Juegos Paralímpicos

Jessica Long, una brazada por delante de Michael Phelps

La estadounidense, que nació sin huesos de rodilla para abajo, alcanza las 29 medallas, una más que su referente olímpico

La inquebrantable ilusión de Teresa Perales: «Nos vemos en París»

Jessica Long, durante una de sus pruebas en Tokio OIS

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Michael Phelps era la medida de todas las cosas, esas 28 medallas logradas en la piscina que todo el mundo admiraba. Para muchos también era un reto, ahí están Teresa Perales con 27, y su ilusión inquebrantable con la que irá a París ; Daniel Días, que frenó su trayectoria también con 27. Pero en Tokio, la barbaridad de medallas del estadounidense ha sido alcanzada, por Sarah Storey, y superada por una de sus mayores fans: Jessica Long .

Es verdad que se trata de una cuestión cuantitativa, imposible determinar el esfuerzo de unos y otros en sus respectivos Juegos. Pero los límites están siempre ahí, para superarlos. Y ahí están también Sarah Storey y sus 28 medallas , 17 de ellas de oro, entre las conquistadas en natación, de Barcelona 92 a Londres 2012, y las logradas en bicicleta desde Pekín 2008. Un estupendo botín para la inglesa que nació sin funcionalidad en la mano izquierda debido a que el brazo se le quedó enredado por el cordón umbilical durante la gestación.

Pero si hay alguien que quería atrapar a la leyenda estadounidense, esa era Jessica Long, también nadadora y fan incondicional de Phelps. Long nació en Irkutusk (Siberia), sin huesos de la rodilla para abajo . Una condena en aquella región que acaba casi siempre en orfanatos. A los 18 meses la adoptó una familia de Oregón y ella adoptó sus nuevas prótesis después de pasar por varias cirugías para aliviarle el dolor. Nunca tuvo ningún problema para saltar, correr, iniciarse en gimnasia artística y patinaje artístico, realizar los cursos de animadora del instituto o incluso competir en escalada.

Pero fue en la piscina, que le pareció horrible el primer día, donde ha encontrado su forma de volar hasta ser la mejor que pueda ser, de ser una estrella, un referente y, ahora, el límite de todos los nadadores.

Debutó en los Juegos de Atenas 2004 con apenas 12 años . Ni notó la presión, campeona en tres pruebas; le siguieron otros cuatro oros, una plata y un bronce; de Londres, cinco oros, dos platas y un bronce; de Río 2016, un oro, tres platas y dos bronces; y de Tokio, tres oros, dos platas y un bronce: 29 medallas. Podía haber sido una más, pero el equipo estadounidense fue descalificado del relevos 4x100.

Sus padres biológicos, Natalia y Oleg Valtysheva, la vieron disputar los Juegos de Londres, pero sin saber que era su hija. Después de que su historia recorriera medio mundo, el medio The Siberian Times rastreó a la familia y se reencontraron padres e hija en 2013, un encuentro muy emotivo en el que conoció a su hermana Nastya, un año menor que ella. «Siempre supe que era adoptada. Conocí a mis familia rusa. Los quiero más de lo que las palabras pueden expresar. Mi corazón está lleno», tuiteó la nadadora en aquella ocasión.

De Río 2016 no consiguió llevarse ningún oro. Pero solo fue un alto para tomar impulso en Tokio, con algunas dificultades en el camino. Entrenando a braza siempre acababa con dolor de espalda. «Sobre todo sufría en la zona lumbar. Hasta que dos años después descubrimos que tengo una vértebra adicional . Así que ha sido difícil entrenarlo, solo puedo un poco antes de sentir algo de dolor«, admitía ayer. También confesó que no sabe dónde está su primera medalla de oro, lograda en Atenas 2004: »No, no sabemos dónde esta, podría estar en un museo, pero no lo sé. Pero vuelvo a aquellos momentos, cuando tenía 12 años, para levantarme cuando estoy de bajón. Quiero que esa niña se sienta orgullosa de la mujer de 29 que soy ahora «.

Jessica Long OIS

También quiere ser el referente paralímpico. «Siempre quise allanar el camino para la próxima generación, así que es realmente emocionante ver la intensidad y cuánto ha crecido el movimiento. Hubo un momento en 2008 en el que nadie quería hablar con los atletas paralímpicos. Recuerdo haber estado haciendo algunas ruedas de prensa y solo me empujaban hacia un lado. Cuando tuve la oportunidad de entrenarme con Michael Phelps y su entrenador Bob Bowman, fue cuando me di cuenta de que éramos tan buenos como los olímpicos. Eso no se puede cuestionar«.

En Londres 2012 fue la madre de Phelps quien felicitó a Long, par Tokio, fue el propio Michael: « Michael me escribió buena suerte y me dijo que me estaba apoyando y animando. Fue un gran momento, especialmente por ser un atleta paralímpico y tener el respeto de los olímpicos«. Ahora también la admiración, Jessica Long, 29 medallas. El listón para todos.

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