Fernando Rodríguez Lafuente

Rotar y rotar

Fernando Rodríguez Lafuente
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«Hubo un tiempo feliz en el que las máquinas, los ideales y el deporte prometían desterrar todas las miserias humanas. El mundo entero soñaba con un futuro mejor…» Es el arranque de la espléndida novela de Juanjo Díaz Polo, Jóvenes promesas. 1920. JJ.OO. Amberes. La leyenda empezó aquí, una historia sobre la primera selección española de fútbol (Planeta). Desde aquello, las máquinas han resultado infernales, los ideales iluministas se han llevado a unos cuantos millones de personas por delante y sólo el deporte mantiene, y de manera especial el fútbol, esa promesa de desterrar las miserias humanas que, por cierto, se han multiplicado.

La Champions es la gran fiesta europea. Ahora que la Unión se pierde en los meandros insípidos de la burocracia, la Champions es el emblema, el juego, la paradoja de un continente políticamente a la deriva que, sin embargo, mantiene el ánimo de un territorio común en los estadios.

Sí, el fútbol. No es la primera vez. Llega al Bernabéu, el Sporting de Portugal en fase de renovación. El negocio, que es el lado oscuro de este deporte, no todo iba a ser El mago de Oz, ha roto al equipo lusitano y de los catorce jugadores que ha alineado hasta ahora Jorge Jesús, diez no estaban en la temporada anterior. Pero lo del Bernabéu nadie se lo quiere perder: las 4.000 localidades que el Madrid les envío se agotaron con la velocidad que metía para cruzar el desierto el viejo y digno Barón de Münchhausen.

Puestos a los números (que no son opinión), Zidane se ha descubierto como el Harry Potter de las rotaciones. Ya ha utilizado a veintiún jugadores (son veinticuatro) de la plantilla. Rotar, rotar y rotar. Pero con sentido. No inventa, no especula, no titubea, no se lía. Saltan al campo los mejores, y después, según como vaya la cosa siguen o salen los del segundo turno, pero no al revés, Luis Enrique. Por ejemplo, el cambio en el minuto sesenta y tres, el sábado frente al Osasuna, de quien pasa por ser la estrella indiscutible del juego y modelo del Madrid: Modric. Como en la tonadilla mexicana: su palabra es la ley. Que le dure.

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