La PAC, una nueva oportunidad

La RFEC y la fundación Artemistan han elaborado una lista de posibles mejoras para la Política Agraria Común

Pablo Capote

La PAC (Política Agraria Común) nació en los años sesenta con la voluntad de fomentar la producción agropecuaria y el abastecimiento alimentario. Para conseguirlo, se destinó la mitad del presupuesto de la Unión Europea a subvencionar a los sectores agrícola y ganadero.

El carácter de esas ayudas se ha visto reflejado en el territorio de forma clara; y, a pesar de que hace décadas que se cumplieron aquellos objetivos y pronto del desabastecimiento se pasó a la sobreproducción, la tendencia ha sido desde entonces la explotación creciente del campo sin muchos miramientos medioambientales.

Desde los años noventa una mayor concienciación ecológica ha demandado una política agraria más sostenible, que tenga más en cuenta los intereses medioambientales y no solo los económicos, con evidente poco éxito. El campo es cada día menos diverso; la concentración parcelaria, los monocultivos, los tratamientos químicos, las modernas explotaciones agropecuarias intensivas han puesto en jaque a las especies ligadas al medio en el que estas actividades se desarrollan, es decir, la mayor parte del territorio europeo.

La amenaza es especialmente preocupante en el caso de las aves. Un triste ejemplo es la extinción de la perdiz pardilla en tierras suizas declarada el mes pasado, especie que no se cazaba en ese país desde que abundaba y que no ha respondido a ninguno de los intentos de recuperación que se han llevado a cabo.

Para adecuar la PAC en España a estas demandas medioambientales en su nueva revisión de 2020, la RFEC y la fundación Artemistan han elaborado una lista de posibles mejoras que el lector puede consultar al detalle a través de este enlace.

Dichas propuestas están encaminadas principalmente a mejorar el refugio y el alimento de estas especies y a reducir la carga química en el campo. Quedan fuera del ámbito competencial de la PAC otras medidas necesarias que deberían tomarse de forma complementaria, como un control más eficaz de los predadores.

Ahora queda consensuar y aprobar estas propuestas, además de algo importante llegado el caso: hacerlas cumplir. Quizás sea la última oportunidad para muchas aves dependientes de estos ecosistemas, como la perdiz roja, la codorniz, la tórtola, así como para gangas, avutardas, sisones o aguiluchos cenizos, de no terminar igual que las pardillas suizas.

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