Mourinho y Guardiola reviven su rivalidad enfermiza en Manchester

Acostumbrado el espectador a encontrar en el graderío propio de las finales del fútbol europeo más manga corta y sofoco que cuello alto y pañuelo, cuesta mirar al que en buena medida será el partido decisivo en el brete por esta Premier League sin cierta sospecha. Pero lo cierto es que el resultado del derbi de Manchester que se disputa esta tarde (17.30 h.) podría dar con el City distanciado a 11 puntos del que parece su gran opositor al título, el United.

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Si su verano alumbró lo que tenía toda la pinta de ser una lucha a dos, ha sobrado ni la mitad del campeonato para constatarlo: el trofeo de campeón irá para Manchester. En la carrera, dos equipos que se parecen como dos gotas por su alma competitiva, si bien una es de agua y la otra de aceite por lo que respecta a dos propuestas con sello de autor. José Mourinho y Pep Guardiola constituyen el otro derbi de Manchester. Suyo es el duelo que más alto vuela en los banquillos, constituido como tal a la sazón de su histórica rivalidad en España y reforzado por la ristra de títulos y récords que guardan en sus armarios. Diecinueve han sido las veces que se han estrechado la mano sobre el césped, con un balance de nueve victorias para el catalán, seis empates y cuatro triunfos del luso . En la previa, Guardiola, preguntado por su archienemigo, retrató con trazo fino el calado de su rivalidad al vestirse de «gemelo» del hoy entrenador del United en lo que respecta a su hambre por ganar.

La voracidad de ambos preparadores da con sus equipos en la cabeza de la tabla, máximo realizador el que viste de celeste (46 goles) y menos goleado el de rojo (9). Los focos, eso sí, apuntan con claridad hacia el Etihad, donde se viene disfrutando del que ya es el mejor inicio histórico de la Premier (43 puntos de 45 posibles), acontecimiento que podría engordar de lograr hoy una victoria: sería, con 14 partidos consecutivos, la mayor racha conseguida nunca en la liga. Como contrapunto, la profecía que dicta que el conjunto de Mourinho sale campeón en su segundo año.

Guardiola ha creado un equipo que definitivamente respira a su compás, asimilado su modelo en su primer año en el canónico fútbol inglés, y potenciado por una plantilla rica en lo técnico y con molde para brillar a la luz de los conceptos de su libreto, con 731 pases de media por partido (240 más que los de Mourinho) y un acierto del 88,8 por ciento. No podrá contar el catalán con Stones, con papel protagonista en esta lid. Silva , que arrastraba molestias, estará disponible para formar en la media con el formidable De Bruyne, uno de los futbolistas más destacados de lo que va de año. Su entrenador ha hecho del belga un pelotero global, tan capacitado para recoger la pelota a la orilla de su área y edificar la salida como para asomar por la rival y decidir partidos.

Peor suerte corre Mourinho con Pogba , sancionado. Descontado el encomiable recurso que el galo constituye en una suerte tan valorada por su entrenador como las transiciones, el portugúes tiene muchas papeletas para dar comba a la defensa de tres que recientemente viene disponiendo, con su bloque instalado tan atrás como acostumbra cuando se enfrenta a un rival de campanillas, y Lukaku de boya para gestionar los más de 60 balones largos que de media juega el United. A su vera se antoja fundamental el trabajo de Martial y Lingaard, a los que pedirá tanto percutir cuando la jugada lo requiera como doblar efectivos en los costados para protegerse de los entonados Sterling y Sané. Y en el balón parado, donde aventajan en cinco centímetros a los mirlos de Guardiola, podría estar la llave para abrir un partido al que Mourinho tratará de poner el candado, con la esperanza puesta en que la racha del City de tres partidos consecutivos recibiendo un gol se prolongue.

En la medida en que los locales logren sellar el último tercio del campo contra la circulación del líder y en la eficacia de los visitantes para evacuar el peligro de los contraataques del United estarán buena parte del encuentro y de los pensamientos de uno y otro técnico para tratar de superar a su enemigo más íntimo.