Futbolistas que fueron ultras en algún momento de su vida
Di Canio saluda enfervorizado a la Curva Nord de la Lazio - AP

Futbolistas que fueron ultras en algún momento de su vida

A pesar de la imagen negativa que proyecta el lado más radical de las gradas, no son pocos los jugadores que han tenido fuertes gestos de complicidad con determinados grupos

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A pesar de la imagen negativa que proyecta el lado más radical de las gradas, no son pocos los jugadores que han tenido fuertes gestos de complicidad con determinados grupos

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  1. Paolo Di Canio

    Di Canio saluda enfervorizado a la Curva Nord de la Lazio
    Di Canio saluda enfervorizado a la Curva Nord de la Lazio - AP

    «Soy fascista, no racista». Así de rotundo se mostraba el futbolista italiano en una entrevista realizada en 2005 a la agencia ANSA. Y es que, Paolo Di Canio, miembro desde muy joven de Irriducibili, nunca ha renegado de sus orígenes. Aunque la esfera mediática en que se mueven los profesionales provoca que cada gesto quede registrado por mil cámaras, su relación con los ultras de la Lazio nunca terminó cuando éste saltó al pasto.

    Con la palabra 'dux', en honor a Mussolini, tatuada en su bíceps derecho, sus continuos saludos fascistas en reverencia hacia el fondo de la Curva Nord lazial le costaron varias sanciones. Sin embargo, en los mentideros ultras se comenta que tras su fichaje en 2006 por el Cisco Roma de la Serie C2 (cuarta división italiana), varios miembros de Irriducibili le amenazaron y tildaron de traidor.

  2. Christian Abbiati

    El meta italiano es uno de los veteranos del vestuario del Milan
    El meta italiano es uno de los veteranos del vestuario del Milan - REUTERS

    El veterano portero italiano nunca se ha caracterizado por ser políticamente correcto. En 2008, en una entrevista publicada para el suplemento de fin de semana del diario deportivo «La Gazzetta dello Sport» declaró que compartía algunos ideales de la época fascista de Benito Mussolini: la conformación de la patria, la capacidad de imponer el orden y la seguridad de los ciudadanos. «Yo no me avergüenzo de manifestar mi fe política», concluía el cancerbero.

    En España, cabe resaltar la mutua fidelidad que hubo entre Christian Abbiati y el Frente Atlético durante la única temporada que estuvo en el Atlético de Madrid. Apodado 'Il Duce', el italiano se gano el respeto de los ultras madrileño no sólo por sus tendencias políticas, sino por su actitud dentro y fuera del campo con ellos. «Grazie Abbiati, tu sei uno di noi», rezaba la pancarta de despedida que el Frente le brindó en su último partido con la casaca rojiblanca.

  3. Joan Capdevila

    Capdevila celebra un gol en su etapa como jugador deportivista
    Capdevila celebra un gol en su etapa como jugador deportivista - afp

    El paso de Joan Capdevila por el Deportivo de la Coruña no sólo quedó marcado por formar parte de la época más dorada del club gallego. La huella que dejó en el seno de la hinchada más radical aún sigue latente. El lateral izquierdo entabló amistad con varios miembros de Riazor Blues, grupo ultra que hace unos meses saltó al primer plano mediático por la brutal batalla campal que mantuvo con el Frente Atlético y que acabó con la muerte del Francisco Javier Romero Taboada, alias «Jimmy», perteneciente a «Los Suaves», su facción más dura.

    A pesar de jugar actualmente en la Super Liga de India, Capdevila no dudó en mandar una corona de flores para expresar sus condolencias. Un hecho que levantó ampollas y por el cuál tuvo que disculparse posteriormente alegando que creía que «era un simple aficionado». No obstante, años atrás, el jugador vivió en la grada de los Blues varios encuentros como un seguidor más.

  4. Gianluigi Buffon

    Buffon continúa siendo el cerrojo de la Juve más de una década después
    Buffon continúa siendo el cerrojo de la Juve más de una década después - REUTERS

    El para muchos considerado mejor portero del mundo esconde un aspecto de su vida ciertamente desconocido. A pesar de que Gianluigi Buffon asegura no estar a favor de la extrema derecha, sus actos demuestran lo contrario. En 1999, cuando aún era un talento por explotar, celebró un gol de su antiguo equipo, el Parma, enseñando en su camiseta la consigna fascista 'Boia chi molla' (Verdugo el que abandona).

    Un año más tarde, eligió el número 88 para lucir en su elástica. Este número coincide con la posición de la letra 'H' en el abecedario, por lo que la unión de ambos es una referencia en clave al saludo nazi 'Heil Hitler'. Ya en la Juventus, ha visto algunos partidos en la grada de los Drughi, ultras bianconeros. Además, en la celebración de la victoria de la selección italiana en el Mundial de 2006, mostró una bandera con una cruz celta que rezaba: 'Fieri di essere italiani'.

  5. Mauro Zárate

    El jugador argentina conduce el balón zafándose de su par
    El jugador argentina conduce el balón zafándose de su par - epa

    El actual delantero del Queens Park Rangers, de 27 años, llegó a la Lazio en 2008 procedente de Inglaterra. Natural de Haedo, Morón, provincia de Buenos Aires, ha dejado una estampa poco habitual en el mundo del fútbol. En 2010, ataviado de su bufanda, aprovechó una sanción para ver el siguiente partido de su equipo en la grada de Irriducibili, desde donde alentó a los ultras laziales con cánticos y consignas.

    También tuvo tiempo para hacer el saludo fascista y no tuvo reparo en sumarse a la pitada que los tifosi dedicaban cada vez que un jugador negro del equipo contrario tocaba el balón. Días después la Comisión de Disciplina de la Federación Italiana le multó con 10 mil euros por su polémica imagen brazo en alto.

  6. Paolo Futre

    Futre, junto a los ultras del Frente Atlético que llevan la animación
    Futre, junto a los ultras del Frente Atlético que llevan la animación - AFP

    Más de dos décadas después de aterrizar en el Atlético de Madrid, Paulo Futre aún sigue haciendo bandera de los colores rojiblancos. La huella imborrable que dejó a su paso y el cariño que la hinchada le sigue guardando, han provocado que el astro luso se sienta cada partido como un aficionado más. Las ganas de vibrar nunca le faltaron y en más de una ocasión había expresado su deseo de vivir 'in situ' el mágico ambiente del Vicente Calderón.

    De esta forma, en febrero de 2012, el portugués decidió que había llegado el día. Acompañado de su hijo, acudió a la ribera del Manzanares en un partido frente al Valencia y se sitúo en la parte central del fondo sur, lugar habitual del Frente Atlético. Desde la zona del megáfono, alentó a los ultras en varias ocasiones, llevando el éxtasis al coliseo madrileño. «Me faltaba un sueño y era esto. Llevaba 24 años esperando. Es una locura, no he sentido frío, siempre saltando, gritando y era algo que esperaba al máximo», declaró al término del encuentro.

  7. Francesco Totti

    Totti ha ligado toda su carrera a los colores romanistas
    Totti ha ligado toda su carrera a los colores romanistas - AFP

    En un deporte cada vez más mercantilizado apenas queda espacio para relaciones tan puras como la de Francesco Totti con la Roma. El sempiterno capitán, camino de los 39 años, ha entregado toda su carrera al calor de una hinchada que lo adora. Tentado por las grandes escuadras de Europa, siempre tuvo claro donde estaba su sitio. Y así, con el paso de las temporadas, fue forjando una gran amistad con la Curva Sud del Olímpico.

    Desde allí ha presenciado más de un partido, prodigándose en alguna ocasión con el megáfono que lleva la voz cantante de los ultras romanistas. Pero su relación no se ha limitado al ámbito meramente deportivo. Así, por ejemplo, en 2011 presentó sus respetos en el funeral de Fabrizio Carroca, alias «Mortadela», un carismático y veterano capo del ya disuelto Comando Ultras Curva Sud.

  8. Cristiano Lucarelli

    Lucarelli celebra un gol en su etapa como capitán del Livorno
    Lucarelli celebra un gol en su etapa como capitán del Livorno - ARCHIVO

    En Italia, ningún equipo está tan marcado ideológicamente como el Livorno. Esta ciudad obrera, cuna del comunismo, posee un modesto club donde sus tifosi más radicales inundan las gradas del estadio con el color rojo, pancartas alusivas y cánticos tan emblemáticos como el «Bella Ciao».

    En ese escenario creció Cristiano Lucarelli hasta que con 22 años debutó en la Serie A de la mano del Perugia. A partir de ahí fue cambiando de equipo -llegó a jugar en el Valencia- hasta que en 1997, en un partido con la selección sub-21, celebró un gol enseñando una camiseta del Che Guevara. La polémica fue tal que el jugador apenas volvió a ser convocado para ponerse la azzurra. Sin embargo, aquel gesto acabó siendo la primera piedra para acabar fichando por el club de sus amores.

    En 2002 fichó por el Livorno dejando a un lado varias ofertas millonarias. Adorado por sus hinchas y convertido en un símbolo de lucha, Lucarelli no tuvo reparo en ponerse el dorsal número 99, año de fundación de las Brigadas Autónomas Livornesas, el grupo ultra del club.

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