Copa Davis

Daniil Medvedev, genio y locura

Sumó ante Croacia su quinto triunfo sin ceder un set para conquistar para Rusia la tercera Copa Davis

Daniil Medvedev, tras su triunfo ante Marin Cilic en la final de la Copa Davis AFP

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«En la vida soy más calmado. En la pista todo es pura emoción». Así se define Daniil Medvedev . Así puede entenderse cómo este jugador ecléctico y desgarbado ha conquistado el mundo del tenis con la raqueta y con una personalidad no apta para todos los públicos. En este 2021 es ganador de tres torneos (Marsella, Mallorca y Masters 1.000 de Canadá) y del US Open 2021 con el que inicia su cuenta de Grand Slams; lideró a Rusia -Federación Rusa de Tenis por el dopaje de Estado- hacia el título de la Copa ATP en enero y concluye el año con otro trofeo por equipos: la Copa Davis . Todo, con sus cinco partidos contados con victoria, sin ceder un set, y con algunos silbidos de la grada acompañando alguna de sus funciones.

En el Madrid Arena, el ruso ha mantenido siempre la moral de los suyos en lo más alto. Salía a la pista para igualar las eliminatorias o para terminarlas. Un seguro para los de Shamil Tarpischev, el eterno capitán. Ha ganado, del tirón, a Emilio Gómez (6-0 y 6-2), Pablo Carreño (6-2 y 7-6 (3)), Mikael Ymer (6-4 y 6-4), Jan-Lennard Struff (6-4 y 6-4) y Marin Cilic (7-6 (7) y 6-2). Tercera Ensaladera para el país, tras las conquistadas en 2002 (ante Argentina) y 2006 (ante Francia).

Ayer fue Andrey Rublev quien allanó el camino, triunfo incontestable ante la grata sorpresa de esta Davis, Borna Gojo . Y le costó después arrancar a Medvedev, cansado el ruso tras un año con 76 partidos en sus piernas. Le plantó cara un Cilic veterano, 33 años y 31 eliminatorias de Davis a sus espaldas, pero solo en el primer parcial, alargado hasta el tie break y hasta la segunda bola de set porque a Medvedev le entró del despiste con una doble falta. Ya en el segundo, el recital que ha llevado al ruso a ser quien es en estos momentos. Solo Djokovic está por delante en el ranking, pero él levanta la Davis . A su manera, poca efusividad en su celebración en la pista. Tocaba, en la final, aparcar la locura y sacar al genio.

Porque la tiene. Esos arrebatos de locura. Así lo dejó marcado en este Madrid Arena. Ayer fue recibido con aplausos, pero se marchó el sábado entre abucheos y silbidos. No se entienden algunos de sus gestos, él tampoco hace mucho por contentar a nadie.

El público no le perdonó que su equipo eliminara a España en la fase de grupos. Comenzaron los silbidos hacia el final del partido contra Struff, continuaron con aplausos cuando fallaba el primer saque, y terminaron en abucheo generalizado cuando el ruso decidió, sin pensar según dijo, celebrar el triunfo pidiendo calma. Para rematar la faena, pisó tres veces con furia la pista. No está Nadal, estoy yo.

El ruso ha mantenido siempre este pulso con las gradas desde que empezó a crecer hacia las alturas. Será recordado su US Open de 2019 por los abucheos que le ofrecieron en el partido de cuartos contra Feliciano López: arrebató una toalla al recogepelotas, dedicó una peineta y respondió a los pitos con gestos que invitaban a seguir, lo que encolerizó más al personal. Se desquitó en el discurso de ganador: «Su energía esta noche me dio la victoria, chicos. Cuando se vayan a dormir piensen que gané gracias a ustedes». En Wimbledon de este año, volvió a llevarse las críticas al llevarse una mano a la oreja para recriminar que el público prefiriera a Carlos Alcaraz. Y este US Open -que celebró haciendo de pez muerto- no se le perdonó que dejara a Novak Djokovic sin su Grand Slam 21. «Recibes gritos, cometes doble falta y todo el mundo se vuelve loco. Ha sido duro, pero yo solo quiero ganar al rival», comentó.

Personalidad única

Palabras que repitió el sábado en el Madrid Arena y que solo el micrófono escuchó porque en el ambiente solo había pitos: «Eliminar a España en Madrid ha sido uno de los momentos de esta Copa Davis. Esto de los abucheos comenzó en 2019, pero no me canso de repetirlo: la gente no acaba de entender que si quiere hacerme perder, deberían apoyarme, no abuchearme. Continuad, solo quiero ganar, esté la grada a favor o en contra».

Medvedev, con una calidad tenística indiscutible, deja su impronta tanto por su tenis como por su carácter. Una marca registrada que, subraya, no es pensada de antemano . «Es pura emoción. A veces me equivoco y me arrepiento. Y aprendo. Pero soy sincero al cien por cien: no provoco al público a propósito. Hay mucha adrenalina en un partido y no hay tiempo para pensar. Todo lo que hago es real. No hay nada fingido. Y creo que a la gente debería gustarle eso. Tenemos a Federer y a Nadal, los dos jugadores más limpios de la historia del deporte, y si ahora alguien no es como ellos, la gente te pregunta ¿por qué no eres así? Cada uno es diferente. Cuando se retiren, los aficionados tendrán otros personajes que les gustarán además de ellos». Una personalidad única, como su tenis. Genio y locura. Líder de Rusia, campeón de la Copa Davis 2021.

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