Robinho, la estrella que no llegó a brillar

De promesa de estrella mundial a tener que hacer las maletas rumbo a China para encontrar equipo. Así es como se puede resumir la carrera deportiva de Robinho. Pocos hubiesen predicho hace trece años en cómo iba a desinflarse el brillante futuro que se le auguraba al delantero brasileño. En 2002 empezaba a destacar un habilidoso mediapunta en el Santos, un jugador que contó con el apoyo del mejor de los padrinos futbolísticos: Pelé.

Robinho venía de ganar el Campeonato Brasileño Sub 17 y en el Santos se hizo hueco desde las categorías inferiores al primer equipo a base de compaginar goles y espectáculo. Así fue como logró el Balón de Oro brasileño en 2004 y como el Real Madrid se fijó en él.

Tras protagonizar uno de los culebrones del verano de 2005, el de Sao Vicente aterrizaba en el Bernabéu. Un fichaje que superó los 30 millones de euros y que generó gran espectación en la afición madridista.

Sin embargo, tanto el jugador como el equipo en su conjunto decepcionaron durante esta temporada, plagada de altibajos y de críticas por su juego. La siguiente campaña no le fue mejor al crack brasileño, que no consiguió hacerse con la confianza de su entrenador, Fabio Capello. Por este motivo, al acabar la temporada forzó su salida de la Casa Blanca y, pese a que pretendía firmar por el Chelsea, acabó recalando en el Manchester City. Con los «citizens» las cosas no le fueron mucho mejor y, tras una temporada y media decepcionante, regresó al Santos en enero de 2010 en calidad de cedido.

Al regresar al conjunto inglés vio que no entraba en los planes de Roberto Mancini y decidió cambiar de liga: de la Premier se marchó a la Serie A, del Manchester City al Milán. Llegó al conjunto italiano de la mano de Zlatan Ibrahimovic y en su primera temporada logró el Scudetto. Sin embargo, su etapa como «rossonero» se fue deshinchando y poco a poco fue perdiendo importancia y protagonismo en el equipo.

Tras probar sin demasiada suerte en España, Inglaterra e Italia, Robinho decidió poner fin a la aventura europea y volvió a Brasil, donde apenas ha disputado cuatro encuentros en esta última campaña. A sus 31 años, tiene claro que su esperada meteórica carrera no tiene forma de sostenerse y ha decidido irse a China en busca de una última oportunidad o, al menos, de un buen contrato. Ha firmado un contrato de seis meses con el Guangzhou Evergrande, actual campeón de la Liga china y donde se reencontrará con el seleccionador brasileño Luiz Felipe Scolari y con Paulinho, el exjugador del Tottenham.