Real Madrid

La samba hace bailar al madridismo

Vinicius llora al regresar al gol y Rodrygo conquista a la grada con el segundo tanto

Tomás González-Martín

Era la noche de los brasileños. Samba en el Bernabéu. Vinicius recupera el amor del madridismo con un golazo por la escuadra. Su amigo Rodrygo debuto después y se ganó a la afición con un segundo tanto definido por su regate, su seguridad en el recorte y su sabiduría para saber colocar la pelota en la portería. Decían los informes técnicos que Rodrygo es aún más completo que Vinicius y posee más gol. Lo demostró. La grada tiene un nuevo ídolo.

Zidane jugó en el alambre . Son muchos partidos cada tres días y los futbolistas no pueden rendir a un gran nivel sin tiempo para descansar. El entrenador francés no realizaba una revolución de ocho cambios en una jornada de Liga desde el campeonato que conquistó en la temporada 2017-18. Hizo debutar de salida a Areola y Nacho, además de alinear a Odriozola, Militao, Valverde, Vinicius, Jovic y Lucas en el once. No solo pensaba en la visita al Atlético, el técnico analizaba que los titulares sumaban tres encuentros consecutivos en ocho días y no podía cargarles con noventa minutos más.

El banquillo era un lujo: Courtois, Carvajal, Varane, Hazard, James, Benzema y Rodrygo. Vinicius aprovechó la oportunidad para reivindicarse. Y Rodrygo, que le sustituyó, lo hizo después.

Vinicius no jugó en Sevilla, un duelo aguerrido, de veteranía, porque el entrenador le reservó para esta batalla en el Bernabéu, que requería nueva energía y velocidad por las bandas. Lucas Vázquez jugó por la derecha y el chico de 19 años lo hizo por la izquierda, aunque también deambuló por el otro flanco.

Un golpe de confianza

Vinicius escuchó algún pitido después de perder dos balones al intentar el regate por su lado. Su respuesta fue apuntarse un golazo a pierna cambiada en un disparo que tocó en un defensa y entró por alto.

El estadio se puso de pie. El muchacho lloró. Se puso de rodillas y rezó, mirando al cielo. Ha escuchado durante un año que tiene un problema, la falta de remate. Su diana frente al Osasuna fue mano de santo, cuando más lo necesitaba el Real Madrid y él mismo.

El tanto fue un golpe de fe para un joven que ha perdido la titularidad con Zinedine, una realidad que afectó a su confianza. Se notaba en el campo que se sentía examinado en cada encuentro. La temporada pasada entró en el once de un conjunto destrozado y su alegría supuso una inyección de fútbol puro por la banda. Ahora vive la situación más complicada, confirmarse. Hazard y Bale le han taponado el sitio que se ganó hace medio año.

El gol le dio alas. Un minuto más tarde lanzó otro tiro que rozó el gol, ante los aplausos del público. Feliz, Vinicius tornó de banda y ejecutó una incursión por la diestra que no fue gol porque Jovic se topó con un rival en el «chut». El chico de 19 años disfrutaba de nuevo en el Bernabéu.

Vinicius se quitó una obsesión que traspasó a otro joven que busca hacer méritos, Jovic. El serbiobosnio falló un gol claro y después marcó otro muy bonito que el VAR anuló por un fuera de juego de milímetros.

Zidane reincidió en la búsqueda de la velocidad y quitó a Vinicius a los setenta minutos para llevar a cabo el tercer estreno de la noche, Rodrygo, que disputaba su primer partido con el Real Madrid. La ovación a Vinicius fue espectacular.

Su compatriota salió a ganársela y nada más pisar el césped anotó el segundo golazo con una internada, un recorte y un disparo cruzado que sorprendió a la afición blanca. En este encuentro de los brasileños, Rodrygo se transformó en la nueva esperanza de un madridismo ávido de ídolos.

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