Íker: "Más de dos años de trabajo se han esfumado en pocos minutos, qué desastre"

Lorient (Francia) Actualizado: Guardar
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Son la 1:30 hora española del viernes, día 15 de junio. Navegamos sin problemas rumbo a Lorient, a unos 12 nudos de velocidad. La situación a bordo es normal pero tenemos que tener mucho cuidado ya que sólo tenemos un timón y está dañado. Afortunadamente el timón que podemos utilizar es el de babor, el que nos hace falta para poder navegar hacia Lorient amurados a estribor. Hoy por la tarde rompíamos el timón de estribor, algo que a mí personalmente no me había ocurrido nunca. Pudimos cambiarlo por el de emergencia con bastante rapidez y así podíamos volver a navegar habiendo perdido sólo 11 millas.

Antes de anochecer ya habíamos pasado a “Groupama” y liderábamos la clasificación, pero la decisión más difícil quedaba pendiente: la última trasluchada hacia Francia. Aquellos que trasluchasen pronto, tendrían el role al morro en el futuro y pagarían caro el tener que trasluchar más tarde. Aquellos que lo hiciesen tarde podrían tener que navegar con viento muy fuerte y haciendo muchas millas extras. Trasluchamos en el lugar que creímos oportuno (mañana veremos si era el correcto), luego veríamos que éramos los primeros en trasluchar, ya navegando rumbo a Lorient con “Groupama” en la popa.

En ese tramo se dañaba el timón de babor y se rompía el timón de estribor en la bajada de una ola. Lo más raro es que en ese momento navegábamos con un aparejo muy seguro. Había de 30 a 40 nudos de viento y habíamos decidido pasar la noche con un foque pequeño en la proa y la mayor arriba, algo no especialmente rápido pero muy seguro con condiciones duras. Sin un timón, el bajar la mayor ha sido una aventura y en el proceso los sables de la mayor se han roto… Más complicaciones...

El caso es que ya está todo en su sitio y todos estamos bien. El ánimo a bordo es todo lo bueno que podría serlo en estas circunstancias, acabamos de perder todas nuestras oportunidades de ganar la vuelta al mundo. Más de dos años de trabajo se han esfumado en pocos minutos, qué desastre. Me conformo con que lleguemos bien sin más complicaciones.

Me sale del corazón pedir disculpas a  nuestros patrocinadores y más concretamente a Pedro Campos, que ha sido capaz de arriesgar muchísimo para poder darnos los recursos y el tiempo necesario para poder correr esta regata. Creo que sólo me tranquiliza un poco el saber que he dado mi cien por cien durante estos dos años. Es la primera vez que me pasa algo así y creo que será difícil de asimilar, pero de eso me tendré que preocupar una vez hayamos llegado todos a tierra y estemos sin ningún riesgo.

Poco más puedo decir por ahora. Un día triste hoy para el “Telefónica”, y mañana, mi cumpleaños. Qué oportuno, me pido de regalo que estemos en tierra todos bien.

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