Olímpicos sevillanos en cuarentena

El jinete Paco Gaviño, la gimnasta Ana Pérez y el remero Javier García cuentan cómo llevan el confinamiento

A la izquierda, Paco Gaviño; a la derecha arriba, Ana Pérez; abajo, Javier García ABC

Sergio A. Ávila

El confinamiento ha cambiado los hábitos de vida de todo el mundo y ha supuesto un frenazo en seco, amén de inesperado, para los deportistas olímpicos . Un chasco. Están viviendo días muy extraños, una montaña rusa de sensaciones. Primero se vieron obligados a cesar la actividad, luego algunos elevaron la voz ante la posibilidad de que los Juegos se mantuvieran en las fechas previstas y, al fin, suspiraron de alivio cuando el COI , ante la imparable expansión de la pandemia del coronavirus, asumió el aplazamiento de la cita olímpica a 2021. No había más remedio. Una decisión lógica que ha descargado de presión a muchos de estos deportistas, que viven estas semanas con preocupación, encerrados en casa, sin poder ejercitarse con normalidad y con la incertidumbre, en muchos casos, de qué sucederá con sus becas y con el futuro a medio y largo plazo. Están muy lejos de ser millonarios. Trabajan a ciegas, con un sacrificio bestial y muchas veces no recompensado por un sueño, los Juegos, el trampolín necesario para sus carreras.

Paco Gaviño , el joven jinete sevillano que se estrenará en Tokio representando a España en el Concurso Completo de Equitación , tuvo la fortuna de quedarse recluido en la finca donde tiene los caballos con los que compite. Esto le ha hecho mucho más llevadera la situación. Optimista por naturaleza, mira el vaso medio lleno. «El aplazamiento de los Juegos me lo tomo de manera positiva, pensando en que tengo más tiempo para seguir mejorando, aprendiendo y puliendo aspectos que necesitaba mejorar para llegar en condiciones a los Juegos», comenta este estudiante de Farmacia, que ya ha variado la hoja de ruta de su preparación: «Tenemos que hacer un replanteamiento de nuestro calendario, un cambio en la planificación deportiva», expone, ya que «ahora mismo los entrenamientos bajan un poco su intensidad, como es lógico». Mas que hayan bajado no significa que se hayan detenido. «Me encuentro confinado en las instalaciones donde tengo los caballos y puedo mantener el entrenamiento diario, con relativa normalidad, así que estoy contento de poder mantener la movilidad de los caballos, algo fundamental», destaca Gaviño, quien se aseguró la plaza olímpica tras completar un gran concurso en Pratoni del Vivaro, en Italia, el pasado mes de noviembre.

«Un cambio muy drástico»

Si el jinete debutará en unos Juegos dentro de algo más de un año, Ana Pérez sumará su segunda participación en una cita olímpica. Ya estuvo en Río en 2016, como única representante española en el concurso individual de gimnasia artística, y en Japón tendrá la dichosa oportunidad de poder competir junto a todo el equipo femenino español, clasificado en el pasado Mundial de Stuttgart. Un exitazo en toda regla del que ha participado esta sevillana que sobrelleva como puede el confinamiento. Sin gimnasio al que poder acudir —se entrena habitualmente en la Blume, en Madrid—, teme que estas semanas casi parada hagan mella en su estado físico. «El confinamiento, para mí, no está siendo fácil. Estoy en casa entrenándome, en un espacio muy reducido, no tengo la suerte de disponer de un espacio más amplio. Acostumbrada a entrenarme siete horas en un gym, he pasado a hacerlo horita y media, o dos como mucho, por sesión», explica Pérez, lo cual supone «un cambio muy drástico y se nota, pero ahora hay que ser fuerte, sobre todo de cabeza más que nada, e intentar afrontar la situación lo mejor que se pueda y lo más positiva posible», destaca.

Con la decisión del cambio de fechas de los Juegos está de acuerdo. «Sinceramente, creo que ha sido la más acertada», considera la gimnasta, y lo argumenta: «Teniendo en cuenta todo el dinero que se había invertido en la organización y todo el que mueve la celebración de unos Juegos Olímpicos , suspenderlos habría sido horrible y, además, se habría tirado por la borda el trabajo de muchísimos años de muchísimos deportistas de élite. No habría sido justo para nadie, y aunque tengamos que esperar un año, la ocasión lo merece e intentaremos llegar lo mejor posible», concluye.

Toca, pues, reorganizar el calendario. «Atrasarlos está bien porque competir en unos Juegos sin entrenar es una locura. El aplazamiento nos va a dar el tiempo que necesitamos para prepararlos, pero claro, después de este largo periodo sin entrenarnos, volver supondrá empezar de cero teniendo en cuenta que llevamos un mes confinados», señala la sevillana, resignada por las circunstancias, pero aun así con las mismas ganas de siempre: «Será un poco complicado, habrá que replantearlo todo otra vez desde cero e intentar llegar con fuerza a los entrenamientos. Mientras, seguimos en casa, manteniéndonos lo más fuertes posible para que, cuando volvamos, esos impactos y las cargas no se traduzcan en lesiones».

Sin trabajo técnico

Javier García es uno de los dos remeros sevillanos integrantes del dos sin timonel que picara el billete para los Juegos en el Mundial de Ottensheim, en Austria. Junto a Jaime Canalejo conforma un binomio que ha progresado muchísimo en los últimos campeonatos hasta erigirse en uno de los mejores barcos españoles en la actualidad. «Estas semanas están siendo duras para nosotros porque no podemos mantener nuestra rutina diaria de entrenamientos, tenemos que quedarnos en casa y hacer todo el trabajo físico, pero el técnico, que es tan importante para nosotros, no podemos llevarlo a cabo en el agua», dice el sevillano en referencia a la dársena del Guadalquivir, centro de operaciones de ambos deportistas todo el año salvo cuando acuden a las concentraciones con la selección en otros puntos de España. «La Federación nos ha dejado un ergómetro, una bicicleta y material de pesas, así que el nivel físico sí lo estamos manteniendo, aunque también es cierto que el aplazamiento de los Juegos hace que no tengamos esa prisa por encontrar el rendimiento óptimo ahora mismo», explica García, integrante habitual también del ocho con timonel bético en el derbi del río (Canalejo va en el bote sevillista).

Sólo queda, en fin, aguantar esta última fase del confinamiento manteniendo la mejor actitud posible. «Ya queda menos para salir de ésta y estar en la calle otra vez haciendo ejercicio, así que os animo a que llevéis una rutina diaria de entrenamientos que, seguro, os hará más ameno el confinamiento. Cada vez estamos más cerca de salir», se despide el remero sevillano, con unas palabras de aliento, ilusión y optimismo que se agradecen y tan necesarias resultan en estos días, a menudo difíciles de sobrellevar.

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