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Cantabria es una referencia

El IFCA participa en una investigación histórica cuyos resultados se harán públicos el 4 de julio
04.07.12 - 10:19 -
Conforme avanza el conocimiento del mundo, las teorías científicas se quedan pequeñas y necesitan ampliar su capacidad de explicación. Las leyes de Newton, Kepler o Einstein servían para entender el entorno conocido entonces, pero se quedan cortas ahora que el saber se desplaza desde lo más pequeño (las partículas subatómicas) hasta lo más lejano (galaxias y agujeros negros). Esa renovación teórica es la misma esencia de la ciencia, un trabajo continuo marcado por hitos históricos. Uno de ellos se conocerá la próxima semana: los resultados sobre la existencia del Bosón de Higgs, elemento clave para consolidar las bases de la Física y explicar el Universo. Santander ha sido parte fundamental en esa investigación, de la que se informará el 2 de julio en Chicago y el 4 de julio en Ginebra.
El Instituto de Física de Cantabria (IFCA) ha participado en la búsqueda de una partícula subatómica que viene a ser como la madre del cordero, la piedra filosofal que miles de investigadores persiguen desde hace cuatro décadas. El premio Nobel Leon Lederman la bautizó "la partícula de Dios" porque podría confirmar la hipótesis del Big Bang originario. «Es una frase famosa pero fue desafortunada», dice Alberto Ruiz Jimeno, catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear, y responsable de los trabajos internacionales del IFCA. «No hay que olvidar que solo conocemos el 4% de la masa del universo. Hay un 21% del que nada sabemos y que denominamos "masa oscura". Y al 75% restante lo llamamos directamente "energía oscura"». Así que el bosón de Higgs, la presunta partícula de Dios, afecta -de momento- a un 4%: al mundo conocido hoy.
Explicar el bosón con brevedad y rigor es imposible. Digamos que el marco general de la Física, el "Modelo estándar de la física de partículas", cojea de un pie. Sus múltiples teorías explican todas las interacciones entre partículas, menos una: la gravedad, ya que hasta ahora no se ha podido encajar en el modelo la existencia de la masa. En 1964, Peter Higgs, François Englert y Robert Brout presentaron una hipótesis para incluir esa bisagra última, y desde entonces la comunidad científica trata de demostrar que el Bosón de Higgs existe más allá del papel.
La búsqueda la lidera el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), con sede en Ginebra. Dispone de dos herramientas principales: un acelerador de partículas único (LHC) que colisiona protones a grandes velocidades con la esperanza de crear y localizar un bosón (partícula elemental) de Higgs; y 30 centros asociados por todo el mundo que colaboran en el análisis de los resultados. El IFCA es uno de esos departamentos satélite, y de los más activos.
Una veintena de profesores, investigadores, becarios y técnicos del instituto cántabro han participado en uno de los dos experimentos principales del LHC. Por un lado, han ayudado a calibrar el detector, «con precisiones menores a una décima de milímetro». También han dirigido uno de los canales de búsqueda de partículas, y se han constituido como uno de los principales centros de computación de la red. Por si fuera poco, la profesora Teresa Rodrigo es «la número dos» del Colaboration Board, la estructura internacional que coordina a 3.000 científicos.
El CERN presentará los resultados del acelerador el 4 de julio, ante una expectación que ningún otro acontecimiento científico había suscitado nunca. El día 2, en Chicago se anticiparán los resultados complementarios de otro acelerador de partículas, donde también el IFCA ha tenido un protagonismo notable. «Si con los resultados nos acercamos al bosón, no será el final, sino un comienzo», dice Alejandro Ruiz. El comienzo encaminado a ese 96% del universo desconocido.
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