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fórmula 1 - gp rusia

Hamilton avista el título

Gana en Sochi y puede ser campeón en la próxima carrera. Sainz corrió, pero se tuvo que retirar. Alonso, undécimo

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La prueba de que la Fórmula 1 no son coches deslizándose por raíles es Nico Rosberg. El alemán se consume y difumina con el mejor coche de la parrilla, el Mercedes supersónico que su compañero Hamilton conduce cada fin de semana a las victorias. Es el cenizo de Rosberg, que hace la pole en el circuito de Sochi y luego no es capaz de pilotar al nivel de Hamilton, empieza a acumular problemas y finalmente se retira, ahogado esta vez por un acelerador, pero descompuesto porque siempre pierde ante un adversario superior. Con el mismo coche, Hamilton es infinitamente mejor.

Hamilton ya avista su tercer título después de otra victoria en una temporada inmensa para él y aburrida para el resto.

No hay emoción. Solo pueden ganar otros si falla Hamilton.

Y eso que en Rusia salieron dos coches de seguridad para apretar el pelotón, acercar monoplazas hasta Hamilton y esperar que algo altersa al inglés. Pero nada. Ni los Williams, que volvieron a equivocar la táctica al meter a Bottas en tráfico, ni los Ferrari, que no llegan al nivel del motor Mercedes ni con un tremendo Vettel.

En la otra división de la F1, Carlos Sainz demostró agallas al saltar a la pista después del espeluznante revolcón del sábado. Compitió con gran entereza y buscó su sitio en la mitad de la parrilla, en dura pugna con los Red Bull y el Williams de Massa. A última hora tuvo un problema con los frenos y se retiró en la misma curva 13 del accidente del sábado.

Fernando Alonso continúa invisible para la Fórmula 1. Perdido en las profundidades del pelotón, vivió otro gran premio sin lucimiento, imposible y mermado el motor Honda frente a la competencia. Acabó décimo en la carrera, pero fue sancionado con cinco segundos por pisar las líneas y perdió la posición ante Verstappen. Undécimo.