Diego Costa, durante el entrenamiento con la selección española
Diego Costa, durante el entrenamiento con la selección española - efe
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La eterna reválida de Costa

El delantero, que aún no carbura con España, se empeña en devolver el cariño con goles

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Su primer y único gol de rojo fue peor que un parto, 516 minutos de suspiros hasta que marcó en un insulso partido contra la débil Luxemburgo. Hasta ahí, Diego Costa había agotado buena parte de su crédito, pieza fundamental primero con el Atlético y luego con el Chelsea, pero un estorbo para la selección española de Vicente del Bosque.

Después de tanto culebrón sobre su jura de bandera, anteponiendo la de España a la de su Brasil natal en un debate que le ha convertido en persona non grata al otro lado del charco, el delantero no carbura y es el primero en reconocer que no ha dado la talla, salpicado además por numerosas polémicas sobre sus ausencias por problemas físicos en las que incluso interfirió José Mourinho para echar más leña al fuego.

Con Diego Costa siempre pasa algo. Ahora, sano y salvo, vuelve a una concentración y asume el protagonismo, suelto ayer ante los medios para analizar su preocupante situación en el combinado nacional. Es el primero en aceptar que no ha estado a la altura y que en sus siete citas ha fallado goles cantados, desesperante para el aficionado y para su propio ego. Sin estar en óptimas condiciones, fue titular en el Mundial porque Del Bosque le esperó y siguió contando con él después del chasco de Brasil, convencido de que tarde o temprano romperá.

«Lo que me falta es marcar y jugar bien, encontrarme cada vez mejor físicamente. Yo lo sé, puedo dar mucho más. Ojalá que sea ahora», suplica. En cierto modo, Costa se siente aún en deuda. «Claro, todavía no he hecho nada. La confianza que me han dado y el cariño ha sido muy importante. Puede que sea la ansiedad y por eso no jugué tan bien. Pero cada día me encuentro más a gusto, conozco más a la gente, tengo más afinidad, más cariño», repite.

Lo demostró en su vacile a Paloma Antoranz, jefa de prensa del equipo y a la que le exigió que tradujera una respuesta de Juan Mata en inglés sobre David de Gea ante las risotadas del personal. En realidad, esa es la esencia de este delantero, bromista por naturaleza al que le desbordó la presión en su bautismo, que se produjo en marzo de 2014 con tan poco éxito como el de los compromisos posteriores.

Mientras, otros delanteros como Alcácer o Morata han ido asomando con mejores números, animando el vivo debate sobre el «9» que perdura desde que Torres y Villa dejaron de ser tan letales. «Los delanteros necesitan goles. Me falta eso. La confianza viene con eso, con marcar. Y luego todo funciona mucho más. Queda pendiente eso para coger confianza. Hay que tener mucha calidad en la selección y no hay excusas, he de hacer las cosas mejor y tener una secuencia buena de partidos para que las cosas me vayan bien».

Confianza de Del Bosque

Salvo sorpresa, Diego Costa será titular el sábado en el encuentro que enfrentará a España contra Eslovaquia en Oviedo (20.45 horas, La1), una cuestión de fe para Del Bosque. «En la última concentración no lo trajimos porque considerábamos que no estaba bien, pero ahora ya no arrastra problemas. Creemos mucho en él y es un delantero que nos debe dar mucho. Yo tengo confianza absoluta y está encantado en la selección. Es el primero que quiere hacerlo bien», apunta el entrenador.

Queda, sin embargo, una sensación de reválida con vistas a los dos próximos encuentros -después de Eslovaquia se juega en Macedonia el martes 8 de septiembre-. España necesita al buen Costa, que de momento sólo cuenta con un gol en su mochila esta temporada.

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