último ejercicio fiscal-, el grupo contaba con 579 tiendas (235 en el exterior), tras echar el candado durante 2014 a 53 establecimientos en España y Portugal y otros 17 en el exterior.

Una decisión con reflejo en la última cuenta de resultados del grupo, cuyos ingresos descendieron un 8,2%, hasta los 121,54 millones de euros -un 8,2% menos respecto a los 132,47 millones en ventas que anotó la compañía en 2013-. El resultado bruto de explotación (Ebitda) ajustado fue negativo en 1,64 millones de euros, lo que supone un aumento del 50,9% respecto al logrado doce meses antes.

Impacto sobre la plantilla

«Para crecer hay que estar sano y tener un margen bruto y un Ebitda bueno; las ventas han caído por los cierres, pero hemos mantenido el mismo margen bruto», aseguraba Carpio al portal Modaes.es en la que fue su primera entrevista tras su nombramiento hace ahora tres años.

Un duro camino con un objetivo claro, superar la crisis para seguir siendo uno de los grandes referentes de la moda en España y el resto del mundo. Si bien, desde el punto de vista cuantitativo el mayor impacto lo sufría una plantilla que se veía mermada a prácticamente la mitad. Era el primer Expediente de Regulación de Empleo (ERE) presentado por Adolfo Domínguez en 2012, al que seguirían otros 70 despidos entre el pasado año y el presente.

Preacuerdo en San Cibrao

Y suma; y sigue. El adelgazamiento de la plantilla seguía siendo insuficiente y la amenaza de un nuevo ERE no tardaba en materializarse. Tras semanas de duras negociaciones, más de un 62 por ciento de los trabajadores de la firma textil -350 de sus 459 empleados- votaban la semana pasada a favor de una nueva regulación con 105 despidos asociados. Una rebaja sobre el planteamiento inicial de 39.

En este marco, la representación sindical lograba mejorar las condiciones para las bajas voluntarias con indemnizaciones de 35 días por año trabajado, excepto para mayores de 50 años, sin límite de mensualidades. Esta propuesta incluye también a los trabajadores de la línea U que no se quieran trasladar a Madrid. En el caso de las bajas forzosas, las indemnizaciones serán de 30 días por año con un límite de 24 mensualidades.

Además, la compañía se compromete a no efectuar despidos colectivos ni individuales en los dos próximos años. En caso de haber una excepción, extremo sobre el que deberá ser informada la comisión de seguimiento, está será debatida y el afectado percibirá una indemnización de 35 días por año sin límite de mensualidades.

Echada la última partida y con las cartas boca arriba, los trabajadores tienen hasta el próximo día 23 para adherirse de forma voluntaria al expediente, si bien la empresa se reserva su derecho a veto.

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