Vista de una calle de Lisboa
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Bruselas estrecha la vigilancia económica sobre Portugal por sus «desequilibrios excesivos»

La «troika» incrementa sus revisiones periódicas al país gobernado por Passos Coelho debido a la elevada deuda y a un desempleo del 13,4%

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Una vez finalizado el proceso de rescate, Bruselas continúa vigilando estrechamente a Portugal porque aprecia «desequilibrios excesivos» en las cuentas del país. Y no se fía de la devolución anticipada de 17.000 millones de euros efectuada por el Gobierno de Passos Coelho hace tan sólo unos días.

La elevada deuda y los altos niveles de paro (hoy en el 13,4%) advierten a la Comisión Europea que las alertas deben seguir activándose porque la patria del fado no termina de arrancar.

Cierto es que los deberes macroeconómicos han permitido aflojar la soga que se cierne sobre una nación acostumbrada al fatalismo, pero corregir esas dos desigualdades costará mucho a los homólogos del PP, si es que permanecen en el poder en las elecciones generales previstas para este año (aún sin fecha exacta).

La Troika, inflexible

La frustración no deja de sobrevolar la tierra de Camoes, pues la confianza en estar haciendo las cosas correctamente parecía apuntar en otra dirección. Pero el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central de Fráncfort y la Comisión Europea se muestran inflexibles para que la actual estructura de la UE se mantenga intacta.

El comisario de asuntos económicos, Pierre Moscovici, lo ha dejado muy claro: «No podemos permitir que se nos vaya de las manos», en referencia al exigente control necesario para impedir que se resienta el conjunto de la Unión. Además, la tasa de desempleo va a continuar en niveles altos o muy altos, según ha reconocido el propio Ejecutivo, lo que rebaja las expectativas generadas por los datos aparentemente alentadores del PIB.

Pero casi el 30% de la población vive en el umbral (o por debajo) de la pobreza, con miles de personas cobrando pensiones que apenas superan los 300 euros al mes y el riesgo de exclusión social como una seria amenaza.

El salario mínimo quedó fijado en 505 euros, y el número de gente que lo percibe cada vez se incrementa más, una circunstancia que desemboca en el retroceso del consumo, que estrangula la economía cuando este motor falla.

Países vigilados

Italia, Croacia, Bulgaria y sorprendentemente Francia integran también la lista de los países vigilados, pero Portugal se mueve en unas cotas negativas que, por supuesto, aproximan más Lisboa a Sofía que a París.

La «monitorización específica» anunciada por Moscovici se traducirá en una mayor cantidad de revisiones. O lo que es lo mismo, la espada de Damocles de la ‘troika’ se desplegará aún con más intensidad, para pesadilla de los sufridos ciudadanos de a pie.Portugal juega en la misma ‘liga’ que Rumanía en lo que concierne a los asuntos macroeconómicos. Únicamente Chipre y Grecia figuran por detrás en el escalafón, pues los programas de auxilio financiero no dejan de aplicarse allí.

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