Toros
José Moya recupera el legado taurino de Aníbal González en Aracena
El ganadero de El Parralejo acaba de reinaugurar sus instalaciones regionalistas, así como una nueva plaza de tientas
El arquitecto sevillano no la edificó para la crianza del toro bravo, sino que era la casa campo del marqués de Aracena. Aun así, la finca Monte San Miguel acabó convirtiéndose en una institución taurina desde que el torero Manolo González se casara con Socorro Sánchez-Dalp , heredera del cortijo y propietaria del mítico hierro de Juan Belmonte .
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Al igual que ya ocurriera hace un siglo con Javier Sánchez-Dalp , marqués de Aracena, la finca necesitaba un mecenas que apostara por el incalculable patrimonio histórico que allí dejó Aníbal González . Sólo alguien como José Moya podía salvarla del desastre gracias a su potencial económico, su compromiso con el patrimonio y su indudable afición por el toro bravo.
El actual propietario no se lo pensó cuando se la ofrecieron: «Era la oportunidad de comprar un santuario del toreo ». José Moya lleva más de una década sumergido en un proyecto ganadero que empezó siendo un hobby y que diez años más tarde se ha convertido en una vacada de referencia: El Parralejo .
La ganadería pastaba a quince minutos de su nueva residencia, en una finca completamente adaptada para la crianza del toro bravo y que continuará siéndoles útil para su desempeño: « La finca El Parralejo se nos había quedado pequeña . Son 400 hectáreas con una importante carga ganadera: 250 vacas de vientre que al final se traducen en mil reses», señala José Moya.
Desde que se efectuó la venta por parte de los hermanos González Sánchez-Dalp en el verano de 2017, las obras no han cesado en la finca para que sus instalaciones recobren el esplendor inicial. « Se ha conservado todo el estilo origina l. El cortijo es patrimonio histórico de Andalucía y había que respetarlo como tal. Hemos empleado todo el esfuerzo que el edificio merecía», reconoce el ganadero.
José Moya no tiene intención alguna de deshacerse de su anterior finca. A partir de ahora las vacas madres estarán en El Parralejo (Zufre) y en Aracena desembarcarán los añojos y añojas destetados. Aquí se criarán los toros de lidia y se tentarán todas las becerras en una espectacular plaza de tientas que ha edificado junto al cortijo regionalista. Para sacarle la máxima productividad a las más de 1.200 hectáreas , añadirán animales mansos a la explotación ganadera.
El Parralejo ha logrado convertirse en sinónimo de éxito durante sus diez primeras temporadas lidiando. Innumerables indultos y vueltas al ruedo avalan la obra de José Moya y el representante de la ganadería, Rafael Molina . Este año debutarán en la Monumental de Las Ventas con una corrida de toros . «No puedo estar más contento con los resultados. Al comienzo del proyecto dije que sería todo poco a poco, y ya estamos llegando al tope de número de ejemplares. Nuestra intención es no pasar de cuatro corridas de toros y aproximadamente igual en novilladas. Además, aprovechamos el mercado sin picadores para darle salida a los animales que no tienen capacidad para mayores desafíos. Nuestro objetivo está en priorizar la calidad por encima de la cantidad ».
Pese a todo lo que ha conseguido en tan escaso tiempo, José Moya no se conforma: « Siempre hay que superarse . De momento tenemos por delante nuestro debut en Madrid y ya el colmo llegará cuando triunfemos en corrida de toros en Sevilla . Aunque aún no me veo con fuerzas para asumir este reto».
Tiene claro cuál es el toro que busca y que quiere que represente al Parralejo: «Un animal que me satisfaga como aficionado y que, con su bravura necesaria, permita al torero pegar cuarenta muletazos que lleguen al corazón del aficionado ».
Es contundente a la hora de hablar de los problemas del sector taurino: « Falta profesionalidad, seriedad y organización . Le pido perdón a quien se sienta molesto, pero hay mucha diferencia con respecto a todos los sectores económicos que conozco».
Tiene un nuevo proyecto como ganadero: el transplante de embriones . «No contamos con la colaboración de la administración andaluza. Es lamentable, pero la Dirección General de Ganaderías está en manos de funcionarios que no entienden este problema, hasta el extremo que hemos tenido que pedir auxilio a la Junta de Extremadura porque la de Andalucía no ayuda a un proyecto innovador que puede tener tanta importancia para el futuro».
