El vestuario de los jugadores en el Advocate Center
El vestuario de los jugadores en el Advocate Center - Robert McKendrick
NBA

Así es la nueva fábrica de los sueños de los Bulls

Nikola Mirotic nos descubre el «Advocate Center», donde la plantilla de los Bulls pasa el día a día cuando están en Chicago

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En el nuevo centro de entrenamiento de los Bulls, que apenas lleva unos meses en funcionamiento, todo reluce. Contrasta con el mítico United Center, a solo unos metros de distancia, donde hace dos décadas Michael Jordan escribía las páginas de oro de la franquicia y cuya estatua allí presente refuerza aún más lo lejos que quedan aquellos éxitos. [ Galería de imágenes del Advocate Center]

Para intentar repetir el éxito, los Bulls han estrenado este año el «Adovcate Center», un moderno complejo deportivo en el que no falta de nada para hacer más fácil la vida de los jugadores. «Tenemos un comedor gigante, con tres chefs diferentes. Podemos desayunar, comer o cenar allí. Todo está pensado para el jugador», reconoce Mirotic a ABC, aún ilusionado como el primer día.

Lo primero que llama la atención cuando uno entra por la puerta de la nueva casa de los Bulls es la pulcritud. Todo es blanco y rojo, los colores del equipo. Dos grandes logotipos con la cabeza del toro presiden el parqué principal y otros muchos más se distribuyen por el complejo. Cientos de metros cuadrados dedicados exclusivamente a hacer mejor a los jugadores que deben devolver el anillo a Chicago.

10.000 metros cuadrados que engloban dos canchas de baloncesto, una sala de musculación, zona de hidroterapia con varias piscinas, comedor, vestuario personalizado y hasta una sala de cine, además de oficinas y despachos para los técnicos y empleados de la franquicia. «Podemos venir siempre que queramos. Ni siquiera tenemos que esperar a que nos abran. La cerradura funciona con la huella dactilar, así que todos tenemos acceso para venir a entrenar si así lo creemos oportuno», señala Mirotic, fascinado por el trato recibido por parte de la organización.

Él es uno de los que más tiempo pasa en el Advocate Center. Para el montenegrino, es casi una necesidad. Acostumbrado a entrenar casi todos los días cuando jugaba en el Madrid, el cambio de ritmo de la NBA le tiene desconcertado por momentos. En Estados Unidos, la mayor parte de la temporada consiste en viajar y jugar. Apenas queda tiempo para la mejora individual, relegada en la mayoría de las ocasiones para la voluntad del jugador.

«Cuando estamos en Chicago, me gusta venir para hacer tiro y mejorar algunas cosas», señala el exmadridista, que tras unos meses de dudas en la NBA, ha explotado en el último mes con unos números de escándalo –19,3 puntos y 7,4 rebotes–. El aspecto físico, uno de los que más le preocupaba antes de llegar a los Bulls, es otra de sus obsesiones y siempre que tiene tiempo se pasa por las instalaciones para hacer pesas. El Advocate Center se ha convertido en su segunda casa. Lugar de obligada visita con el anillo en mente. El sueño que todos quieren conseguir y que se le resiste a la franquicia desde hace casi veinte años.

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