Cádiz CF

Mágico, historias de pasión desbordada

La presencia del astro salvadoreño en Cádiz ha dejado relatos de pasión que ha llegado a los más jovenes

Rubén López

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Javier posa con una camiseta de Mágico en la puerta de Fondo Sur

Con Jorge 'Mágico' González ya en El Salvador, la resaca de la estancia del exjugador amarillo en Cádiz aún colea por rincones de la ciudad.

Su presencia no ha pasado inadvertida en un verano intenso y que por ahora no deja demasiada actividad futbolística, por aquello de estar en plena pretemporada.

Con todo, los días de Jorge en Cádiz han dejado miles de historias. Relatos que se reflejaban en los rostros de cada una de esas personas que se acercaban a él y que con gesto de admiración reclamaban un autógrafo, una foto o un abrazo. Lo que sea, la pasión por el Mago ha traspasado niveles, pues se ha visto a muchos niños y jóvenes, que nunca disfrutaron del astro en directo, intentando acercarse al salvadoreño. 

De entre las historias que ha dejado, y que se contaran a partir de ahora en la ciudad, destaca la de un joven madrileño cuyos 25 años denotan que su admiración por Mágico ha sido con los años y los vídeos.

Javier Mowinckel llegaba desde Madrid en coche el último día del exfutbolista en Cádiz. "Miré la agenda de actos y tuve que convencer a mi novia diciéndole que íbamos a hacer turismo para llegar a Cádiz y conocer al Mago. He venido expresamente hasta aquí para verlo", relata el propio Javier minutos antes de ver como su ídolo bajaba la escalera de Fondo Sur para inaugurar la puerta de Carranza.

Nervioso, y tras tres horas de espera, el madrileño consiguió tocar y conocer al exfutbolista. Su cara, una mezcla de felicidad y pasión, la plasmaba con lo que supone para él Mágico. "Soy un enfermo del fútbol. Mi jugador favorito siempre ha sido Mágico por su manera de tratar al balón, es un artista porque el fútbol es un arte y él es el mejor".

Como muchos, su admiración ha llegado con la leyenda, más que con el propio jugador. El amor por el futbolista de El Salvador ha llegado con todo aquello que se ha contado de él, con sus jugadas y el legado de regates inverosímiles que dejó la posteridad.

"Nunca lo he visto en directo, no había nacido cuando jugaba", cuenta Javier . "Siempre me han hablado de su anarquía en la vida, cosa que también se veía en los campos de fútbol. Cada partido que ves de él es una obra de teatro porque es alguien único". 

Una pasión que ha desbordado todo lo previsible y que ahora ya queda en la memoria y en los corazones que en un verano de 2018 pudieron volver a sentir al mito.

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