Juicio final al dopaje en Rusia

Hace seis años ya se emitió un reportaje de la televisión alemana ARD, «Secreto oficial. Cómo Rusia crea a sus ganadores», que cuestionó cualquier atisbo de credibilidad en el deporte ruso. Exponía una realidad paralela a la superficial de las competiciones. Un dopaje de estado, auspiciado y sostenido por el gobierno de Putin, con métodos de la KGB, cientos de positivos escondidos o falseados y el laboratorio de la agencia rusa antidopaje (RUSADA) como centro de operaciones. Durante seis largos años se ha conocido la corrupción del expresidente del atletismo, que cobraba mordidas a los rusos por ocultar sus positivos, se ha anulado la presencia de los deportistas rusos en las competiciones con la bandera de su país, y se hizo público el llamado «informe McLaren» que ratificaba y ampliaba cada dato del documental realizado por el periodista alemán Hajo Seppelt. Después de seis años, el proceso llega a su fin. El Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS), última instancia deportiva, juzga desde hoy hasta el jueves la propuesta de sanción de cuatro años a deportistas rusos y al país como organizador de eventos.

Hace 36 años se creó el TAS como un organismo jurídico de arbitraje habilitado para resolver las disputas tan particulares del deporte. Y es probablemente la primera vez que se enfrenta a una sentencia de tanta envergadura. El TAS juzga a un país, al gobierno de la nación más extensa del mundo y que desplaza mayor volumen de deportistas a cualquier torneo. Es un litigio que mide la talla y la credibilidad de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) –pide los cuatro años de sanción– frente al gigante ruso. Una versión siglo XXI de la guerra fría.

Fundada en 1999 a raíz del escándalo Festina en el Tour de 1998 , la AMA ha desplegado inversión, esfuerzos y una investigación sin precedentes para sacar adelante esta cruzada contra Rusia y las pruebas que la señalan. Y de alguna manera, una sentencia a su favor significaría frenar la amenaza de Estados Unidos y Travis Tygart, que quieren liderar la lucha contra el dopaje a nivel mundial.

El caso ha tenido un largo recorrido. Incluyó a atletas rusos participando en torneos con bandera neutral. Puso cara y ojos al exdirector del laboratorio Grigory Rodchenkov , quien se convirtió en el principal confidente de la AMA y protagonizó un documental que aireó todas las prácticas fraudulentas del gobierno de Putin. Llevó a juicio a Lamine Diack, el expresidente del atletismo mundial que cambiaba positivos por divisas. Y ha desembocado en el TAS porque este organismo ha descubierto que el laboratorio de Moscú manipulaba datos en las condiciones de vigilancia que se le impuso y que debían devolver a Rusia a las principales competiciones una vez se hubiera saneado la gangrena. La AMA entiende que no se ha arreglado y por eso acude al TAS.

En su alegato, la AMA pide que se prohiba la bandera rusa durante cuatro años en todos los eventos deportivos, incluidos los Juegos de Tokio 2021 y los de París 2024. Y no quiere que Rusia organice ninguna competición internacional en su suelo. La AMA pide que cualquier torneo que organice Rusia le sea cancelado . Si se confirma la sanción, no afectaría a la Eurocopa de fútbol de 2021 (San Petersburgo tiene asignados tres partidos de la primera fase y uno más de cuartos), ya que la reclamación de la AMA sólo afecta a los Juegos y a cualquier Mundial.