Vuelta a España

Roglic sufre en el invierno de Formigal

El esloveno pierde el maillot rojo en favor de Carapaz en una etapa de gran dificultad que gana Ion Izaguirre

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La Vuelta se adentra en el otoño, y en las montañas de los Pirineos, el otoño casi es invierno. Frío, agua y nieve en la cumbre de Formigal decoran una etapa sobresaliente y primorosa desde el sofá e infernal para los corredores en el asfalto aragonés. El paisaje de ensueño por los valles oscenses concluye en un puerto suave que parece el Tourmalet por las condiciones meteorológicas. Ahí sufre Primoz Roglic, quien se ve desabastecido por su equipo al cortarse en el descenso del puerto anterior, Cotefablo. Sin la maquinaria del Jumbo en funcionamiento, todo el mundo ataca al líder en Formigal, y el esloveno padece de lo lindo. El arreón de Carapaz le aúpa al primer puesto de la general, maillot rojo para el ecuatoriano que ganó el Giro 19. En la estación pirenaica, digna sucesora del Tourmalet suprimido por la dureza de la jornada, vence Ion Izaguirre (Astana), un ciclista sin mucho foco pero que tiene victorias en las tres grandes rondas.

«Esta etapa no la olvidaremos en nuestras vidas », declara en la meta el mediterráneo Enric Mas, muerto de frío y enfundado en material impermeable. Mientras suben los ciclistas el puerto aragonés, Perico Delgado recuerda en la tele la escalada y el descenso del Gavia en el Giro 1988, la etapa más dura de la historia, increíble que aquella tarde no se suspendiera la jornada con casi todo el pelotón paralizado en las cunetas, más preocupado de encontrar calor en alguna estancia antes que avanzar con la bicicleta.

En Formigal no se llega a esas condiciones diabólicas, pero el día es puro veneno por el frío, la lluvia pertinaz y el peligro en los descensos. En el penúltimo puerto, Cotefablo, Richard Carapaz convence a su amigo y compañero de Ineos Andrey Amador para montarla parda en la bajada.

Los latinos del Ineos cortan al grupo y, oh sorpresa, a Primoz Roglic, esloveno educado en el frío y los bellos Alpes julianos de su país, pues el exlíder era saltador profesional de esquí . Roglic, como Cipollini en los esprints, se ha acostumbrado a manejarse con un batallón de Jumbos en su escolta. Su equipo se desarma y, en la ascensión final a Formigal, el pelotón se descontrola.

Ataca Marc Soler , quien lamentará hoy su retraso en las primeras etapas, ataca mucha gente y, sobre todo, ataca Richard Carapaz para poner en jaque a Roglic. El esloveno hace valer su potencia en la subida, pero tiene muy mala cara y las piernas pesadas, como en la crono del Tour donde cedió ante Pogacar.

El epílogo es brutal. Niebla, drama, el termómetro cerca de cero , y decenas de ciclistas ateridos de frío. Roglic no se descompone, pero pierde el tren. 43 segundos de retraso. 48" para Enric Mas. Carapaz es el nuevo patrón, con medio minuto de renta sobre Roglic. «Queda mucha Vuelta, pero sí, vamos a defender este gran maillot», dice el excorredor del Movistar.

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