José María Garzón: «Al toreo hay que darle una vuelta como a un calcetín»

El empresario asegura que la Fiesta necesita una reestructuración «total»

José María Garzón Valerio Merino

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«Moriría por España y por el toreo». En corto y por derecho introduce la entrevista José María Garzón , un empresario con proyectos revonados. Su inquietud le hace trabajar a jornada completa desde el confinamiento en su casa de Sevilla: «No paro de planificar cosas, mi afición y mi vocación son tremendas. ¿Y sabe una cosa? Necesitamos un cambio radical : al toreo hay que darle una vuelta como a un calcetín. Para bien, claro...». Lamenta también la «inviable y discriminatoria medida del Gobierno con el sector taurino [los 9 metros cuadrados]». Y especifica que se pronuncia «a título personal, no como miembro de la junta directiva de Anoet». Aclarado queda.

-¿Qué haría Garzón para salvar la Fiesta de esa crisis?

-Hay que reestructurarla de verdad. Se tenía que haber hecho hace muchos años. Dentro de la situación, soy optimista. Puede ser la última oportunidad para la Fiesta. Si somos capaces de mirar por el bien general, apartando intereses personales y con generosidad de alturas, el toreo tendrá solución. Es difícil, pero se puede hacer. Hay que profesionarlizarlo más.

-¿Cómo?

-Creando un ente, ya sea bajo la fórmula de federación o de otra, con todos a una, donde se decida el camino por el que debe andar el toreo. Lo que no puede ser es que en un gremio como el toreo, con lo que mueve, vaya cada uno por su lado. Y hay que recuperar algo fundamental: los pueblos, ahí está la base de la tauromaquia. Las figuras deberían ir. Estoy luchando por hacer algo y voy a morir intentándolo. Otra cosa que veo muy negativa es que se pase el año sin conexión con los aficionados. Es el momento de resurgir.

-¿Es partidario de dar toros por la tele sin público?

-Es un tema delicado, pero habría que hacer algo. No deberíamos pasar un año en blanco, desconectados de la afición. Hay que mantener la llama y creo que puede ser positiva esa conexión del aficionado con los toros a través de televisión. Pero, sobre todo, es el momento de reestructurar la Fiesta, manteniendo la esencia.

-Su opinión dista de la de otros profesionales.

-Yo no digo que mi opinión valga más que la de otros, pero sí que intento hacer proyectos. Podemos tener visiones empresariales diferentes, pero debemos mirar todos por el mismo futuro, el del mantenimiento de la Fiesta. Y creo que, igual que se dice en el escalafón, es el momento, más que nunca, de que unos den un paso al lado y otros al frente por el interés general. Habrá alguno que tenga que dar ese paso atrás y que entre otro tipo de gente. No digo que se vaya nadie, pero sí que se dé un paso atrás. Aquí hay que renovar el escalafón en todos los sentidos y no solo en los matadores. Con mucho cuidado, pero darle una vuelta total. Ya no podemos perder más tiempo. De la guerra que es esta crisis debemos salir reforzados, dar ese golpetazo fuerte que no se dio en 2008. Siempre desde la humildad, pero hacia delante; si no, esto se acabará...

-Los que tienen el poder no lo van a soltar.

-Todos debemos tener generosidad y echarnos un poquito al lado, escuchando a gente nueva con otra forma de trabajar. Y no hablo por mí, yo no soy nadie. Pero hay que cambiar las cosas con carácter urgente, darle una vuelta. Pelear a una, sin deslealtad.

-¿Lealtad? ¿Interés general? ¡Pues no pide usted!

-Pues debería haber lealtad y ese compromiso general. Y sobre todo no permitirnos que desaparezcan más pueblos, que desaparezcan ganaderías. Y yo también tengo culpa. Si quedan por ejemplo 800 toros en el campo, el pastel no puede repartirse entre tres ganaderos. Hay que recuperar todo, mirar por todos, tener mayor flexibilidad en los costes y que nadie pierda. Si hacemos una corrida por 45 mil y no por 75 mil, haríamos más; si una novillada me costará 30 o 35 mil euros, también programaría más.

-Además de las cuestiones internas del sector, ahí entra en juego también el papel de la Administración.

-Por supuesto, pero no podemos esperar que los políticos solucionen los problemas de nuestro gremio, ningún sector industrial puede esperar eso. Puede colaborar, pero no basarnos en las ayudas. Yo no estoy a favor de este Gobierno en muchas cosas, pero lo que no vamos a decir es que al toreo tenga que salvarlo el Gobierno, el toreo lo tienen que salvar los profesionales. Parece que tenemos un antifaz en la vista y no vemos a más de diez centímetros. A nuestros abuelos les tocó sacar España adelante después de una guerra, a nosotros nos toca sacar al toreo adelante después de su crisis más grande. Son muchos los empresarios taurinos que había antes, unos 140. ¿Y ahora? Han desaparecido muchísimos. Yo mismo empecé hace 14 años en portátiles como Villanueva del Rosario. Trabajaré y confío en la recuperación de muchas plazas.

-¿Qué pasará con los cánones de Córdoba o Santander?

-En conversaciones estoy.

-Pese al drama, refleja cierta esperanza .

-Eso siempre. Estamos en una guerra, esto es un hospital de emergencia, en un estado crítico, un Ifema, pero confío en la recuperación siempre que se mire con generosidad por el bien general, sin creernos el ombligo del mundo, pero tampoco menos que nadie. Tenemos una oportunidad de oro.

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