Real Madrid

Los pecados capitales del Madrid

El equipo blanco no encuentra el gol, se obsesiona con él y su ausencia provoca la tensión del equipo, que juega agarrotado

TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN

El Real Madrid basa su crisis en la falta de acierto en el remate, un problema que se ha transformado en crónico. La falta de precisión suscita una tensión en los jugadores que es visible en sus caras. Juegan agarrotados porque temen que su carencia de «punch» se convierta en derrota ante cualquier contragolpe. Así sucedió. Bale acaba de volver y no puede culpársele de nada. Son sus compañeros titulares los que han generado esta crisis. Estos son los pecados capitales del campeón.

Preocupación: tres partidos sin victoria

Hay preocupación en el Real Madrid por la mala racha del equipo. Venció 0-3 al Numancia en Soria con los suplentes, pero luego ha cosechado un empate en Vigo, otro ante el cuadro numantino en el Bernabéu y el duro golpe ante el Villarreal. Los técnicos aducen que la mala racha genera gran falta de confianza en jugadores muy curtidos.

Una carencia crónica de remate

Los hombres de Zidane manifestaron que jugaron un buen partido y que se sintieron condenados por la falta de gol y la eficacia de Asenjo. Se observa en los jugadores de Zidane una precipitación constante en el remate, suscitada por la ausencia de seguridad ante el gol. La exasperación de los futbolistas era palpable y visible.

Cristiano Ronaldo, negado y obcecado

El portugués desaprovechó cuatro ocasiones de marcar y Asenjo le despejó otras dos. Su semblante ante cada disparo era el reflejo de la negación que soporta. Su cara expresaba que se temía otra tarde de oportunidades que no entrarían. Y así sucedió. Se quejó de un penalti, por ser trompicado por detrás, en un remate en el área pequeña que Asenjo pudo repeler. Dio mal algunos pases importantes al contragolpe. Está obsesionado.

Asensio y Lucas fueron taponados

Zidane dio entrada a Lucas y Asensio, en lugar de Bale e Isco, para abrir el fútbol por ambas bandas y Calleja tapó los flancos con dos hombres por zona, para ahogar a los dos relevos madridistas que tenían la misión de romper la defensa amarilla con su regate. El extremo gallego pudo entrar en dos oportunidades, pero se topó con un tercer rival. Imposible.

Varane acabó de delantero centro

El cerrojo del Villarreal para defender la ventaja significó que Varane se convirtiera en el intento de «nueve » que no encuentra Zidane. El entrenador del Real Madrid tardó demasiado en dar entrada a Mayoral y cuando llegó el 0-1 no quiso sacarle para no provocar los pitos al jugador que cambiara. El técnico protegió a su equipo.

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