Mourinho recuerda su incidente con Tito Vilanova: «No debería haberlo hecho»

Existe bastante consenso sobre el hecho de que la rivalidad entre Real Madrid y Barcelona alcanzara su punto álgido cuando Mourinho y Guardiola ocuparon los banquillos de estos dos equipos. En concreto, durante aquella primera temporada, cuando se sucedieron hasta cuatro clásicos que decidieron la Liga, la Copa y la Champions. Meses después, volvieron a verse las caras, esta vez para disputar la Supercopa de España.

En aquel torneo, Mourinho protagonizó una imagen lamentable en una tangana al introducirle el dedo en el ojo a Tito Vilanova , entonces segundo de Guardiola. Ahora, en un libro titulado 'Manténganse locos y hambrientos«, de Joao Gabriel, el técnico de la Roma rememora el episodio: «Yo fui el que fallé, no debería haber hecho lo que hice. Claro que no, la imagen negativa se queda para siempre. Tito no tuvo nada que ver con eso. Lo siento por él», asegura.

Por otro lado, el portugués recuerda su rivalidad con el Barcelona, del que dice que era un equipo que «era muy bueno jugando», aunque añade: «Era mejor condicionando al rival y manipulando decisiones y percepciones».

Mourinho también aprovecha el libro para hablar de su carrera y de la relación que mantiene con ciertos jugadores: «Siempre les dije que en mí encontrarán a un tipo honesto. Encontrarán al tipo que te dice la verdad, que te dice las cosas que quieres y las que no quieres oír. Tengo problemas con los jugadores egocéntricos que anteponen sus metas personales a las colectivas». «Algún día podrán decir que soy un mal entrenador, que fui un cabrón, pero nadie podrá decir que no fui serio y honesto», añade.

Después de varias aventuras en Inglaterra plagadas de claroscuros, Mourinho volverá a entrenar en Italia . La última vez que lo hizo fue en la 2009-10, cuando logró el triplete con el Inter de Milán. Ahora será la Roma a la que dirigirá, un proyecto donde espera repetir los éxitos que logró en el pasado. «Yo mismo, por mi personalidad, fomenté un poco eso de que el entrenamiento, el partido, el trabajo es para ganar, ganar, ganar... y luego, cuando llegué a situaciones donde era muy difícil ganar, lo que para otros entrenadores es algo aceptable, en mi caso siempre era insuficiente. No ganar era un fracaso, ¡y eso no es cierto!».