Vuelta a España

Triple de Jakobsen en la Vuelta más anodina

Tercera victoria del holandés antes de la jornada de montaña en los Lagos de Covadonga

PHOTO GÓMEZSPORT

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Quedan cuatrocientos metros para la meta patrocinada de la decimosexta etapa de la Vuelta y el público se agolpa detrás de las vallas un par de horas antes en Santa Cruz de Bezana. La explanada está repleta de gente entusiasta que se acerca al ciclismo, a su colorido y sus decibelios, a la caravana publicitaria que, alegre, reparte gorras, mochilas, llaveros... El envoltorio de la hinchada y la identificación con la carrera son logros evidentes que, después de mucho tiempo, la Vuelta ha conquistado. Sucede que en 2021 el desempeño deportivo invoca a la siesta. Es una edición anodina, que genera bostezos y que se aleja de la identidad imprevisible y chisposa tan celebrada como sello propio en el último lustro. Cunde el tedio porque el inmovilismo se ha instalado en la general, no hay pugna entre los candidatos, y los esprints encadenados confirman que son una invitación para dormir ante la televisión. En Santa Cruz de Bezana gana Fabio Jakobsen, la tercera del neerlandés, un día antes de la montaña que ordenará el escalafón aunque nadie lo intente, los Lagos de Covadonga.

Es la reencarnación del día de la marmota , un día igual que otro en el horno de Córdoba, las llanuras de Villanueva de la Serena o las suaves cordilleras de Cantabria. Fabio Jakobsen es el culmen de la felicidad, la resurrección plena desde la UCI de un hospital en Polonia a la celebración de su 25 cumpleaños con la tercera victoria, el maillot verde de la regularidad y la visión de terminar así en Santiago de Compostela. «Amo la Vuelta», proclama el velocista que vio pasar la muerte en aquel esprint cuesta abajo.

Está con el ánimo intenso otro personaje, el líder Odd Kristian Eiking, que ahora sonríe con la brisa del Cantábrico, temperaturas más aproximadas a su procedencia –«vengo del Polo Norte», comentó hace unos días– y que, incrédulo, responde un día detrás de otro a la vigencia de su maillot rojo. En teoría debería concluir este miércoles en los Lagos de Covadonga, pero ya nadie sabe nada en la Vuelta. «Como le gusta decir a Primoz Roglic, a veces esto es un grande casino», resume Jakobsen.

En Cantabria se asoma de nuevo el Emirates, equipo con rastro millonario procedente del petróleo del Golfo Pérsico que no se deja arrastrar por la desidia. Ganó el Tour de Francia con Pogacar y no se resigna a la invisibilidad. Majka redondeó un éxito notable en la sierra de Gredos y su equipo se trabaja la llegada de Santa Cruz de Bezana. En el puerto de tercera aprieta el paso, pone firme al pelotón y corta a Roglic en el afán de deshacerse de Jakobsen. Matteo Trentin se quedó con las ganas en La Serena, derrotado por el lanzador del neerlandés, Florian Senechal.

Jakobsen vive en sentido opuesto a los focos. Los días de montaña, en Villuercas o El Barraco, echa mano del cronómetro y calcula el tiempo del cierre de control. Guarda energías, baja el consumo de vatios y espera a jornadas como la de este martes, aburrimiento para el espectador, honor para él. «Soy un afortunado por seguir siendo parte del pelotón. Hace un año no sabía si saldría del hospital o no. Por eso ahora sigo sintiendo mariposas en el estómago».

La misma emoción que Jakobsen deberían experimentar los escaladores con opción a la victoria en la Vuelta, hoy en los Lagos de Covadonga. Pero al mismo nivel que la ilusión parece que navegan las incertidumbres y el temor al éxito no consumado. Egan Bernal, el vencedor del Giro 21 y el del Tour 19, casi se pone la venda antes que salga la herida. «No tengo nada que perder , me da igual hacer quinto que décimo en la general. He atacado siendo líder del Giro, y lo que necesito son buenas piernas». De Roglic poco se sabe en los últimos días. No tiene obligación de comparecer en ruedas de prensa y tampoco se muestra. Miguel Ángel López, el valiente colombiano del Movistar, cree que en los Lagos de Covadonga «hay que morir con las botas puestas, no queda otra opción».

La etapa no fue una antesala apetecible de los Lagos de Covadonga para Enric Mas. El mallorquín se cayó a los seis minutos de comenzar la jornada , kilómetro tres, en una montonera muy numerosa. Mas se golpeó el coxis, según confirmó su director Chente García Acosta, aunque posteriormente el Movistar no informó sobre posibles consecuencias negativas. La caída provocó unos cuantos abandonos, el escalador italiano Ciccone, el francés Rudy Molard y el belga Sep Vanmarcke.

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