La codorniz, en la picota

Una de las soluciones para minimizar el mal estado de especies como esta ave es la caza, no su prohibición

Un ejemplar de cordorniz ABC

Pedro Saurio

A los cazadores, como los más interesados en conservar las poblaciones de las especies cinegéticas, nos parece absurdo prohibir la caza de la codorniz ; bien es cierto que en esto nuestra opinión, a pesar de ser buenos conocedores del día a día del campo, tiene el peso que tiene, ya que se considera partidista. Y no está mal que así sea, pues las decisiones de este tipo deben tener siempre una justificación científica que avale o desaconseje las medidas a tomar.

Lamentablemente, la ciencia de la naturaleza dista mucho de ser exacta como las matemáticas, y más alejada de la realidad se vuelve a medida que se parte de premisas más erróneas, lo que abre la puerta de la demagogia.

Eso ha sucedido con la Memoria Técnica Justificativa con la que el Miterd ( Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico ) intenta incluir a la pequeña gallinácea en el Catálogo Español de Especies Amenazadas, atendiendo a una propuesta de la SEO ( Sociedad Española de Ornitología ). Y es que dicha memoria se basa en censos inadecuados y en ella no se presentan ni los datos originales ni los métodos de análisis; es lo que podría denominarse científicamente como una chapuza, cuya interpretación no coincide con los informes científicos más relevantes, que apuntan a que el estado de la especie es de «preocupación menor».

Este afán de la SEO de prohibir la caza de esta y otras especies como la tórtola o la propia perdiz sigue siempre la misma estrategia, la de ignorar los estudios científicos existentes y preparar otros basados en datos peregrinos, para sacar las conclusiones que necesitan y conseguir ese objetivo, pasando por encima incluso de buscar la mejor solución para conservar estas especies.

Para la ministra Ribera , miel sobre hojuelas, ya lo dijo en su día: «Si por mí fuera, la prohibiría».

Entre las soluciones para al menos minimizar el mal estado de algunas especies, está la caza, algo que puede parecer contradictorio al profano y casi blasfemo Miterd , pero es lo cierto. Porque los cazadores y propietarios de cotos son los únicos que en la práctica pueden realizar mejoras sobre el terreno y atenuar las verdaderas amenazas que acechan a estas aves; a cambio, eso sí, de la cuota sostenible que se establezca.

Con muchas temporadas a mis espaldas como cazador, soy consciente del declive de las poblaciones de ciertas aves aunque, sinceramente, no tengo muchos conflictos de conciencia en este asunto. Estas especies se han cazado siempre y el descenso de sus poblaciones ha coincidido con las décadas en las que menos cazadores va habiendo, menos se caza y los cupos y normativas son más estrictos, lo que tendría al menos que dar que pensar.

El descenso en lo que a la codorniz se refiere hay quien lo pone en tela de juicio, al menos a nivel global, que es desde el punto de vista que debe analizarse lo relativo a una especie migratoria, En septiembre de 2021 publicamos en estas mismas páginas un artículo titulado ‘La codorniz actual según la ciencia’, firmado por uno de los estudiosos más reconocidos de esta galliforme migradora, el doctor de la Universidad de Lérida, Jesús Nadal, en el que afirmaba que en la temporada anterior la abundancia de codorniz al final del verano durante su paso migracional hacia África fue una de las más altas de los últimos veinticuatro años.

Comenzaba ese escrito diciendo algo que hoy viene muy al caso: «Los eufemismos anticaza quieren crear una ‘verdad’ alternativa a la realidad con el fin de dominar la opinión pública. No todos los documentos ni todos los medios, organizaciones e instituciones están hipnotizados por las patrañas. La revisión crítica permite ver si los datos presentados están sesgados y si por eso las conclusiones obtenidas con ellos están igualmente desviadas. Con la objetividad de la ciencia podemos liberarnos de las persuasivas campañas de neuropublicidad».

Por ahora, el Comité de Flora y Fauna del Miteco ha aplazado la votación para catalogar la codorniz como especie en peligro de extinción y valorará los nuevos estudios científicos aportados desde el sector cinegético. Aunque, desgraciadamente, dudo que sea la ciencia y el sentido común lo que ha provocado la marcha atrás y más bien me inclino a pensar que la demostración de fuerza reciente del sector es la verdadera razón. Los políticos es a lo único que atienden.

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