Real Madrid

La fiesta de «la décima», el homenaje al «amo» del Real Madrid

Los madridistas invadieron Cibeles y festejaron el éxito en el Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad y el Bernabéu repleto; Casillas denominó a Sergio Ramos el amo del equipo, por aquel gol que revolucionó una final que perdían en el minuto 92

Tomás González-Martín

Emoción, recuerdos de derrotas y victorias sin colofón final, años de esperanza y resignación. Esos eran los pensamientos internos de cada madridista aquel 25 de mayo de 2014. Hace justamente seis años, en esa fecha, el Bernabéu acogió la fiesta más emotiva jamás vista en la historia del Real Madrid hasta ese día en los 112 años de historia del equipo . Habían pasado doce años sin una Copa de Europa en el club, desde que Zidane y Raúl sentenciaron la conquistada en Glasgow ante el Leverkusen.

En Lisboa, a las once menos diez de la noche , minuto 93 de la final, Sergio Ramos cabeceó el gol del empate ante el Atlético. Después de una hora de dominio madridista, todo el mundo sabía que con el tanto de la igualada los blancos ganarían la final, pues a su superioridad técnica sumaban ya la física. Bale, Marcelo y Cristiano firmaron después el 4-1. Los madrileños invadieron Cibeles unos instantes después. Fue una fiesta única.

El gol de Ramos marcó un antes y después. Alabado por todos, el central fue elocuente en el Bernabéu, ante ochenta mil aficionaos que vivieron la fiesta de la décima Champions: «Quiero dedicar esta copa a todo el madridismo pero sobre todo a Pitina, que desde arriba nos ha dado mucha fuerza»

Todo Madrid colapsado porque su corazón no permitía pasar con el coche por el centro. El club anunció que el equipo llegaría en avión de madrugada y que los jugadores acudirían a la sede de la diosa Cibeles por la tarde. Cibeles, por tanto, fue invadida dos veces.

El medio millón de personas presentes alrededor de la diosa y los leones disfrutaron con la décima Copa de Europa del club, un trofeo añorado desde hacía doce temporadas, como nunca.

El viaje de regreso en avión desde Lisboa, tras los festejos en el estadio del Benfica, llevó a los jugadores a sus casa para que se cambiaran, durmieran y acudieran por la tarde a Cibeles, invasora e invadida, e iniciar una hora después el recorrido por Ayuntamiento de Madrid y Comunidad. Madrid volvió a taponarse. Y por la noche llegó la traca: la fiesta en el Bernabéu .

Sergio Ramos e Iker Casillas, inseparables desde que alzaron la décima, fueron los más aclamados por los más de ochenta mil aficionados que llenaban el coliseo. El sevillano fue el talismán de una victoria que cambió la historia. Casillas, capitán lo definió perfectamente. «Eres el amo ».

Ancelotti presentaría poco después la canción de la décima . Pero hablemos de las celebraciones de esa conquista que abrió la segunda gran era del Real Madrid, con cuatro Champions, cuatro Mundiales de Clubes y tres Supercopas de Europa en cuatro años, desde 2014 a 2018.

El césped del estadio Santiago Bernabéu, el lugar que mejor representa la gloria y la historia del Real Madrid, puso el broche de platino a la intensa jornada de celebraciones a la que fue sometida la plantilla y la afición del club blanco. Casi veinticuatro horas de recorrido con la décima corona, lograda en Lisboa ante el Atlético de Madrid. El final de un camino que arrancó meses atrás, en septiembre, y que finalizó de manera feliz para la entidad. La hierba ejerció de escenario sin balón. El enorme cubo formado por cuatro pantallas gigantes en sus caras en las que se retransmitió el sábado la final para los asistentes al Santiago Bernabeu permaneció instalado sobre el verde. Un balcón instalado en la parte superior de la caja arroparía después a los protagonistas, con la copa continental en la mano. En el círculo central, una reproducción de cada una de las diez Copas de Europa logradas hasta ese momento por la entidad blanca abrazaba la figura geométrica fija .

El público abarrotó las gradas del Bernabeu desde horas antes del inicio, que comenzó con casi sesenta minutos de retraso sobre el horario previsto. El terreno de juego madridista fue el colofón a las celebraciones del equipo. Los jugadores partieron pasadas las ocho de la tarde desde Valdebebas en un autocar que les transportó en primer lugar a la sede de la Comunidad de Madrid, en la Puerta del Sol, donde fueron recibidos por miles de aficionados. Salieron al balcón con la Copa, aclamados por los seguidores. A continuación acudieron al Ayuntamiento de Madrid, en Cibeles, donde esperaba la alcaldesa Ana Botella y donde se completaron los discursos y vítores .

Después tocaba la gran fiesta. Con su afición en su casa. El estadio quedó a oscuras, al amparo del juego de luces y sonido que dio la bienvenida a la plantilla madridista mientras las pantallas rememoraban cada una de las Copas que iluminan la historia de la entidad. Goles históricos coreados por los ochenta mil espectadores presentes en las gradas del estadio al son del vídeo musical con la canción del Real Madrid grabada por los jugadores. Un pasillo desde el vestuario al centro del campo fue recorrido por cada miembro del plantel. Desde Carlo Ancelotti y Zinedine Zidane, ayudante del italiano , hasta cada uno de los jugadores, que dejaron los elegantes trajes en las taquillas y se ataviaron con sus respectivas camisetas.

Un recorrido que les llevó hasta el interior de la caja. Uno por uno. Sergio Ramos e Iker Casillas, inseparables desde que alzaron la décima, fueron los más aclamados. El público se entregó a ambos. Especialmente al defensa, que se arrodilló sobre la alfombra que marcó el recorrido del césped al balcón. En la cúpula, en el centro del terreno de juego, la décima Copa de Europa fue elevada por toda la plantilla mientras el juego de luces y fuegos artificiales iluminaban el cielo de Madrid al ritmo del «We are the Champions» clásico del grupo Queen, un clásico que delata cada gran éxito deportivo.

El discurso de Ramos fue apoteósico: «Es un sueño para mí haber podido levantar esta Champions y eso es gracias a todos los jugadores y a todos vosotros. Hoy le quiero dedicar esta copa a todo el madridismo pero sobre todo a Pitina ( mujer del presidente), que desde arriba nos ha dado mucha fuerza». Pitina, la esposa de Florentino Pérez, genuina, franca, la naturalidad por montera , nos había dejado un tiempo antes. Ella habría disfrutado de manera infinita esta Champions, como lo hizo en 2002 con el golazo de zizou.

Ancelotti se atrevió a cantar el himno de la décima, una canción de Red One con la que emocionó a los aficionados. Los jugadores bajaron después al césped y dieron una vuelta de honor al estadio parra dedicar el trofeo. El baño de multitudes del estadio Santiago Bernabeu echó el cierre a la conquista de la décima. Una carrera que empezó por el mes de septiembre y cuya culminación comenzó en Lisboa. En la final épica que dio el título soñado a la casa blanca .

Fue el comienzo de una gran amistad con la Champions. El estreno de una nueva era de éxitos. Hoy, seis años después, el Real Madrid ha conseguido cuatro Copas de Europa. Aquella fue la primera.

Una etapa que compite con las cinco primeras de Gento, Bernabéu y Di Stéfano, la santísima trinidad blanca .

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