«El salto de Darwin», un viaje transformador con Las Malvinas como telón de fondo

Natalia Menéndez dirige en las Naves del Español la obra de Sergio Blanco, con la que se cierra el Festival de Otoño de Madrid

Jorge Usón, en «El salto de Darwin» Esmeralda Martín
Julio Bravo

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Junio de 1982. Durante el segundo fin de semana del mes, una familia recorre, en un Ford Falcon de 1971 al que va anclada una caravana, 3.474 kilómetros en la Ruta Nacional N°40 , que recorre Argentina de Norte a Sur. Su intención, esparcir las cenizas de un joven -hijo, hermano y novio- muerto durante la Batalla de Pradera del Ganso, en Puerto Darwin , uno de los primeros enfrentamientos de la Guerra de las Malvinas.

Éste es el argumento de « El salto de Darwin », una obra del franco-uruguayo Sergio Blanco , uno de los más relevantes dramaturgos en lengua española de la actualidad. A pesar de que Blanco escribió la obra hace casi una década, la función no se estrena hasta ahora. Lo hace en las Naves del Español en Matadero , dentro de la programación del Festival de Otoño. La dirige Natalia Menéndez -que ya dirigiera «Tebas Land», del mismo autor, hace tres años-, que cuenta con un reparto compuesto por Juan Blanco, Cecilia Freire, Olalla Hernández, Teo Lucadamo, Goizalde Núñez y Jorge Usón .

«El salto de Darwin», dice la directora, «tiene humor, crueldad, poesía... Es una obra que habla de la guerra de las Malvinas y a través de ella habla también de las guerras personales y familiares , y a través de un viaje físico, que en un principio es una huida, habla igualmente de un viaje de transformación; de la empatía, de la aceptación del diferente... De la civilización. La familia de esta obra saca sus monstruos, sus deseos sus apetencias, su ternura, su cariño, su humor... Es una obra para percibir, para sentir y, sobre todo, para interrogarse; que es un grito en forma de caricia por la paz».

«Nos plantea preguntas todo el tiempo -remata Jorge Usón-. Es una pieza de ingeniería teatral muy bien trazada , y un texto lleno de secretos, está encriptado. Y, sobre todo, es una apuesta por la esencia del ser humano».

Destacado representante en el teatro actual de la corriente de la « autoficción », asegura Natalia Menéndez que en esta obra -de la que su autor escribió cuatro versiones- no está tan marcada. «Es una obra a caballo, que camina hacia la autoficción; es una obra autotransformadora».

«Escribí «El salto de Darwin» -ha escrito Sergio Blanco- después de haber escrito «Kassandra» y «Barbarie», que son dos obras que hablan del fin del lenguaje y que lo terminan deshaciendo por completo: en «Kassandra» el español es directamente eliminado -la obra está escrita en inglés- y en «Barbarie» es destrozado hasta el punto de que los personajes solo terminan gruñendo como si fueran bestias -bárbaros en la Antigüedad eran los que no tenían lenguaje-. Me detengo en esto, para explicar lo siguiente: «El salto de Darwin» es una obra que me reconcilia con el lenguaje, es un texto en donde las palabras vuelven a habitar a los personajes, en donde el español vuelve a contener sus historias y en donde la lengua les construye como sujetos. Siempre insisto en que «El salto de Darwin» es un texto de reconciliación con la experiencia lingüística , ya que es una obra en donde hago las paces con mi lengua materna. «l tema principal de la pieza es la celebración del fin de la guerra, la condena férrea del combate bélico y la ridiculización de la contienda militar: es un texto que festeja paz».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación