El banco malo austriaco absorbió los activos tóxicos del Hypo Alpe Adria, nacionalizado en 2009
El banco malo austriaco absorbió los activos tóxicos del Hypo Alpe Adria, nacionalizado en 2009 - reuters

Austria genera dudas por los impagos de su banco malo

La entidad que aglutina los activos tóxicos del Hypo Alpe Adria, que cuenta con garantías públicas del Estado de Carintia, decreta una moratoria en el pago de sus bonos

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El colapso del banco austriaco Creditanstalt hace 84 años convirtió a Viena, que otrora centro financiero del antiguo imperio austrohúngaro, en uno de los focos de preocupación durante la Gran Depresión. Con menos estruendo que entonces, Austria también ha desvelado durante esta crisis debilidades en su sistema bancario. La última en su banco malo, Heta Asset Resolution, que arrastra un agujero patrimonial de 7.600 millones de euros que el Gobierno de ese país se niega a tapar, lo que obligaría a sus acreedores a asumir una quita.

La entidad cuenta con garantías públicas de uno de los nueve estados federados en que se divide el país, lo que ha hecho saltar las alarmas sobre un posible impacto en las arcas públicas.

De hecho, la agencia de calificación Moody’s acaba de revisar la nota del banco malo hasta el nivel de impago. Y Fitch le quitó el pasado febrero a Austria su triple A al estimar que la deuda pública del país, disparada por encima del 86% del PIB, sea este año mayor de lo previsto, en buena parte por la reestructuración bancaria.

Esa situación ha dado lugar en la prensa anglosajona a comparaciones con Grecia. «Es totalmente inapropiado. No se puede comparar en absoluto estas dos cosas», zanjó ayer el ministro austriaco de Finanzas, Hans Jörg Schelling, al llegar al Eurogrupo.

El Gobierno de Viena salió en 2009 al rescate del banco Hypo Alpe Adria, que experimentó una fuerte expansión bajo el mandato regional del líder de extrema derecha Jörg Haider, para evitar su quiebra, nacionalizándolo y apartando 18.000 millones en activos problemáticos en una sociedad denominada Heta Asset Resolution. Más de la mitad de esos activos, en concreto 10.700 millones de euros, se cubrieron con garantía financiera del «bundesland» de Carintia, y otros 1.000 con deuda pública federal.

Los auditores han encontrado ahora en la entidad, afectada por la normativa contable y el fin del blindaje al tipo de cambio del franco suizo, un agujero de 7.600 millones, muy por encima de los 4.000 previstos, por lo que el Ejecutivo, que ya desembolsó 5.500 para sanear el Hypo, ha decidido no inyectarle más dinero público.

Así, la Autoridad de Supervisión del Mercado Financiero de Austria (FMA) ha ordenado ya que ese banco malo fije una moratoria en la amortización de los bonos con que se creó hasta mayor de 2016, lo que equivale a una suspensión de pagos. Es decir, el regulador podría forzar a sus acreedores a asumir ciertas pérdidas.

Privatización de las pérdidas

Lo harían bajo el nuevo esquema de asunción de pérdidas («bail in») diseñado por las autoridades europeas para liquidar entidades insolventes minimizando el uso de dinero de los contribuyentes. En concreto se fija un orden de prelación por el cual los accionistas asumen las primeras pérdida y el resto de acreedores, entre ellos los tenedores de deuda «senior», las siguientes. El Hypo tiene pendiente la devolución de bonos por 9.800 millones, de los cuales 950 vencen este mes.

Al decretar esa moratoria y no la insolvencia de la entidad, según explicó el regulador, Austria no debería afrontar las mencionadas garantías financieras asumidas por el Estado Carintia, antiguamente accionista mayoritario del banco. En esa línea, Schelling insistió ayer en que la medida «no afecta a la República de Austria, sino a esa región del sur del país, que el Estado va a «cumplir todas sus obligaciones sin restricciones» y que la alternativa hubiese sido más «desagradable», dijo.

Al ministro también se le planteó ayer si le parece justo que la reestructuración del Hypo se cargue a países como Alemania, entre sus acreedores, a lo que respondió que cada inversor asume sus riesgos. «Sería más o menos lo mismo que si me preguntara si es justo que la Unión Europea financie 230.000 millones en Grecia de los que no sabemos cuánto recuperaremos», dijo el responsable de Finanzas de Austria, país que el pasado mes reclamó una «oportunidad justa y buena» para Atenas.

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