Andrés Amorós - Lucía Bosé

La italiana y el torero

En España surgió el «flechazo», a pesar de que ninguno de los dos hablaba el idioma del otro

Lucía Bosé y Luis Miguel Dominguín ABC

Así llamaban a Lucía Bosé , al comienzo, los amigos de Luis Miguel : «La italiana». Y así le llamaba ella: «El torero».

Después de la muerte de Manolete, Luis Miguel se había autoproclamado –con razón– el número uno. En septiembre de 1954, rompió su tempestuosa relación con Ava Gardner.

El 19 de diciembre de 1954 llegó a Madrid Lucía Bosé, para rodar «Muerte de un ciclista». Quizá conoció a Luis Miguel en Barajas o en la embajada cubana. Lo seguro es su «flechazo» [así se enamoraron] , a pesar de que ninguno de los dos hablaba el idioma del otro. Muy pronto, él le escribió a Ava que iba a casarse con Lucía. Ella lo entendió: «Estaba ansioso por sentar la cabeza».

Eran dos bellezas totalmente distintas: Ava, sensual; Lucía, como un dibujo italiano del Renacimiento: delgada (había sufrido una enfermedad del pecho), con ojos profundos e ínfulas de musa.

¿Por qué rompieron? Luis Miguel era buen amigo de sus amigos; mal enemigo de sus enemigos; fatal, como marido. Ella no valoró nunca el toreo: eso, con un Dominguín… Los hijos se educaron con ella: conocieron poco a su padre.

El rencor de Lucía menguó, con los años. Al final, presumía de haber sido la mujer que más quiso a Luis Miguel. No era la única que pensaba

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