Vuelta a España

Contador hace sudar a Froome

Ataque imperial del madrileño, que no alcanza para ganar la etapa, en el tremendo alto de los Machucos. El líder perdió un minuto y medio

J. CARLOS CARABIAS

Por el desfiladero donde abrevan las vacas en las montañas de Cantabria surge indómito Alberto Contador, un veterano con escamas que no pliega la bandera de la rendición pese a que el asunto de la Vuelta a España está medio imposible y solo le quedan cuatro días de ciclismo. Podría haber adoptado una pose más pasiva, pero emerge por encima de la figura de la Vuelta, el metódico Froome que este miércoles sudó tinta para aguantar el sofoco de un ataque del madrileño y el maillor rojo. Así lo decretó el alto de los Machucos, un tremendo puerto con rampas del 28 por ciento y suelo en estrías, que le hizo palidecer. Con Contador en danza, Froome está deseando que acabe la Vuelta.

En los Machucos ganó un austriaco después de 82 años y lo hizo con tembleque en la dentadura, porque Contador afiló el diente, atentó contra el puerto, sus pocentajes, el estado de forma de «Supermán» López, el desfile inacabable del Sky y la talla de Froome. Pero no pudo capturar al austriaco Stefan Denifl , el corredor del Acqua Blue que aguantó la pared proveniente de la fuga del día.

Es una delicia ver a Contador pelear contra los elementos. Un tipo que dignifica el ciclismo y la competencia en el deporte, según la cual con el adversario no se pacta, se lucha.

Fue imperial su vuelo hacia la cumbre, al estilo de aquellos hachazos de hace años que lo catapultaron hacia el panteón del ciclismo. Fue hermoso describir el pálpito de los ciclistas, efigies paradas a cámara lenta en las rampas de los Machucos, muros imposibles incluso para las vacas donde el público que corre junto a las bicis se desplaza con más velocidad que los ciclistas.

Magnífica postal y pequeño tormento para Froome, quien comprueba cada día el por qué grandes campeones no han ganado nunca la Vuelta. La llovizna aportó un plus al decorado ya majestuoso de los Machucos. «Me resulta más difícil ganar la Vuelta que el Tour. Ya se ve. He ganado cuatro Tours y ninguna Vuelta», expuso Froome.

Solo falló el resultado. Contador no dio caza al austriaco. Hubiera sido el sello perfecto para un campeón que se resiste a emprender la jubilación.

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