Entrevista
Alejandro Valverde: «Más que a ganar, he aprendido a perder»
El ciclista de 41 años inicia la temporada de su adiós convencido de su potencial para seguir triunfando
Recostado en la camilla de una habitación de hotel, aliviando sus piernas agotadas con el masaje que le aplica su fiel Juan Carlos Escámez, Alejandro Valverde acaba de cumplir con la tradición. Ha ganado una etapa en Mallorca. Su victoria 132 llega en las primeras pedaladas del año y con 41 años. Es el triunfo como rutina veinte años después de presentarse en el pelotón profesional como ‘el Imbatido’, tres temporadas sin perder una carrera en su región murciana. El ‘Bala’, como es conocido en el Movistar , está recogiendo flores y homenajes en su último curso. Se despide en 2022. Desde su estatus de privilegio como tótem del ciclismo español, charla en videollamada con ABC.
Las victorias le seguirán sabiendo a gloria…
Por supuesto. Estuve a punto de ganar el otro día, al siguiente llegó el primer triunfo. Eso quiere decir que todo está en su sitio, que estamos bien.
Siempre tuvo claro que sería ciclista. ¿Qué hubiera sido si no?
Ya he comentado alguna vez que mi padre era camionero, he ido al trabajo con él muchas veces. Y si no hubiese sido ciclista, a lo mejor hubiese sido camionero. Porque los estudios como que no se me daban… No eran mi fuerte.
¿Qué recuerda de su etapa adolescente, cuando le llamaban el ‘Imbatido’?
Son recuerdos maravillosos, muy bonitos. Estuve tres años sin perder. Recuerdo que me ponía mucho más nervioso de lo que me pongo ahora. Vivía con una tensión grande. Si no conseguía la victoria, parecía que había pasado algo grave, no me encontraba a gusto. Ahora, con los años he aprendido a perder más que a ganar, aprendí a saber perder. En ciclismo pierdes más veces que ganas.
¿Cómo ve ahora aquellos primeros años en el Kelme?
Tengo recuerdos muy buenos. Siempre estaré agradecido al Kelme por darme la oportunidad de ser profesional. Empecé a crecer como ciclista, conseguí éxitos, tercero en la Vuelta a España, muchas victorias, subcampeón mundial.
Su explosión fue aquella victoria en Courchevel en el Tour ante Armstrong.
Fue un antes y un después, aquel triunfo en mi primer Tour, primera gran etapa de montaña, ante un Armstrong en su mejor nivel, y robarle la victoria, eso tuvo un significado importante, claro que sí.
Fue pionero a su manera. También el primer español en ganar la Lieja-Bastoña-Lieja, uno de los grandes monumentos…
La Lieja es un monumento, una carrera muy especial, de las mejores del mundo, y ser el único español que la ha conquistado, haber sumado hasta cuatro triunfos y un montón de podios… Quiere decir que me he adaptado a todo, a grandes vueltas, carreras de una semana, las clásicas. En el ciclismo he rodado bien en todos los terrenos.
¿Siente que ha nacido para este deporte?
Sí, sé que tengo un don para ser ciclista profesional. Luego hay que tener la cabeza muy bien amueblada, debes tener a tu alrededor gente de confianza que te sepa asesorar, que te cuide. Yo lo tengo y eso es lo que ayuda a seguir triunfando.
¿Cuántas carreras más hubiera ganado si su equipo no tuviera esa obsesión por el Tour?
No lo sé, ni me preocupa ni nada, yo creo que lo he hecho perfectamente. La gente me dice que tendría que haber ganado más clásicas. Y yo me pregunto, ¿más clásicas?, ¿para qué?, ¿no he ganado suficientes? Tengo más podios que Eddy Merckx, que es el más grande de todos los tiempos. Y casi lo igualo en triunfos… ¿Qué más queremos? ¿La París-Roubaix? Con mi peso, sé que no puedo. ¿El Tour de Flandes? A lo mejor podría estar ahí, pero es complicado. En las carreras que se adaptan a mis características, lo he hecho bien.
¿Por qué ha sentido estrés en el Tour y alegría en la Vuelta?
El Tour es el Tour. Es un estrés para todo el mundo, el corredor, el auxiliar, el director. Es un estrés constante, la mejor carrera de tres semanas, y todo se multiplica. En la Vuelta me he sentido siempre más cómodo, más a gusto, estoy en casa. Es diferente.
Después de 17 temporadas en Movistar, casi puede hacer lo que quiera en el equipo, ¿no?
Hombre, lo que quiera tampoco. El jefe es el jefe, que es Eusebio, y máximo responsable de todo. Pero bueno, tampoco me esconderé, sé que soy un corredor de muchísimo peso. Estoy agradecido y trato de hacer lo mejor con todos los compañeros. Me siento querido.
¿Con qué ciclista siente que no ha podido, aquel que pensaba que es mejor que usted?
Ha habido unos cuantos, pero para mí es Contador. Siempre fue un ciclista muy difícil de superar. Le he ganado en ocasiones, pero me lo ha puesto complicado. Al margen de que es español y eso me agrada más, me ha gustado mucho competir contra él.
Al ciclismo han llegado prodigios jóvenes, Pogacar, Evenepoel, Van Aert, Van der Poel. ¿Cómo es su relación con ellos?
Es una relación muy buena. Son grandes talentos que andan muchísimo. Voy a cumplir 42 años, pero en el pelotón no siento que tengo 42, sino 28 o 30.
Ya quedan pocos de su generación para charlar de temas comunes en el pelotón, las salidas o los hoteles…
Algo pasa, te lo digo, porque ya no hay tiempo para hablar con nadie en carrera, ni en las salidas, ni en los hoteles con el Covid. Antes había tiempo para charlar en la parte de atrás del pelotón, pero hoy no tienes tiempo ni para comer. Luego les envío un whastapp y listo…
¿Dónde nota la edad, en la recuperación, en los dolores?
En los dolores sí se nota. Tengo que cuidarme muchísimo más, porque aparecen dolores que no tenía cuando era más joven. Ahora tengo que mimar el cuerpo un poco más.
¿De verdad que será su última temporada? Porque ya le hemos escuchado decirlo varias inviernos…
No me lo habrás escuchado muchas veces, no. A lo mejor he dicho que podría ser la última, pero esta vez está confirmado.
