Cádiz CF

Cádiz CF-Sporting (3-1) Carranza sigue para bingo

Marcos Mauro abre el marcador de cabeza para encarrilar una nueva victoria que hace más líder al once de Cervera

Alfonso Carbonell

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Carranza sigue para bingo. Y no es para menos porque este Cádiz CF no deja tiempo para analizar su última derrota, injusta, y perderse en posibles miedos que este equipo apenas conoce. Porque el líder no entiende de rachas de los rivales, ni de planteamientos más o menos complicados, ni de resbalones en Albacete. Nada importa. Solo el trabajo y la confianza que Cervera ha dado a unos jugadores que se sienten intocables. Da igual que un equipo le entregue el balón pero este Cádiz CF encuentra todo tipo de vericuetos para sacar sus partidos adelante. Es cierto que como gran analista, el once amarillo se deja un primer cuarto de hora para ver por dónde y cómo se le puede meter mano al rival de marras, al que siempre le deja unos minutos para conocerlo a la perfección antes de, con maestría de cirujano, desdibujarlo por completo con o sin balón. Qué más da.

El Cádiz CF ha vuelto a sumar tres un partido intachable en la táctica y en el resultado. Lo ha hecho ante un Sporting que se las podía prometer felices tras unos primeros veinte minutos donde le complicó los espacios a los gaditanos, pero estos, como tantas otras veces, tiene la paciencia necesaria para saber cuándo es el mejor momento para hincar el diente a su víctima. Tres puntos más. Más líder, más Cádiz CF.

No se atrevió de inicio Álvaro Cervera a sacar a Garrido debido, presumiblemente, a su pérdida de ritmo competitivo tras tres jornadas en el dique seco y confió el doble pivote a Edu Ramos y José Mari, al que recuperaba tras su partido de sanción cumplido en Albacete. Atrás, sin sorpresa, Marcos Mauro suplía al lesionado Cala para afrontar un encuentro ante un Sporting que venía en racha positiva de dos victorias seguidas, la última un sonoro 4-o al Zaragoza en El Molinón.

Venía bien avisado el técnico asturiano José Alberto López de cómo se las gasta el Cádiz CF y desde muy pronto se vio sobre el verde lo que había trabajado en Mareo toda la semana. Y todo lo que se propuso el Sporting, que no es poco, no era más que no cometer errores en las entregas, y que esas entregas fueron lo más fácil posible y, muy importante, no se jugase el balón mucho por el centro del campo. Y claro, esperar al Cádiz CF, y que fuese el ataque amarillo el que adelantase líneas en busca del balón. Y todo esto que es tan fácil es lo más complicado de gestionar para el once amarillo, que en los primeros minutos de juego no se comió demasiado el tarro más allá de llevar el peso del partido por la inercia de un rival hecho a espejo y semejanza. Por supuesto, de fútbol en la primera media hora, nada de nada. Pero eso es otro cantar...

La defensa asturiana, sobre todo sus centrales, sesteaban una y otra vez pasando la bola de uno a otro hasta que se le acercasen Álex o Lozano, que entonces era cuando mandaban un zapatazo hacia arriba esquivando el riesgo de una pérdida en la medular que le diera vida a un Cádiz CF que a medida que pasaban los minutos no tenía otra que hacer el papel de ser convertirse en el protagonista del balón. Y la verdad, no se le daba nada mal porque a pesar del juego destructivo que propone este Cádiz CF no es cojo y cada vez que le ofrecen la oportunidad de jugarla sabe hacerlo y bien. Pasado el 20' de partido, y tras una larga posesión de los amarillos le llegó un balón franco lejos del área a Iza que engatilló la pierna para mandar un obús que fue repelido por Mariño con una bella palomita.

Animada la parroquia con esta ocasión, fue después el Sporting el que tuvo la suya tras un pase filtrado a Durdeciv que el balcánico, casi sin ángulo, acabó disparando raso para que Cifuentes se fuera al suelo para evitar un mal mayor.

Bastaron esas dos ocasiones para que Carranza despertara después de unos primeros veinte minutos soporíferos entre dos equipos sentados frente a frente como en una partida de ajedrez.

Una vez asumido el papel que el Sporting le había entregado, comenzó el Cádiz CF a mover el balón, y a moverlo bien. Rápido y en corto, a veces. En largo, otras, como una en la que Salvi recibió en su banda un preciso envío de Edu Ramos para que el centro del sanluqueño no encontrase al Choco Lozano, perdido en las tres últimas jornadas.

Seguía el Sporting sabiéndose bien su lección y por consiguiente, cada vez que la vanguardia cadista apretaba un poco a la zaga contraria esta enviaba un balonazo que recogía a placer los centrales cadistas. Fue así como poco a poco el campo se fue volcando por la querencia propia del juego de uno y otro hacia el terreno sportinguista y fue así como el Cádiz CF forzaba un córner después de que Salvi sacase rápido de banda a Álex, que por poco sorprende a Mariño.

Marcos Mauro vuelve a lo grande

El pelirrojo sacó de esquina y Mauro, en su regreso, se imponía a las torres rivales para con un soberbio cabezazo mandar el balón al fondo de las mallas tras dar en el palo. Se repetía la historia, en la misma portería que contra Las Palmas de Pepe Mel y ante un contrario que también se olvidó que este Cádiz CF, además de tocarla de vez en cuando, también sabe tela de balones parados.

Con el marcador a favor ya, Cervera y Carranza entero, a excepción de la representación de la Mareona, se frotaba las manos. El Cádiz CF, bien anclado con un gran Edu Ramos y un mejor José Mari, confiaba por momentos el cerebro del ataque a Perea, que alternó su posición con Álex. Con el Sporting algo más adelantado, los espacios comenzaron a darse para Salvi y Lozano, que empezaban a intuir que se les abría un nuevo libro por delante. Gracias a ello, y tras una jugada de Salvi contra el mundo, llegó un zurdazo del hondureño que acabó en las manos de Mariño.

El descanso ponía fin a un primer tiempo que comenzó con algunas dudas y que acabó como tantos otros. O sea, un rival encerrado en la sinrazón de no jugar a lo que desea y que, para colmo, se va a los vestuarios con la cabeza gacha y el orgullo herido.

Salió el Cádiz CF, obviamente, con la misma premisa de hacer como que domina pero sin hacerlo de una manera fehaciente. Es como un truco, una trampa en la que día tras días caen, uno a uno, rivales y rivales que estudian y estudian a Cervera para acabar más locos que el propio técnico.

Pasados unos primeros instantes de amago de control sportinguista, fue el Cádiz CF el que cogió de nuevo la batuta terminar por la vía rápida. Así, entre Salvi y el recién salido Alejo, que sustituyó a Perea lesionado, se plantaron en el área rival aunque sin finalizar la jugada por distintos motivos, entre ellos, una falta recibida por el pucelano que fue lanzada ligeramente alta por Álex,

Tanta alegría en el ataque no debió gustar a Cervera, que veía desde el banquillo como también el Sporting aprovechaba estas galopadas cadistas para ocupar parte del campo amarillo. Se abría el partido, con todo lo que ello conlleva...

Y lo que ello conlleva es que el Sporting se iba a acercar, pero mucho más lo haría el Cádiz CF, que en el 60' daba la puntilla al partido con un gran centro con la zurda de Salvi, en banda izquierda desde la entrada de Alejo, que recogía en el segundo palo Álex Fernández para que este se acomodase el balón y fusilase con su diestra a Mariño.

La euforia se instaló en la grada, pero no tardaría nada en marcharse ya que a los dos minutos y tras varios rechaces en el área después de un saque de esquina el central Borja López remataba a bocajarro acortando distancias y aguando la fiesta que ya se estaba viendo en Carranza.

A falta de veinte para el final Cervera agotaba sus cambios y daba descanso al tarjeteado Edu Ramos, soberbia actuación, y al Choco Lozano para oxigenar al equipo con Garrido y Caye Quintana. Con esas cartas sobre la mesa, el Cádiz CF enfilaba la recta final de un partido que por esos momentos estaba en el aire. En el aire estaba hasta la media hora de partido que tras una caída en el área de Caye sin aparente importancia fue detenida por el VAR y revisada por Sagués Oscoz, el mismo de Alcorcón, para que el asunto acabase en el punto de penalti, desde donde Álex no perdonó y, a hora sí, daba la puntilla al encuentro.

Noqueado ya el Sporting, Carranza vibraba con su equipo y el estadio de la Plaza de Madrid se sacudía con una afición entregada a un Cádiz CF que confirmaba que lo de Albacete no fue más que un pequeño resbalón en un camino que sigue transitando con responsabilidad, compromiso, saber estar y eficacia. Seguimos para el bingo del ascenso directo.

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