Alavés-Real MadridAlavés, renovarse para crecer

Con diecisiete fichajes, nuevo entrenador y la tercera plantilla más joven de la Liga, el club vitoriano es ya una de las revelaciones del campeonato

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Hay ocasiones en las que un paso atrás no supone un borrón, sino una vía para poder dar dos hacia delante. En las que desprenderse de aquello que te hizo tocar el cielo es solo un recurso mediante el cual poder volar aún más alto. Situaciones en las que, pese a que duela y genere contrariedad, derribar es el medio óptimo para después edificar.

El 29 de mayo el Alavés certificó su regreso a Primera al vencer por 2-0 al Numancia. Fue el día en que muchos de sus futbolistas se imaginaron correteando en el Bernabéu, el Camp Nou o el Calderón. Tres semanas después de aquel imborrable triunfo que les llevó a liderar la categoría su entrenador, José Bordalás, fue despedido.

Tras él, un incesante goteo de jugadores al que nueve de los que alcanzaron el ascenso lograron sobrevivir.

El Alavés se había propuesto renovar de los pies a la cabeza la estructura deportiva de la entidad, en pos de alcanzar una esfera de profesionalización superior que les permitiese competir con mayor holgura por la permanencia. Comenzaron por los cimientos. Javier Zubillaga dejó su cargo como jefe de la dirección deportiva para que lo ocupase Sergio Fernández, que venía destacando en el Éibar. Mauricio Pellegrino, estudioso del fútbol que bebió de las escuelas en las que se instruyeron Van Gaal o Bielsa, sería el maestro de ceremonias. En el campo, diecisiete nuevas caras respecto al equipo que triunfó en Segunda.

Pese al aluvión de fichajes, el equipo vitoriano es el sexto que mayor inversión económica —6 millones de euros— realizó durante el pasado verano. Los gastó en Dani Torres (3), Katai (2), Alexis (0,5) y Deyverson (0,5). Los otros trece futbolistas llegaron libres —Ibai Gómez, Feddal o Édgar Méndez— o cedidos —Camarasa, Theo Hernández o Llorente—. A una calidad notable, las incorporaciones del conjunto de Mendizorroza suman una juventud llamativa: de ser la segunda plantilla más veterana de Segunda División (27,3 años de media), el Alavés ha pasado a disponer de la tercera más bisoña de Primera (25,8), solo superada por las de Valencia (25,4) y Granada (25,5).

Las claves

Pellegrino ha instaurado un sistema de juego que encaja como anillo al dedo con la cultura del club y su gente. La solidez defensiva y el aprovechamiento de los espacios que se abren tras recuperar la pelota se convierten en premisas básicas con jugadores contextuales como Laguardia, Édgar o Deyverson. Con todo, son otros tres futbolistas los que podrían definir a este renovado equipo.

Quizás el jugador más decisivo sea su portero, Pacheco. El ex del Real Madrid está dejando actuaciones de mérito que lo convierten, a sus 24 años, en uno de los guardametas de la temporada, con un dominio del área inédito desde la marcha de Courtois a la Premier. En ataque, el aporte diferencial lo pone su lateral izquierdo, Theo Hernández, revelación absoluta del campeonato. El francés, cedido por el Atlético de Madrid y apenas mayor de edad, defiende con paciencia para después incorporarse como un tranvía por la banda. Sorprende tanto por su potencia como por puro desconocimiento del futbolista. Un acierto de la secretaría técnica alavesista. El jugador que da sentido a todo se llama Marcos Llorente, es el mediocentro y le bastaron tres partidos para maravillar a propios y extraños. Zidane, que lo conoce bien (coincidió con el año y medio en el Castilla), decidió que lo mejor para él era salir cedido a un club que le garantizase foguearse en Primera. Sus actuaciones dejan entrever cualidades propias de un futuro miembro de la primera plantilla del Real Madrid. Con todo, la «cláusula del miedo» que habitúa a imponer el club blanco en sus cesiones le impedirá lucirse ante el técnico francés.

Cuando aquel 29 de mayo Vitoria celebró el regreso de los suyos a la élite, nadie podía imaginarse la apariencia que luciría su querido Alavés un puñado de meses después. Remodelado por completo, esta tarde recibe al líder de la Liga, el Real Madrid. Su gente, agradecida con los que se fueron por su labor pero con la cabeza puesta en los que ahora están, vibrará por que las paradas de Pacheco, las galopadas de Theo o los remates de Dyverson les lleven a plantar cara a uno de los grandes del campeonato. Y no es una utopía. Atlético y Barcelona pueden dar buena cuenta de ello.

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