Cuaderno de caza

Las nuevas enfermedades de la fauna

Ahora se enfrenta además a una sucesión de pandemias inducidas directa o indirectamente por el hombre

Javier Hidalgo

Mi madre solía diseñar al comienzo de la semana el menú que íbamos a consumir cada día y cuando proyectaba conejo de campo, como hacía con frecuencia, le daba dos cartuchos de escopeta al Gamba, un cazador de oficio que trabajaba de talador en casa, para que le trajera una collera de lagomorfos. Hoy, en la misma propiedad, que es donde sigo viviendo, eso resulta absolutamente imposible, porque el médico francés Armand-Delille introdujo la mixomatosis en su finca de forma intencionada en 1952. El poxvirus diezmó con rapidez la población de conejos de toda Europa, que cuando vino a conseguir cierta resistencia a la enfermedad, más de un siglo después, se vio afectada por otro nuevo ataque vírico: la neumonía hemorrágica, de la que acaba de aparecer una nueva estirpe que resulta letal hasta para los ejemplares jóvenes, más resistentes a la estirpe original.

Como si no fuera suficiente con la pérdida generalizada de hábitats y la eliminación de las fuentes de alimento por el uso de químicos letales, ahora la fauna se enfrenta además a una sucesión de pandemias inducidas directa o indirectamente por el hombre. Este verano hemos sido testigos de cómo el virus conocido como Bagaza ha golpeado violentamente a las poblaciones de perdices salvajes allí donde se conservan las más valiosas y auténticas de aquellas con las que contamos en nuestro país. Que el virus haya llegado desde África o haya sido difundido a través de aves criadas en cautividad y posteriormente liberadas para reforzar ciertos cotos está por aclarar, pero parece meridiano que detrás de su irrupción están las actividades humanas. Cada otoño presencio una mortandad de tórtolas turcas producida por una gripe aviar que se conoce como enfermedad de Newcastle, sin que hasta el momento la Administración medioambiental haya mostrado interés alguno en remediar esta, para nosotros, nueva peste.

Vamos ahora por la tercera temporada consecutiva de caza en que una cepa de la mixomatosis de los conejos azota a las liebres hasta prácticamente acabar con ellas en zonas donde tradicionalmente han abundado. Ello ha producido la cancelación de incontables campeonatos galgueros por toda nuestra geografía y ha dañado seriamente una afición en auge cuyos miembros han combinado en ella su triple inclinación por el campo, los perros y los caballos. Que la nueva estirpe causante de la epizootia resulte de una mutación natural o haya sido provocada artificialmente poco importa, pues su origen no es más que otra consecuencia de aquel despropósito del mencionado médico francés Armand-Delille.

Una de las causas de la práctica desaparición del lince en uno de sus más conocidos dominios históricos, Doñana, fue la contracción de la tuberculosis de los ungulados silvestres, ciervos, gamos y jabalíes. Pero estos, ocasionales presas del felino, que lo contagiaron, se habían contaminado del ganado introducido en grandes cantidades, y de manera ilegal en muchas ocasiones, en el más emblemático de nuestros espacios naturales.

¿Qué nos impide pensar que el mismísimo virus del Covid-19 que ahora nos castiga haya sido provocado adrede por el Homo sapiens?

La labor de conservación, tanto propia como de las especies salvajes, se hace cada vez más difícil.

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