Fórmula 1 | GP de Malasia

Red Bull vuelve a ganar

Verstappen aprovecha las desgracias de Ferrari y se impone en Malasia. Fernando Alonso, undécimo

J. C. CARABIAS

De nuevo Red Bull asoma en la cúspide de la Fórmula 1. Max Verstappen venció en Malasia, su segundo triunfo con solo 20 años, y relanzó a la marca de las bebidas energéticas que había dominado la F1 en el periodo de 2010 a 2013. Desde entonces, solo siete victorias en cuatro años para la escudería inglesa con capital austriaco. En Sepang debía ganar Ferrari, con un coche estupendo y mejor preparado para este circuito, pero el gran premio nació torcido para los italianos y terminó igual. Con Vettel cuarto en magnífica remontada y accidentado cuando la prueba ya había terminado. Hamilton, segundo, estira más su ventaja como líder del Mundial: 34 puntos. Fernando Alonso acabó undécimo.

Ganó Verstappen, pero el fin de semana perteneció a Ferrari. Por las buenas noticias (un gran ritmo de carrera, coche competente) y por las malas (fiasco de Vettel el sábado, problemas en el monoplaza de Raikkonen el domingo).

Raikkonen vivió la amargura del deporte. Estaba segundo en la parrilla, previsiblemente con el mejor ritmo de carrera de todos los participantes, y el Ferrari se estropeó antes de salir. Fue llamativo el estrés que se origina en una escudería tan grande, la más grande, cuando de arreglar un coche se trata. Estaban los mecánicos como cirujanos, tocando piezas en el coche, los ingenieros mirando, el jefe del equipo, Maurizio Arrivabene, tapando huecos con su corpachón para que las teles no captaran el momento.

Finalmente Raikkonen no pudo correr y el protagonismo recayó en Vettel, último en la parrilla y undécimo después de dos vueltas. Una remontada espectacular, con el bólido más rápido en la pista, que incluso solapó de alguna manera el destello de Verstappen, quien adelantó a Hamilton en el asfalto y se marchó a por una victoria que recompensa una campaña bastante aciaga del holandés.

Verstappen se despidió de Hamilton. Los misterios de la F1 decretaron que el líder del Mundial no tenía opción en Malasia, sin ritmo ni velocidad suficientes para concursar de igual a igual con el piloto de Red Bull.

Por detrás, Vettel escaló peldaños como impulsado por un cohete. Lo que parecí un domingo de difuntos y de despedida del título se convirtió en una resurrección de Ferrari, ya que el alemán llegó hasta la posición de Ricciardo, el tercero del podio. Magnífico el día de Vettel.

Para Alonso los ensayos del viernes y la decente clasificación del sábado fueron un espejismo. El motor Honda ya no se rompe ni lo deja tirado, pero no es ni de lejos un elemento capaz de competir con Red Bull, Ferrari o Mercedes. En tierra de nadie estuvo Alonso, en peleas contra Magnussen, Hulkenberg, Massa, etc, pilotos muy cualificados, pero que no son protagonistas de la imagen de televisión.

Cuando Vettel intentó doblar al español, dejó un improperio que expone la relación tan poco afable entre ambos. «Vamos Fernando, pensé que eras mejor que eso», soltó por radio al entender que el español impedía el adelantamiento y facilitaba el de Ricciardo. El germano se quedó finalmente sin neumáticos y sin el premio que buscaba, un podio en Sepang.

A Carlos Sainz le fue peor que todo eso. De nuevo retirado por la falta de fiabilidad del Toro Rosso.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación