Doncic vuelve a sonreír

Si uno tira de memoria, es difícil encontrar a un jugador europeo con tanto impacto tan inmediato en la NBA como el que ha tenido Luka Doncic desde que llegó a Estados Unidos hace tres temporadas. El esloveno se ha convertido en todo un fenómeno de masas y se codea con las grandes estrellas de la liga, tanto en la pista como en la taquilla (es el quinto jugador que más dinero genera por venta de camisetas). Sus canastas inundan día sí día también las redes sociales de los más madrugadores y los Dallas Mavericks, equipo que le acoge desde su marcha del Real Madrid, son un proyecto que, aunque lejos de ganar un campeonato, parece estar a un par de movimientos con miga de ser un aspirante, siempre y cuando Doncic continúe con su inestimable proyección. Un camino que se vio algo trastabillado por los líos de despachos que sufrió en verano la franquicia tejana y por el denso inicio de temporada del europeo. Sin embargo, una vez superadas las dificultades, parece que Doncic vuelve a ser el de siempre: uno de los jugadores más letales y dominantes de la NBA.

Enero ha sido un mes clarividente para Doncic y los Mavericks. Han ganado nueve de los once partidos que han disputado y ya son quintos de la conferencia oeste. El base ha firmado tres triples dobles y ha sumado sus dos mejores marcas anotadora s de la temporada en los últimos tres duelos: 41 contra los Toronto Raptors el pasado miércoles y 37 ante los Memphis Grizzlies antes de ayer. Números que refuerzan el buen estado de forma del esloveno en este principio de 2022 y que hacen olvidar su irregular inicio. Un Doncic más decidido de cara a la canasta y que no abusa tanto del tiro exterior, una fórmula que le ha hecho prácticamente indefendible durante buena parte de su breve carrera en la NBA. Buena salud tras un verano de lo más inestable.

Los Mavericks, tras caer dos años consecutivos a las primeras de cambio en los playoffs, ambas contra Los Angeles Clippers, vieron cómo se producían en julio tres cambios de calado en la dirección deportiva. Haralabos Voulgaris, mano derecha del presidente Mark Cuban, abandonó el equipo tras algún que otro choque con el entrenador, Rick Carlise, y con varios jugadores, entre ellos Doncic, como desveló en un artículo el medio estadounidense The Athletic el pasado junio. Según el texto, Voulgaris había adquirido mucho poder en el núcleo deportivo de los tejanos y el ambiente estaba enrarecido desde hacía meses. El caso acabó con la renuncia posterior de entrenador y el despido del general mánager, Donnie Nelson, una figura por la que el esloveno tenía predilección, ya que fue el principal responsable de que este acabase en los Mavericks: «Es difícil para mí, pero no soy yo quien toma las decisiones», aclaró el exmadridista tras la marcha de Nelson.

Cuban fichó a Jason Kidd como nuevo entrenador, una leyenda de la NBA y del equipo, presente en el último anillo que los tejanos ganaron allá por 2012, y ambos viajaron en agosto del año pasado a Liubliana y volvieron de la capital eslovena con Doncic renovado para las próximas cinco temporadas a cambio de más de 182 millones de euros . Fin al culebrón.

Sin embargo, una vez finalizadas sus vacaciones, Doncic volvió a Dallas con unos kilos de más, algo sobre lo que no tuvo reparo en responder. «Después de los Juegos Olímpicos, me tomé tres semanas de descanso y me relajé un poco . Tal vez demasiado. Solo tengo que corregir el rumbo». Algo más de tres meses separan aquella escena de la actual, en la que todos aquellos problemas son parte del pasado. Los Mavericks y Doncic, un matrimonio fuerte, lucha por hacer un buen papel en la actual campaña mientras planifican las posteriores, en las que deben dar el asalto definitivo a las altas esferas de la liga. Mientras, la ciudad de Dallas sonríe, pues Doncic vuelve a sonreír.