Emilio de Justo no tolera el corsé y tendrá que permanecer completamente inmovilizado en el hospital

El torero extremeño pasa «las de Caín» en su primera noche con el armazón, se lo retiran y le pondrán uno nuevo el lunes

El gesto de dolor de Emilio de Justo tras la durísima cogida en Las Ventas Efe

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Solo quien ha sufrido una lesión tan delicada como la de Emilio de Justo conoce ese dolor, un dolor insoportable por momentos. «Ha pasado muy mala noche. Los dolores no remiten. Ayer le pusieron el corsé -desde el pecho a la barbilla- y no lo ha tolerado bien. Se lo han tenido que quitar. No ha dormido nada y ha pasado las de Caín», cuenta su apoderado, Alberto García , pendiente en todo momento de su torero.

La intolerancia al armazón hace que la figura de Torrejoncillo tenga que permanecer como mínimo hasta el lunes en el hospital madrileño de La Fraternidad , donde se encuentra desde el pasado domingo debido a la fractura de dos vértebras, la C1 y la C2 , conocidas en medicina como atlas y axis. «Fue explorado por un dolor cervical intenso y limitación funcional severa de la columna cervical, pero sin ninguna afectación neurológica sensitiva y motora. Se le realiza una RX en la que no se objetivan desplazamientos ni luxaciones, TAC de columna cervical con fractura estallido de masa lateral izquierda de atlas (C1) y fractura estallido de masa lateral derecha de axis (C2), sin desplazamientos apreciables. Se realiza también una resonancia magnética urgente sin que se aprecie afectación medular ni lesiones ocupantes de canal, con lesión ligamentosa atlantoodontoidea. El paciente queda ingresado a la espera de inmovilización definitiva. Pronóstico muy grave», rezaba el parte médico.

El torero cacereño tendrá que permanecer en cama, completamente inmovilizado, hasta el lunes, cuando esperan que le pongan otro tipo de corsé que tolere mejor. «Es obligado estar encamado, sin corsé no puede incorporarse ni levantarse, cualquier caída puede enviarle al otro barrio». Así de crudo y de real.

De Justo sufrió el percance con el primer toro, de la ganadería de Pallarés, de su reto con seis en Las Ventas el Domingo de Ramos. Se tiró a matar o morir y sufrió una cogida con una brutal caída que le provocó la mencionada lesión. Hasta la enfermería le llevaron la oreja conquistada tras una faena que presagiaba una hazaña a lo grande. El durísimo golpe frustró su sueño de niño, un sueño que quiere repetir, aunque ahora los ánimos, con semejantes dolores, suban y bajen.

«Como es lógico en estas circunstancias, con una recuperación que va a ser muy dura , tiene momentos», dice García. Y añade: «Según le van contando cómo fue la corrida, es consciente de que todo estaba preparado para enmarcar su nombre en la historia, pero sabe que su estatus de torero ha crecido, por cómo estuvo en ese toro, por toda la gente que arrastró. La afición le va a esperar con más ilusión aún».

Respecto al tiempo de convalecencia, cuyo mínimo son tres meses, el matador tiene claro que reaparecerá cuando esté al cien por cien. «La gente le querrá ver totalmente recuperado. Y más todavía con este tipo de lesión: hay que dar gracias porque pudo ser fatal. Primero, la inmovilización; luego, la rehabilitación». Como siempre, paciencia.

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