Juan Martín del Potro
Juan Martín del Potro - REUTERS
Wimbledon

Juan Martín del Potro, nueve Grand Slams después

El argentino se enfrenta a Wawrinka tras sumar su primera victoria en un Grand Slam desde el Abierto de Australia de 2014 y después de tres operaciones de muñeca

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Roberto Bautista fue su último verdugo en un Grand Slam. De aquel partido a cinco sets (6-4, 3-6, 7-5, 4-6 y 5-7)en el Abierto de Australia de 2014 han pasado más de dos años y medio. Una eternidad en el mundo del tenis donde no competir en un «grande» de los cuatro de la temporada ya es poco menos que una tragedia. Que se lo digan a Roger Federer en este pasado Roland Garros o a Rafa Nadal en la edición actual de Wimbledon.

Es en Wimbledon donde Juan Martín del Potro ha vuelto a un Grand Slam. A saborear una victoria de las mayúsculas porque está más cerca del título que en los últimos treinta meses. Las lesiones, las operaciones, la muñeca...

un calvario que pudo desterrar de su memoria en su estreno sobre la hierba londineses y suplir por la alegría de la victoria contra el francés Stephane Robert (6-1, 7-5 y 6-0). Tremenda su actuación y su felicidad al levantar los brazos en la pista. Después de 894 días, un paso más en un Grand Slam.

Han sido tres operaciones en su maltrecha muñeca izquierda, y mucho más tiempo de recuperación física y mental. «Para mi estos dos últimos años han sido tan duros y tan difíciles, que no solo mi vida tenística, sino mi vida humana también cambió. Hoy estoy más grande, veo las cosas desde otro lugar y por eso disfruto tanto de jugar al tenis de nuevo», explicaba en Wimbledon a Efe.

«Pensé todas las cosas que se puedan imaginar para solucionar el problema de la muñeca y durante mucho tiempo. Pero también esta muñeca me dio los mejores logros de mi vida, las mayores alegrías que tuve, y por eso la seguía aguantando. Y ahora me está poniendo en una segunda ronda de un Grand Slam, con un nivel aceptable después de dos años sin jugar, de tres cirugías, y en tan pocos torneos ya he ganado unos cuantos partidos. Soy positivo pensando en lo que puede venir en mi futuro. Sin mi familia yo no estaría aquí. Hubo momentos que estuve deprimido, muy triste, que no quería saber nada con ver un cirujano, con llevar otro yeso, con jugar al tenis», continuó.

El ganador del US Open de 2009 no mira la clasificación sino solo el partido que tiene delante y las ganas de disfrutar del tenis otra vez. Su puesto 165 del ranking lo empareja en segunda ronda contra Stanislas Wawrinka, un hueso duro que, aun con irregularidades, ya se está acostumbrando a moverse por las alturas de las mejores raquetas del mundo.

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