Triunfo de José Garrido con encastados victorinos en Herrera del Duque

El extremeño corta dos orejas a un toro de vuelta al ruedo, en una corrida en la que resultó herido el banderillero Alfonso Gómez

José Garrido, en un pase de pecho al quinto victorino @infojosegarrido

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La Virgen de agosto es una de las fechas más taurinas del año: la Paloma, en Madrid, a la que tanto cariño tenía Vicente Zabala padre; la Feria de Málaga; la Semana Grande de San Sebastián; la Virgen de Begoña, en Gijón... Este año, por el Covid, lidia su primera corrida Victorino Martín en un pueblo extremeño, Herrera del Duque: toros serios, bien armados, de plaza de primera, con casta y emoción. Dos orejas corta José Garrido al quinto, premiado con la vuelta al ruedo.

En el primero, brusco, Manuel Escribano se luce en banderillas (pasa un momento de apuro al perder pie en el quiebro al violín). Se muestra profesional y firme en la muleta pero el toro se tapa, al entrar a matar. El cuarto, «Platónico», no es un amor sino un toro bravo, en el caballo, y noble, en la muleta. Escribano banderillea con facilidad y logra naturales largos, templados, disfrutando mucho. El sevillano pincha arriba y descabella dos veces. Todo se queda en petición y vuelta al ruedo.

El segundo, astifino, derriba en el caballo, es codicioso y humilla. Lo recibe Garrido con vistosos lances, flexionando la pierna. El trasteo, algo acelerado, tiene entrega y emoción pero no mata bien. El quinto, bizco de pitones, espera en banderillas. Garrido lo mete en la muleta, busca alargar las embestidas y ligar, en un trasteo meritorio, que va a más. La media estocada es suficiente. El entusiasmo se desata, se le conceden las dos orejas y también la vuelta al ruedo al bravo y noble toro.

Solo un año lleva como matador el portugués Juanito, formado en la Escuela de Badajoz, al que he visto actuaciones muy valientes en Olivenza. Esta tarde lidia por primera vez esta divisa. En el tercero, muy suelto, acierta al sacarlo de las querencias y logra derechazos largos, mandones. Al final, pierde pie y es herido, en el suelo, el banderillero Alfonso Gómez. Falla Juanito con la espada. En el último, se muestra de nuevo muy decidido, aunque el toro se vuelve. Para ser su primera corrida con victorinos, ha estado digno.

Cada uno en su estilo, los tres diestros han cumplido bien, salvo a la hora de matar: hubieran podido cortar más trofeos. La falta de corridas puede ser la excusa pero, si no se acierta con la espada, el triunfo se esfuma. Si los toros tienen casta y los diestros, entrega, la emoción está garantizada. Eso ha sido siempre la Fiesta.

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