Los jugadores del Real Madrid celebran uno de los goles anotados en Vigo ante el Celta
Los jugadores del Real Madrid celebran uno de los goles anotados en Vigo ante el Celta - EFE

Un visitante implacable

Por primera vez, el Madrid ha sumado más puntos fuera que en el Bernabéu

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El Real Madrid se llevó su Liga número 33 en una temporada apretada y en la que aún puede redondear el año con una nueva Champions que coronaría una de las mejores campañas del club banco. Tras cuatro años sin ganar el trofeo de la regularidad, el equipo de Zidane ha conquistado en la última jornada una Liga en la que han ido alternando el liderato con el Barcelona. El objetivo es repetir el doblete de 1958. Durante estos últimos sesenta años ha sumado dos títulos en una misma temporada en varias ocasiones pero no ha podido aunar de nuevo el máximo título nacional y europeo.

Con el average perdido con los azulgranas, el Madrid dio el antepenúltimo zarpazo el pasado miércoles cuando venció al Celta en Balaídos

en el partido que gallegos y madrileños tenían aplazado por las inclemencias del tiempo. Fue el momento en el que sobrepasaron al Barcelona en la tabla como cuando Alonso adelantaba en la última curva al líder yendo a rebufo. Los blancos afrontaron el partido ante el Málaga con la red que les permitía depender de sí mismos y la obligación de sumar un solo punto si el Barcelona vencía al Eibar. Pero hasta llegar a la Rosaleda, la Liga del Madrid se ha fundamentado en una serie de aciertos combinados con una mala gestión deportiva del Barcelona.

Un tramo final sólido

La victoria del Barcelona en el Bernabéu (2-3) el pasado 23 de abril colocaba a los de Luis Enrique al frente de la clasificación gracias al average, aunque con un partido menos. El gol de Messi en la prolongación había sido un varapalo físico y psicológico. El calendario del Madrid parecía infernal, con partidos muy complicados y la Champions añadía presión y carga de minutos, pero desde entonces cada choque era un golpe moral a los azulgranas, que esperaban un tropiezo de los de Zidane que no se producía. Los encuentros en Riazor ante el Deportivo (2-6), frente al Valencia (2-1), en Granada (0-4), contra el Sevilla (4-1) y en Balaídos ante el Celta (1-4) se saldaron con victorias contundentes y encarriladas desde el principio. Los 20 goles a favor en esos cinco partidos hablan por sí solos.

Dosificación de Cristiano

Sin duda una de las claves ha sido la gestión que ha hecho Zinedine Zidane de la plantilla y del equipo titular. Y Cristiano Ronaldo ha sido uno más, entrando en las rotaciones sin que supusiera un problema. El portugués ha entendido que debía dosificarse para llegar a tope al tramo final de campeonato. Aunque sus números goleadores en Liga han distado bastante de sus últimas temporadas, en las que peleaba por conquistar la Bota de Oro, su aportación ha sido decisiva tanto en Liga como, sobre todo, en Champions. «He hecho un cambio radical este año, en las últimas cuatro o cinco temporadas he llegado siempre al límite. Este año me he preparado para estar bien en los dos últimos meses. A nivel físico me siento más fresco y espero ayudar al equipo a ganar títulos», explicaba el portugués tras marcarle dos goles al Bayern en el Allianz Arena en la ida de los cuartos de final de la Champions. Luego les marcaría tres más a los alemanes en la vuelta, y metería al Madrid en la final de Cardiff con un hat-trick ante el Atlético. En Liga le marcaba al Valencia, dos al Sevilla y otros dos al Celta. Eso sí, ni siquiera viajó a Riazor o Granada.

Un buen fondo de armario

Los suplentes del Real Madrid han respondido mucho mejor que los teóricos suplentes del Barcelona a lo largo de la temporada y los números lo han demostrado. De hecho, el banquillo del Madrid ha marcado diferencias y no se han notado las ausencias a causa de las diferentes lesiones o sanciones de los blancos. Jugadores como James Rodríguez, Isco, Kovacic, Nacho, Marco Asensio o Morata han sido decisivos en diferentes momentos del año y se han ganado un puesto en el equipo. Morata y James, por ejemplo, marcaron sendos dobletes en Granada para certificar una victoria en un partido en el que Zidane dio descanso a sus futbolistas titulares.

Explosión de Isco

Si una de las cruces de la temporada ha sido Gareth Baley sus lesiones, la cara es Isco, al que la lesión del galés le ha permitido brillar. Desde que Bale se lesionara en el clásico del pasado 23 de abril, el malagueño se ha ido consolidando en el equipo y ha aportado dos goles y tres asistencias. Uno de esos tantos sirvió para enterrar los sueños del Atlético de Madrid en la Champions, cuando los colchoneros ganaban 2-0 y veían más cerca que nunca la remontada. Pero antes ya había logrado el triunfo ante el Sporting en el último minuto. Los técnicos que entrenaron al futbolista en las categorías inferiores del Valencia ya habían asegurado estos meses que en cuanto tuviera las mismas oportunidades que el resto demostraría su valía.

El minuto 90

La voz popular asegura que el que la sigue la consigue y esa es una de las máximas del Madrid, que no deja de creer en sus posibilidades hasta que el árbitro pita el final del partido. De esta forma, han conseguido arañar puntos en el último minuto cuando parecía que debían conformarse con un empate o tener que levantarse tras una derrota. El máximo exponente es el gol de Sergio Ramos en el Camp Nou y que significó el 1-1 final. El Barcelona, que ya se veía a tres puntos del Madrid seguía seis al término de la jornada 14. Esta historia se repitió con el mismo protagonista una semana después ante el Deportivo en el Bernabéu (3-2). Ante Las Palmas, Cristiano empató (3-3) con dos goles en los últimos cuatro minutos del partido e Isco ante el Sporting de Gijón (2-3) en la jornada 32 también anotó en la prolongación.

Las facilidades del Barça

La temporada del Madrid no se entendería sin los errores de un Barcelona que ha favorecido el triunfo blanco. Más allá de los errores arbitrales de los que se quejan en la Ciudad Condal, el equipo de Luis Enrique ha fallado en momentos clave que han certificado la irregular temporada azulgrana. Al margen de la derrota en casa ante el Alavés o los tres empates consecutivos ante Málaga, Real Sociedad y Real Madrid, hay un partido que aún escuece. La derrota en La Rosaleda poco después de que el Madrid empatara ante el Atlético y que podría haber sido clave a dos jornadas de visitar el Bernabéu. Pero Luis Enrique decidió apostar por las rotaciones y el fondo de armario azulgrana no era el banco...

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