Paco Camino y El Cordobés: de las palabras a las manos un primero de mayo

Ocurrió en 1965 en una tarde que acabó a puñetazos en la plaza de Aranjuez

Las cuadrillas separan a Paco Camino y El Cordobés en Aranjuez

Ángel González Abad

El primero de mayo de 1965 los aficionados tenían la vista puesta en Aranjuez, en un cartel que despertó mucha expectación como demostró el llenazo que registró el coso del Real Sitio. Paco Camino y El Cordobés iban a arropar la alternativa de un joven y prometedor novillero: Vicente Punzón.

Al final, ni las ilusiones del toricantano ni el clasicismo de Camino ni el tirón popular de Manuel Benítez pasaron a la historia del festejo. El día estaba gris, amenazando tormenta, que nadie pensaba que finalmente se iba a desatar en el ruedo . Del ambientazo inicial se pasó a la máxima tensión cuando las dos figuras del momento comenzaron una airada discusión en el callejón y acabaron a golpes en la mismísima arena, entre la sorpresa del público, que se frotaba los ojos para cerciorarse de que Paco Camino y El Cordobés estaban enzarzados en una pelea tabernaria.

Cuenta ABC en la crónica del suceso que la borrasca se fraguó durante un quite que en el quinto de la tarde le hizo el maestro de Camas a un toro de El Cordobés : «¿Celillos profesionales? ¿La primavera, que la sangre altera? ¡Vaya usted a saber! Marejadilla».

La escena fue así: «El Cordobés da unos lances lucidos. Paco Camino, haciendo uso de un derecho reglamentario, se va hacia el toro dispuesto a realizar su quite. El toro no se arranca. Camino se quita la montera y se la lanza al animal para encelarle. Y vaya si se encela. Allá va el toro y Camino le da cuatro chicuelinas que ponen de pie al público. Una ovación de las que con frecuencia se denominan delirantes».

Termómetro pasional

Y sigue el relato abecedario: «El asunto no va a más, de momento. Pasa el tercio de banderillas. El Cordobés está pidiendo permiso a la presidencia para iniciar la faena de muleta, y, entre tanto, Paco Camino va hacia uno de los burladeros atravesando el ruedo. El público, que todavía tiene en los dedos el picorcillo de la ovación que le ha tributado, renueva sus muestras de agrado al torero de Camas. La coincidencia del menester que esta cumpliendo el de Palma del Río y los aplausos que está recibiendo el compañero ponen el termómetro pasional al rojo vivo».

Y en ese momento, una nube negra: «Los presagios de los hombres del tiempo pasan al planeta taurino. En este ambiente eléctrico empieza su faena de muleta El Cordobés, que para colmo no agrada al respetable, pues el toro que parecía bueno no le da la razón a los pronósticos y va para abajo. Mata El Cordobés. Bronca. Al retirarse al callejón le dice ciertas palabras a Paco Camino. Los que estaban cerca aseguran que le increpó con dureza. De las palabras a los hechos, en primavera, cuando no se dominan los nervios, no hay más que un paso. Puñetazos, intervención de los allegados y de la fuerza pública».

Los espectadores no se lo creían y reaccionaron abroncando a los toreros, que seguían enzarzados en el tumulto que se formó, aunque al final se pusieron de parte de Camino y siguieron increpando a Benítez. Quedaba por saltar a la arena el sexto toro, que le correspondía a Vicente Punzón . El más joven dio una lección a las figuras y les brindó la faena obligándoles a saltar a ruedo y allí les invita a que se fundan en un abrazo. ¿La Paz? El abrazo de Vergara, lo calificaron algunos medios, que lo tuvieron fácil para calificar el suceso como «el motín de Aranjuez».

«En el redondel se torea y se boxea en el ruedo», finalizaba la crónica ABC.

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