Cádiz CF

El fútbol y las lesiones, contra el Cádiz CF

La falta de argumentos futbolísticos y la epidemia en la enfermería, claves para no entrar en los 'play off'

Alfonso Carbonell

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Perea, en el momento en que se lesionó en Granada.

Cada cadista tiene su objetivo y santas pascuas. Al margen están aquellos del pensamiento único, pero lo normal es que cada aficionado se marque una meta según sus apetencias, gustos y colores. Y la mayoría de los cadistas, una vez pasado el jarro de agua fría del pasado sábado en el estadio Nuevo Los Cármenes, se da por satisfecho con la trayectoria del equipo de Cervera y el resultado obtenido tras una temporada en la que se ha ido de más a menos. Es lógico, muchas y graves han sido las vicisitudes por las que ha pasado un Cádiz CF que nunca se acabó de levantar de la ausencia de un jugador que, en el sistema del controvertido Álvaro Cervera era, sencillamente, clave.

Una vez que se consigió el objetivo de los 50 puntos, logrado en la última jornada de la primera vuelta en el encuentro en Carranza que el Cádiz CF ganó al Granada, la cosa comenzó a tambalearse. Bien lo sabía el propio Álvaro Cervera, que tres semanas antes perdía sobre el césped de La Romareda a su extensión en el campo, el mediocentro José Mari. De hecho, el entrenador cadista no dudó en afirmar justo acabado el encuentro en la capital aragonesa que los suyos habían ganado al Zaragoza que si por él fuera cambiaría los tres puntos con tal de seguir contando con el centrocampista roteño, ‘alma máter’ de un equipo que comenzó a perder oxígeno sin saberlo. No se equivocó.

Sin embargo, aquel colchón de puntos que el Cádiz CF se ganó cuando tuvo a sus mejores hombres al cien por cien le ha valido para conseguir mantener la llama de la ilusión hasta el último momento de la temporada regular. No obstente, las lesiones ha sido una rémora insalvable para un equipo que, para colmo, veía como la guadaña del cloroformo se empeñaba en atacar a los jugadores más importantes del sistema del equipo.

Si la baja de José Mari, que para muchos representaba ese ‘adn’ tan socorrido para hablar de las exquisiteces del Cádiz CF de Cervera, fue un serio imprevisto para el equipo, qué no decir entonces de las muchas y continuas molestias que han sufrido jugadores cuando, para más inri, se encontraban en su mejor momento.

Además, y para trastorno de un preparador físico que ha quedado en entredicho, la mayoría de las lesiones se han sucedido durante los encuentros, lo que no ha hecho más que indignar a un cadismo que semana tras semana veía como su entrenador tenía que hacer, como mínimo, un cambio obligado.

La prueba más evidente de lo anterior ha sido el último partido de Liga y donde Cervera perdía los papeles en el banquillo nada más ver caer sobre el césped a Perea. No era para menos. Apenas se llevaban jugados unos minutos del segundo tiempo y el entrenador cadista tenía que agotar sus cambios después de sacar –lesionados también– a los delanteros Barral y Jona en el primer tiempo.

La baja de José Mari no ha sido la única de largo alcance. Sin ir más lejos, a Sankaré también se le tuvo que dar la baja federativa en invierno para poder firmar a jugadores en un mercado de invierno que no ha resultado nada productivo para el Cádiz CF.

Pero José Mari y Sankaré no han sido solo los únicos contratiempos para Cervera, que vio como a Perea se le tenía que operar de apendicitis en verano, o como se le caía para varias semanas Abdullah, Marcos Mauro, Carpio, Kecokevic, Álvaro García, Barral y, en última instancia y por eso precisamente más grave debido a la importancia de los partidos, Salvi Sánchez y Garrido. Ni el sanluqueño ni el vasco han podido estar en es esta recta final liguera donde se ha evaporado el sueño de logar por segundo año consecutivo competir en el ‘play off’ de ascenso.

Y si las lesiones han dejado mermardo al Cádiz CF, no menos le ha dejado sus pobres argumentos futbolísticos. Una explicación clara es ver como después de acabar la primera vuelta en puestos de ascenso directo, la segunda la hubiera finalizado en el decimocuarto puesto con solo dos puntos más que el último equipo que hubiera acabado con sus huesos en la Segunda B.

Sin duda, al Cádiz CF le han pillado la matrícula desde el mes de enero y a los de Cervera le costaba un mundo meterle mano a cualquier equipo que se enfrentase a él con once hombres detrás del balón. La falta de ideas y, sobre todo, el pensamiento único de un entrenador esclavo de sus métodos han llevaron al equipo, en muchas jornadas, a estrellarse contra un muro jornada tras jornada. Además, y debido a las adversidades de las lesiones, Cervera no tenía otra que recomponer su equipo jornada tras jornada lo que le impedía dar contunidad a un once ideal que siempre estuvo cerca de encontrar pero lejos ratificar.

Ha pasado una temporada que, sin duda, se ha disfrutado por el cadismo. Eso es cierto, tan real como que la recta final liguera –una victoria en once partidos– resultó decepcionante.

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