Reivindicar el poder de la risa

Una imagen de la obra David Ruiz

Diego Doncel

Álvaro Tato y Yayo Cáceres han convertido el escenario del Teatro de la Comedia en una fiesta, en la reivindicación de la risa como el arma más poderosa contra las estrecheces vitales y morales. «Andanzas y entremeses de Juan Rana» es, por eso, un espectáculo con el que disfrutar, pero desde el cual, y a través del humor y la música, se pretende corroer la ideología del pesimismo, de las abstinencias y de las oscuridades. La obra busca gustar al público, entretenerlo y divertirlo con las mejores armas de la comedia: la imaginación para crear escenas cómicas, la crítica asumible, la moraleja esperanzadora. Para ello se vale del homenaje a esa figura de uno de los más afamados actores del Siglo de Oro como fue Juan Rana, el gracioso más popular de su tiempo, esa bola de manteca que hacía reír sin pronunciar siquiera una palabra en el escenario. Juan Rana tiene tanto de pícaro como de don Carnal, de bufón como de máscara. Es el bobo bajo cuyo rostro se esconde toda una sociedad.

El espectador, en todo caso, asiste entre situaciones cómicas y canciones pegadizas a un proceso inquisitorial contra lo que simboliza el humor, la libertad, la incorrección, la burla de los valores establecidos. Para ello el espectáculo rescata las obras que grandes autores de la época escribieron para este Cosme Pérez ( Juan Rana): de Calderón de la Barca a Agustín de Moreto, pasando por Jerónimo de Cáncer o Luis Quiñones de Benavente. Como siempre Ron Lalá no teme ni a la ligereza ni a la pasión imaginativa, ni a la irreverencia ni a la burla y, valiéndose de un buen oficio ya acreditado, lo que llevan a cabo es un homenaje al teatro como el lugar de ese carnaval de la provocación, del espíritu crítico y del desacato. No es extraño, por eso, que la escenografía recree sencillamente un escenario dentro del escenario.

Ron Lalá construye este espectáculo a base de una fórmula en continua repetición, pero de una eficacia a prueba de patio de butacas. La agilidad en el ritmo se combina con unas interpretaciones llenas de recursos que apelan al ingenio satírico. Todos los actores vacían su talento y su versatilidad.

«Andanzas y entremeses de Juan Rana» es un festín de buen teatro, una obra inteligente que presenta ese Barroco festivo que se quedó en los márgenes del discurso oficial. Es tan atrevida, aguda y perspicaz que el público no va dejar de celebrarla. Memorable.

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