Rubén Pinar triunfa con una importante corrida de La Quinta en Albacete

Faena de elegancia y torería de Andrés Palacios

Derechazo de Pinar Efe

Efe

El diestro Rubén Pinar aprovechó este domingo a la perfección las notables posibilidades que le ofrecieron sus dos toros de una importante corrida de La Quinta para cortar dos orejas y abrir así su sexta puerta grande consecutiva en Albacete, en una tarde en la que también brilló Andrés Palacios, aunque sin espada.

Pinar sigue sin fallar en su tierra. Está visto que su presencia año tras año en la feria de la Virgen de los Llanos es sinónimo de triunfo asegurado. Hoy lo volvió a hacer. Y con una seria, imponente y muy interesante corrida "santacolomeña" de La Quinta.

A su primero, segundo de corrida, le formó un alboroto de los buenos. Ya con el capote dejó momentos de mucha importancia, como un quite por chicuelinas de manos muy bajas. Pero lo gordo llegó en la muleta, donde el astado respondió con transmisión y muy buen son, lo que aprovechó Pinar para cuajarlo de maravilla sobre ambas manos, con mucho oficio, temple y técnica.

Las tandas a derechas surgieron perfectamente compactadas, pero hubo un par de ellas al natural de exquisita caligrafía. Agarró una estocada fulminante en la suerte de recibir, también porque la espada cayó un tanto caída, lo que quizás hizo que el usía no atendiera la petición de la segunda oreja, dejando el premio en singular.

Refrendó el triunfo Pinar con el gran quinto , un toro de enclasada movilidad y un gran pitón derecho por donde el de Tobarra argumentó una faena de alta nota, otra vez sobre los mimbres del temple, la limpieza, el hilván, la conjunción.

La gente disfrutó mucho con el paisano, que cortó la oreja que la abría la sexta Puerta Grande consecutiva de la Chata.

Volvía a Andrés Palacios a su tierra tras coger la sustitución de Fortes. El veterano espada manchego anduvo solvente con un primero de corrida al que le faltó sobre todo fondo y recorrido, y al que logró extraer algún muletazo suelto de buen aire dentro de un conjunto sin redondez, quede dicho que por falta de enemigo.

El cuarto fue bueno de verdad, un toro de excelsa calidad por los dos pitones con el que Palacios reverdeció laureles en una faena de mucha elegancia y torería, relajo y notable prestancia, corriendo la mano con mucho gusto por los dos pitones. Importante faena del albaceteño que, al final, quedó en una gran ovación tras fallar reiteradamente con los aceros.

José Garrido pasó de puntillas con su buen primero, al que pagó pases por uno y otro pitón pero sin llegar a emocionar a una parroquia que le dio cuatro palmas tras el arrastre. El sexto fue otro toro con posibilidades y aquí Garrido anduvo más entonado, sobre todo en el toreo al natural. No anduvo certero con la espada y fue ovacionado.

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