Adiós amigo mío

El Puerto de Santa María (Cádiz) Actualizado: Guardar
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Querido Gonzalo:

Te has marchado sin decirme adiós, me he tenido que enterar vía obituario de la prensa nacional que se hacía eco, como no podía ser de otra manera, de tu fallecimiento. No te puedo mentir si no te dijera que de inmediato se me saltaron una lágrimas y que también de inmediato me vinieron a la mente muchísimos y maravillosos recuerdos, de experiencias vividas en primera persona contigo.

Parece que fue ayer, cuando te presentaste en el río Guadalquivir con el enorme "Azahara", procedente de Inglaterra, donde habías participado en la entonces mítica Admiral’s Cup. En Sanlúcar te incorporaste a nuestro querido Sherry, para navegar la etapa de vuelta a nuestra bahía de Cadiz y finalizar en el no menos mítico rio Guadalete. Flipé a colores, porque para unaficionado como yo ver delante de tus ojos a uno de los barcos que salían en las revistas era todo un lujo. Enseguida me acerque a ti, a pesar de las reticencias iniciales de un Jordi Adzerias con el que desde entonces mantengo una buena amistad.

Enseguida te abriste me explicaste todo y comenzó a surgir una amistad que en el transcurso de los años llego a ser entrañable. La pena fue que en aquella época, la presión de mi querido padre por los estudios, y también y porqué no la falta de “cojones” para haber decidido enrolarme entonces y dedicarme desde entonces a lo que hoy es mi medio de vida, fue una pena Gonzalo, pero a lo hecho pecho.

En el boom del IMS -años 96 a 2005-, nos volvimos a encontrar en las regatas y nuestra amistad se reactivo. Que recuerdos aquellas maravillosas charlas en los “sofalitos” de la terraza del RCN de Barcelona, donde con tu fiel y algo más que chofer Antonio y tu mujer, hablábamos y hablábamos de tus millones de anécdotas desde aquellos Juegos de Acapulco donde acompañad o de tu amigo Pedro Casado distes comienzos a tu carrera olímpica.

En 2002, y durante el Salón Náutico de Barcelona te fue impuesta la medalla de oro de la RFEV, en aquella época esplendorosa y reconocida distinción, por los méritos que acarreaba a quien le correspondía. Gonzalo, yo tuve la suerte de actuar de speaker en aquella ceremonia, y me emocioné cuando el Rey se levanto a mi protocolario requerimiento, para colocarte en tu cuello una distinción que tenías más que merecida, tu saludo, tu respeto y el abrazo que os disteis a posteriori los tendré siempre guardados en mi memoria. Dicho abrazo sirvió también para despejar ciertas dudas, que lenguas mal intencionadas, señalaban sobre un posible deterioro en vuestra relación.

En 2001 te ayude a buscar un patrocinador para hacer la campaña en tu First 40.7 y como fueron muchos los viajes que realice a Madrid, donde siempre me recibiste como un amigo, también fueron muchas las historias que me contaste, especialmente recuerdo por lo que reí, la que se refería a la industria que creaste en tu finca de Malpica, dedicada al cultivo y envasado de tomates para exportar al mercado norteamericano, y que tras el éxito inicial del mismo, la mafia de las películas yanquis, se metió por medio y te arruino al no permitir la distribución y venta de tus esplendidos tomates.

También recuerdo el suspiro de uno de tus hijos, cuando me llamo para que le contara como estaba la captación de patrocinio para tu barco y le comente que no lo habíamos conseguido y que te retirabas del mundo de las regatas. Un “gracias a Dios” salido desde lo mas dentro de su ser, fue su respuesta al conocer la noticia.

Gonzalo Fernandez de Córdoba y Larios, IX Duque de Orión, III Duque de Cánovas, Marques de Mancera, de Malpica y de Valero, 3 veces grande España, para el mundo y para la historia, pero para mí, para este humilde tripulante ocasional tuyo, mi amigo Gonzalo. Duque, descansa en paz y estoy seguro que ya le abras comido el tarro a San Pedro, para poder seguir fumándote tu eterno pitillo, a pesar que exista un letreo que ponga, “en el cielo no se fuma”.

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