Iniesta, durante la entrevista con ABC
Iniesta, durante la entrevista con ABC - Inés Baucells
Entrevista

Andrés Iniesta: «Prefiero no imaginar que mi hijo me diga que quiere ser futbolista»

Ya recuperado de su lesión, estrena capitanía en el Barcelona y analiza esta nueva temporada con el liderazgo que implica el brazalete

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Andrés Iniesta (Fuentealbilla, 11 de mayo de 1984) tiene más que claro lo importante de su vida. «Por encima de los títulos está la persona, eso es lo importante y lo que queda», explica este futbolista único, que lleva ya veinte años en el Barcelona y que el pasado martes marcó un golazo contra el Celtic que le llena de confianza. Se lesionó contra el Sevilla en la Supercopa y poco a poco acumula minutos para recuperar la esencia, aunque la magia nunca la pierde. Y su forma de expresarse va de la mano con su forma de actuar. Es un hombre que prima lo familiar al éxito, que sigue yendo cada año a su pueblo para disfrutar con los suyos en sus días libres y consigue reunir a toda la familia para charlar de lo cotidiano o de cómo van los vinos (tiene una bodega con su nombre y está muy implicado en el asunto).

«Para mí es fundamental que mi mujer y mis hijos sientan mi tierra como parte de sus raíces. Ir allí es un remanso de paz que me viene muy bien», sostiene. Tanto Anna, su esposa, como Valeria y Andrea Paolo, sus hijos, son su mayor apoyo y motor.

Su humildad y sencillez hace que el futbolista en las distancias cortas sea solo Andrés y permita tratar con toda la naturalidad del mundo cualquier tema. Aunque quien ve a Iniesta como alguien excesivamente tranquilo se equivoca. Su serenidad confunde, pero el cerebro en el campo también lo es fuera de él y no deja de dar vueltas a la cabeza y madurar cualquier decisión para tener todo bien organizado y controlado, tanto a corto como a largo plazo. Empieza una nueva temporada como capitán del club de su vida, es un empresario de éxito en el mundo de la enología y acaba de sacar su primera biografía. En «La jugada de mi vida», escrita por Ramon Besa y Marcos López, cuenta al detalle, entre otras cosas, lo mucho que le costó dejar su tierra para cumplir el sueño que vive ahora. «En todo momento en el libro he contado mi parte, pero la de mis padres y mi hermana fue terrible», dice.

—Nueva temporada, ya mejor de su rodilla, estrena libro...

—Empezar un año siempre implica nuevas ilusiones y cosas por hacer, pero la verdad es que siempre estoy muy agradecido a la gente que me demuestra el cariño.

—¿La decisión de publicar «La jugada de mi vida» ahora responde a alguna razón o hay algún mensaje que quiera transmitir en este momento?

—No, simplemente es una fecha que puso la editorial. Ya llevábamos tres o cuatro años haciéndolo con sus parones de por medio. Si algo tenía claro es que no quería que nadie lo leyese hasta tenerlo terminado y hacerlo como yo quería, para evitar que nadie me influenciara. Es el libro que quería, con la gente que colabora y todo tal cual lo había imaginado.

—Acostumbrados a verle celebrar títulos, ha sido algo chocante leer con crudeza la etapa en la que tuvo que abandonar su hogar para emprender rumbo a Barcelona. Si en el futuro su hijo quisiera seguir sus pasos...

—¡Ufff! Yo cuento cómo lo viví yo, pero la parte de mis padres y mi hermana también fue terrible. Paolo Andrea aún es pequeño y por suerte queda tiempo, ya le pega al balón, pero no sé cómo será en el futuro. Lo que tengo claro es que hasta que no llegase ese momento mejor no pensarlo... Fue difícil y no me imagino cómo lo llevaría yo como padre.

—Está a punto de cumplir veinte años en el Barcelona ¿Qué balance hace?

—Era difícil pensar o ni siquiera imaginar que todo iba a salir tan bien. El balance no puede ser otro que muy positivo. Siempre se dice que llegar es difícil, pero que mantenerse es lo complicado. Y mucho más si estás en este club, que cada año te obliga a ganarlo todo y donde hay grandes jugadores en tu puesto, que hacen que tengas que marcar nuevos objetivos y dar lo mejor año tras año. Por suerte, tengo una gran familia, una mujer y mis hijos, y salud, que es lo más importante por encima de todo lo demás. Han sido veinte años de trabajo y sacrificio, de momentos difíciles en el camino que por suerte se han ido superando.

—Estrena temporada como capitán. ¿Pesa el brazalete?

—Siempre he sido el segundo o el tercero y ahora soy el primero. Eso hace que sienta más responsabilidad. Responsabilidad ya no solo en el vestuario y con el club, sino también en el exterior. Pero lo llevaré con naturalidad, lógica y sentido común, y me ayudaré en los demás y en el equipo, que hacen que las cosas vayan saliendo bien.

—El Barcelona ha fichado bastante este verano y el último en llegar ha sido Paco Alcácer. ¿Qué opina de su llegada, y más sabiendo las pocas opciones que tiene un delantero en el Barcelona estando Messi, Neymar y Luis Suárez?

—Paco Alcácer es uno más. Seguramente que haya valorado bien todos los puntos de vista, pero sin duda pienso que venir al Barcelona es una oportunidad única. Para él es un reto y nadie sabe los minutos que tendrá. Cualquier miembro de esta plantilla está capacitado para jugar en cualquier momento. Uno no viene a suplir a un jugador. Alcácer es un gran delantero y joven. Lo hará muy bien.

—No hay dos temporadas iguales, pero como cada año parece que Barcelona y Madrid son el foco de atención. ¿Cómo se lleva?

—Como capitán mi labor es lidiar con presiones, pero las presiones existen en todos los vestuarios. Hay personalidades distintas, distintos puntos de vista, y estar en un club como este hace que esté todo el mundo pendiente. Normalmente todo tiende a magnificarse, nada es tan grave o tan importante como se cuenta, hay cosas que son pequeñas y se hace una bola tremenda, pero bueno, esto funciona así. Hay distintos intereses y, en cierta medida, a veces de una forma mejor o peor, estamos acostumbrados a llevarlo.

—No estuvo con la selección en el estreno de Lopetegui por esa lesión de rodilla, pero ¿qué le parece su llegada al equipo nacional?

—Cada entrenador tiene su forma de ver las cosas y su forma de transmitir lo que quiere. Se acaba una etapa y empieza otra. Lo que espero es que hagamos una buena clasificación y poder estar en el Mundial de Rusia. Para cualquiera futbolista formar parte de la selección es muy importante.

—Siente que el fútbol le debe algo? Hay quien dice que un Balón de Oro...

—No lo veo así, no me debe nada. Agradezco a quien confíe en mí y piense que puedo optar a él, pero he tenido la suerte de estar muchos años en el once mundial y conseguir otros premios. No es lo que me mueve, y mucho menos cuando no depende de ti, ya que son otros quienes lo eligen. No es algo por lo que me tenga que sentir mal por no haberlo logrado. He tenido la oportunidad de haber estado con opciones.

—¿Se ve entrenando?

—A día de hoy no pienso en lo que seré en el futuro. Tengo claro que estaré vinculado al fútbol, es lo que he hecho desde que tengo uso de razón, pero como entrenador no me veo. Ahora lo único que quiero es disfrutar del tiempo que me queda como jugador, que espero que sean algunos años más. Es lo que más me ha hecho disfrutar, lo que más me gusta y por lo que siempre he vivido.

—Usted genera en casi todos los campos admiración.

—Estoy muy agradecido. Es una situación muy bonita y gratificante que la gente te transmita respeto, y ojalá siga siendo así. Hay situaciones costosas de llevar a veces, pero uno se muestra tal cual e intenta mantener un equilibrio, tanto en lo público como en lo privado. Al final, lo personal tiene mucho valor. Quizá muchísimo más que cualquier logro o situación similar. La persona es lo que queda, más allá de los títulos.

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