FESTIVAL

El Monkey Week encuentra su sitio en Sevilla

La segunda edición del festival se redimensiona y consolida con tres intensas jornadas de conciertos

Una de las actuaciones celebradas durante el segundo festival Monkey Week en Sevilla PEPE ORTEGA

JESÚS MORILLO

El Monkey Week ha llegado a la Alameda de Hércules para quedarse. Esa era la intención desde el pasado año, cuando se trasladó desde El Puerto de Santa María con el objetivo de crecer, aunque ha sido, finalmente, en la edición que se clausuró en la madrugada del sábado, donde el festival parece haber encontrado su sitio en la ciudad, consolidándose como la cita musical del otoño en la zona.

Para empezar, el festival, que ha ofrecido más de 150 conciertos durante el puente del Pilar, se ha redimensionado para centrarse en el entorno de la Alameda de Hércules, con la única excepción de las salas de la calle José Díaz –X, Even, La Calle-, donde el público se trasladaba ya a medianoche para cerrar jornada.

El recurso del Teatro Central se dejó solo para la inauguración, mientras que el certamen renunció a otros espacios usados el año anterior, como la Torre de Radiópolis y la Sala Malandar, no demasiado alejados del bulevar, pero que favorecían una cierta dispersión.

De esta forma, la Alameda ofrecía al público un cómodo recorrido de diez escenarios –se tardaba unos diez minutos andando entre los más alejados- repartidos en salas, Espacio Santa Clara y Teatro Alameda –sede de las principales propuestas del día-. Además, la organización buscó minimizar en lo posible –sin olvidar que esto es un festival de rock- los daños colaterales del ruido a los vecinos, que provocaron alguna protesta la edición anterior.

Este año han brillado por su ausencia las quejas en este capítulo, por cuanto los  horarios de los conciertos en los dos escenarios situados en el bulevar –solo uno de ellos de acceso gratuito- han funcionado con la precisión de un reloj suizo . Además, la organización retrasó la hora de inicio de las actuaciones por la tarde, concluyendo la actividad, al igual que el pasado año, antes de la medianoche.

A lo que se suma una reducción en el número y un adelanto en la hora de finalización de las actuaciones del espacio Santa Clara. El volumen de los conciertos también lo ha manejado la organización de forma inteligente.

Con esta infraestructura, el certamen ha presentado más de doscientas actuaciones, en su inmensa mayoría, de bandas emergentes , pues ese es el concepto de Monkey Week y que resume tan bien su lema «descubre hoy las bandas del mañana».

En ese sentido, el festival volvió a revelarse como un estupendo termómetro de la escena independiente , porque, aunque el rock y el pop son los estilos predominantes, también hay espacio para otros sonidos, desde el folk a la cultura dance, pasando por el trap, tan boga actualmente y al que el certamen dedicó sus actuaciones principales el viernes, y propuestas, no por minoritarias, menos interesantes.

El público asistente en el festival celebrado en la Alameda de Hércules PEPE ORTEGA

Destacar, y más en un festival de «showcases», a unos sobre otros está fuera de lugar en esta pieza, aunque no está de más señalar la atención del Monkey Week a la escena local, dando visibilidad a algunas de sus propuestas más brillantes, sobre todo ante el público visitante. No hay que olvidar, aunque su proyección en los medios sea más limitada, que el Monkey Week es una feria profesional que fomenta el negocio y la promoción.

En el plano artístico, es necesario destacar la apuesta del festival por nombres consagrados para redondear y dar lustre a un cartel, en el que el público va a descubrir por primera vez a muchas de las bandas. La elección de los Swans , que inauguraron el festival junto a Baby Dee en el Central, es intachable y pertinente en un momento en el que su líder, Michael Gira , está despidiendo a uno de los grupos referenciales de la escena independiente estadounidense de las últimas décadas.

La de Rocío Márquez , con una entrega total en una gran actuación el sábado en el Teatro Alameda , también ofrece una idea de la ambición artística de un festival al que el único «pero» que se le puede poner en este capítulo es no haber sumado a los mencionados algún atractivo más a los carteles de su escenario principal de cara a la mayoría de los asistentes, de una media de edad de treinta y tantos y abonados al pop-rock.

Asistentes y patrocinios

Pero el público, a tenor de lo visto, disfrutó y respondió a la convocatoria , pues desde la organización manejaban el sábado unas cifras de asistencia superiores a las 10.000 por día , lo que da una idea de la consolidación de un festival que cuenta con un presupuesto de unos 220.000 euros , de los cuales 50.000 euros los aporta el Ayuntamiento y 32.000 la Consejería de Cultura, pero donde el apoyo de patrocinadores privados es fundamental.

En ese sentido, la asociación con Son Estrella Galicia ha supuesto un gran respaldo al festival (33.000 euros) que, tras la consolidación de esta edición , encara la próxima con una novedad que puede traducirse en un nuevo salto cualitativo : su entrada como único socio español en la Innovation Network of European Showcases (Ines) , una plataforma de cooperación financiada por la Unión Europea formada por ocho festivales de «showcases».

Unas buenas expectativas de futuro tras tres días de música tomando las calles , en una segunda edición que muestra un festival más consolidado y asentado en el entorno de la Alameda, con recorridos y conciertos más cómodos, que han vuelto a convertir al Monkey Week durante el puente, a pesar del asfixiante calor, en una cita ineludible con la escena independiente , que seguirá dando que hablar en los próximos años.

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