Kenin o Swiatek, Roland Garros elige juventud en su final

Tendrá París una joven y nueva campeona de Roland Garros . Iga Swiatek, 19 años. Sofia Kenin, 21. Pero ambas cargadas de moral y ya experiencia en esta tierra batida húmeda y otoñal como para llevarse el triunfo final.

Todo es nuevo para Iga Swiatek , 19 años y segunda vez en el cuadro final de Roland Garros, pero nunca antes una victoria de las mayores. Ya lleva seis y no se le ha notado en absoluto la inexperiencia en estas dos semanas de cuento de hadas. En el camino se ha deshecho de nombres de prestigio como Vondrousova, Bouchard o Simona Halep. Y sin que ninguna le arrebatara un solo set. Y apenas se ha dejado 23 juegos. Tremendo su crecimiento aunque ya se le veían maneras después de un 2018 de postín, campeona júnior en París y en Wimbledon . Sin embargo, el circuito profesional es otra cosa, y solo había aparecido en una final, en Lugano y poco más. El salto siempre asusta.

Pero se ha asentado de maravilla en este 2020 y en este París de otoño. Primera gran final sin que se haya desviado del camino correcto. Seguidora fiel de Rafael Nadal , trabaja desde hace tiempo con una psicóloga y el factor mental es sin duda una de sus mejores bazas. Por el momento, ningún vértigo ante las alturas, y se levantará el lunes con su mejor ranking de siempre, claro, en el puesto 24. Y con el aplauso de todo un país, por fin representado en una gran final parisina después de que lo lograra Jadwiga Jedrejowska en 1939.

Tan sobrada de fuerza, energía y ganas que la polaca también estuvo a punto de celebrar otra final, la de dobles con su compañera estadounidense Melisar, pero sucumbió ayer ante Guarachi y Krawczyk.

Más tiempo para descansar para esta tenista que tiene el ataque como objetivo y que sale a la pista con Guns N’ Roses en los oídos. El deporte era parte de la saga familiar, hija como es de Tomacz Swiatek, olímpico en Seúl 88 en la modalidad de remo.

Solo tiene un obstáculo más para coronarse en París. Y también es de enjundia. Porque Sofia Kenin también luce pocos años en el DNI, 21, pero ya tiene experiencia y un Grand Slam en el zurrón para que no se le haga tan cuesta arriba su puesta de largo en la Philippe Chatrier.

La estadounidense, a la que no se le daba nada bien la tierra batida hasta este Roland Garros extraño y atípico, ha ido de menos a más en este torneo y se deshizo de Petra Kvitova en solo dos sets, mientras había cedido siempre alguno en los partidos anteriores. También es verdad que la suerte le deparó un cuadro algo más complicado que el de la polaca.

También apuntaba maneras desde el año pasado, premio a la tenista revolución y enfocada en sus primeros grandes torneos. Tan afilada su raqueta, tan aguerrido en el fondo de pista para defenderlo todo, que se coló en la final del Abierto de Australia este pasado mes de enero y levantó su primer Grand Slam. En el US Open se quedó en octavos, pero vuelve a volar en París, y son 16 partidos de los grandes por solo una victoria. No está mal para esos 21 años de proyección absoluta hacia las alturas.